Julio es el mes más caluroso del Estado español desde que hay registros y Gipuzkoa, tan particular e irregular en sus veranos, nos brindó el año pasado un episodio insólito del que acaba de cumplirse un año. Las temperaturas criminales que nos castigaron durante semana y media no se han repetido este año, en el que hemos atravesado la franja del 10 al 19 de julio con máximas que se sitúan, de media, 9,5 grados centígrados por debajo de aquellas.

El jueves se cumplió exactamente un año desde que Gipuzkoa amaneció con un maravilloso día: el 20 de julio de 2022 alcanzamos una temperatura máxima de 24 grados centígrados en el territorio. Un regalo del cielo. Se ponía fin así a un episodio que amenazaba con marcar un antes y un después por estas latitudes, con máximas medias de 36,7 grados durante diez días consecutivos, frente a los 27,2 de ahora en ese mismo periodo.

Mejor olvidar. Fueron diez días con máximas por encima de los 30 grados. Ocho de ellos consecutivos los pasamos por encima de los 35, con dos jornadas mortales que aún hoy cuesta olvidar y han alimentado nuestros fantasmas en la entrada de este verano.

En Debagoiena, el mercurio se volvió loco y estaciones como las de San Prudentzio (Bergara) y Arrasate firmaron temperaturas por encima de los 40 grados los días 17 y 18 de julio. Los 42,9 grados que se alcanzaron esa última jornada siguen marcando la temperatura máxima histórica de Gipuzkoa, seguida de los 40,5 del día anterior y los 40,2 que se vivieron en Hondarribia en julio de 2020.

Un año después, el enorme calor que pasamos el pasado 14 de julio, con una temperatura máxima de 37,2 grados en Beasain (estación de Estanda), se ha quedado como una anécdota, mientras atravesamos el mes de julio con una media de temperaturas máximas de 25,7 grados. Es la media de las temperaturas máximas que habríamos tenido que soportar si hubiéramos ido eligiendo día a día el punto más caluroso del territorio durante los primeros 21 días del mes. Ese mismo ejercicio en julio de 2022 nos habría hecho padecer máximas de 30,9 grados de media. Una locura.

Estas diferencias entre temperaturas máximas no son tan acentuadas en zonas costeras, que el año pasado sobrellevaron mejor el tremendo calor. De hecho, si tomamos como referencia la estación donostiarra de Miramon, en los primeros 21 días de julio de 2022 las máximas diarias marcaron una media de 26,5 grados frente a los 22,4 de este año. La diferencia aquí es menor, pero notable aún así.

Julio del presente 2023 nos ha dado apenas un par de sustos. El sopapo del día 14, aislado, y un único día más por encima de los 30 grados de máxima. Nos referimos a los 31 que se registraron el día 10 en la estación meteorológica de San Prudentzio, en Bergara. Y es que las temperaturas máximas registradas en los últimos años en el territorio se reparten por zonas muy concretas.

La 'sartén' de gipuzkoa

Históricamente, el embalse de Ibai Eder, en Azpeitia, la zona de Goierri también y otros puntos del interior han marcado temperaturas muy elevadas, pero la palma se la lleva últimamente la estación meteorológica situada en la zona del embalse de Urkulu, en Aretxabaleta, también la de San Prudentzio, en Bergara, y de vez en cuando la de Arrasate, lo que parece situar a la comarca de Debagoiena como la sartén de Gipuzkoa.

En el extremo opuesto podríamos citar varios puntos, pero por su altitud, la estación meteorológica situada en Bidania Goiatz, por encima de los 500 metros, marca las máximas más bajas del territorio. Este año estaríamos hablando de temperaturas tope de 20,7 grados de media en este punto, frente a los 23,7 de 2022. Y eso no quiere decir que el año pasado en Bidania-Goiatz no se sintiese aquella ola de calor, pero sí que el fresco comienzo de mes vivido entonces moderó la media.