Donostia – Los servicios médicos vascos están viendo cada vez más casos de herpes zóster. Conocido como culebrilla, es una enfermedad que puede afectar a cualquier persona que haya tenido varicela en el pasado. “El zóster aunque no es muy grave en cuanto a mortalidad u hospitalización, sí tiene complicaciones importantes. Es una enfermedad dolorosa y un porcentaje nada desdeñable se queda con neuralgia posherpética, dolor o incomodidad en la zona afectada, que le pude durar varios meses. Es de difícil manejo”, explica Pello Latasa, responsable de Salud Pública de Osakidetza. Aunque no existe un registro específico, Euskadi identifica, atendiendo a las consultas y los criterios clínicos, en torno a 10.000 casos al año.

La vacuna protege frente a la aparición del zóster y frente a sus complicaciones y es por ello que a finales de julio, el Departamento de Salud comunicó que había ampliado el programa de vacunación contra el herpes zóster a las personas de 76 a 80 años, que se suman así a los grupos de riesgo de cualquier edad y a las personas de 65 años, a los que se ofrece la vacuna desde 2022 y comienzos de 2023, respectivamente.

El coordinador de vigilar la estrategia de salud pública reconoce que la incidencia de la enfermedad “lleva en aumento constante durante los últimos años”. “Pero también porque cada vez tenemos más gente mayor, y el incremento del zóster que vemos tiene más que ver con el envejecimiento poblacional, y con los tratamientos”, asegura.

Porque este virus, cada vez más prevalente, provoca una enfermedad que se incrementa con la edad y empieza, sobre todo, a aumentar a partir de los 50 o 55 años, alcanzando su mayor pico en torno a los 85. “Cuando nos infectamos del virus varicela, éste queda acantonado en los nervios y cuando tenemos situaciones inmunes comprometidas, o cuando avanza la edad, puede reactivarse. Esa reactivación del virus, en lugar de producir un cuadro similar a la de la primera infección, como sucede en otras, lo que hace es afectar a la zona nerviosa donde está acantonado el virus. Por eso se le conoce como la culebrilla, porque genera una franja de piel con vesículas dolorosas que pueden estar activas o pueden desarrollarse entre siete y diez días pero que tardan en curarse varias semanas”, aclara este especialista en Medicina Familiar y Comunitaria.

La prevalencia de la enfermedad es muy alta ya que las estimaciones aseguran que prácticamente entre el 30 y el 50% de la población podría padecerla. “Es el 30% a lo largo de toda la vida, y si nos quedamos con los mayores, ahí el riesgo aumenta hasta el 50%”, matiza Latasa. Estos altos porcentajes obedecen a que aproximadamente el 90% de la población ha sufrido varicela.

Los herpes zóster pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo. Por lo general, se detecta una sola franja de ampollas que envuelve el lado izquierdo o derecho del torso, pero también puede aparecer en el entorno de los ojos y ahí ya resulta más peligroso. “Lo normal es que afecte a la zona de la caja torácica porque en la curva de la espalda tenemos los ganglios nerviosos y se suelen acumular los virus. Pero si afecta a la cara y llega a uno de los ojos, resulta mucho más problemático de manejar”, aclara.

El tratamiento que se administra va destinado sobre todo a controlar el dolor. “La culebrilla termina desapareciendo cuando todo va bien. Si no, queda la neuralgia posherpética en la zona de piel afectada y ese área se puede quedar con una sensación dolorosa”, explica.

Vacunación

El Comité Asesor de Vacunas de Euskadi recomendó un programa de vacunación que comenzó con la población de riesgo, se extendió después a las personas de 65 años y se ha ampliado ahora los mayores de entre 76 y 80 años, donde se registra mayor incidencia de casos. De hecho, Euskadi pretendía vacunar a 30.000 vascos de 65 años contra este enfermedad antes de que terminase este ejercicio, con el objetivo de ir añadiendo de manera progresiva a las personas entre 65 y 76 años hasta conseguir la cobertura de la población más vulnerable.

“La vacuna consigue muy buenos resultados. Primero se emitieron una serie de recomendaciones por parte de la ponencia de vacunas y esas recomendaciones se adaptaron a Euskadi. Y recientemente se ha revisado la estrategia de vacunación y se han incluido nuevos grupos de riesgo. Ya desde la primera estrategia se planteaba vacunar preferentemente a los sectores más vulnerables y, cuando esos grupos estuvieran más o menos cubiertos, ir ampliando a las distintas cohortes de edad”, precisa Latasa.

Virus

Una patología muy molesta.

El herpes zóster es una infección causada por el virus varicela-zóster, el mismo que causa la varicela. El riesgo de padecer esta infección aumenta con la edad, sobre todo a partir de los 50 años, especialmente en personas inmunodeprimidas. A pesar de que no sea una enfermedad asociada a una alta mortalidad, puede causar una dolorosa erupción en diferentes partes del cuerpo. Las complicaciones pueden ocasionar discapacidad y una disminución importante de la calidad de vida.

Al detalle

Culebrilla tras sufrir varicela. Las personas contraen culebrilla cuando el virus de la varicela-zóster, que causa la varicela, se reactiva en su cuerpo después de que hayan tenido varicela.

Sin contagio de persona a persona. El herpes zóster no es contagioso. Sin embargo, una persona con herpes zóster puede contagiar de varicela a otra persona que no esté vacunada de la enfermedad o que no la haya tenido. Para evitar la transmisión, ha de cubrirse el salpullido y evitar rascarlo.

Dos vacunas la mejor prevención. Actualmente, hay dos vacunas autorizadas: Zostava, y Shingrix. En Euskadi se administra Shingrix, que precisa dos dosis con un intervalo de dos meses entre la primera inyección y la segunda.