Dime cómo hablas, y te diré quién eres. Una entrevista de trabajo de entre 30 y 40 minutos es suficiente. El ordenador registra nuestra forma de expresarnos. Y al instante, solo pulsando un botón, el entrevistador ya tiene un detallado informe sobre nuestra personalidad, y puede saber en qué grado somos introvertidos, ordenados, disciplinados, aventureros o justo lo contrario; y ponernos nota en hasta 35 características de personalidad que nos diferencian del resto de candidatos.
No es ciencia ficción, ni un programa experimental que se desarrolla en San Francisco. Es IA Select, una herramienta de Inteligencia Artificial que utiliza ya LKS Consulting en las entrevistas de trabajo y que ha sido desarrollada y entrenada durante dos años en colaboración con la firma guipuzcoana Kevo Technologies, con sede en Oiartzun.
Visitamos la sede de LKS Consulting en el parque tecnológico de Zuatzu, en Donostia. Su director de Consultoría de Personas, Ander Sansinenea, es experto en sistemas de gestión de personas y modelos organizativos, y nos explica el funcionamiento de este sistema basado en los personality insights y la hipótesis léxica, una corriente psicológica demostrada como válida ya por la IA.
“Técnicamente sería muy fácil dejar todo el proceso en manos de una máquina, pero éticamente no puedes hacerlo”
La clave son las palabras que empleamos y la sintaxis de nuestras frases durante la conversación. Son ellas las que nos desnudan ante la máquina. “Es decir, una persona extrovertida usa más unas palabras y otras menos. Y quienes tiene mucha autodisciplina usan unas y no otras”. Sansinenea asegura que la de LKS es la única herramienta de este tipo desarrollada en el ámbito de la selección de personal y entrenada en lengua castellana. El próximo reto será lograr esta herramienta en euskera.
El sistema ofrece múltiples posibilidades. Podríamos elegir el tipo de empleados que buscamos, a la carta, si sabemos lo que queremos. Podríamos analizar los rasgos diferenciales en la personalidad de los que consideramos los mejores trabajadores de una empresa, como ya ha hecho la firma guipuzcoana Bellota, determinar sus rasgos característicos de personalidad, los que diferencian a sus mejores trabajadores de la media, y buscar esos mismos perfiles de personalidad en los nuevos candidatos.
En el caso de Bellota, IA Select detectó que “hay rasgos en los que no hallas diferencias entre estos trabajadores sobre la población general, pero sí estaban claramente por encima de la población general en necesidad de logro, muy alta; modestia, muy alta; y una autodisciplina muy dura. Y luego, dos de tres colectivos, eran gente muy ordenada, nivel de actividad alto, gente cautelosa, responsable y competente. Y, por el contrario, mostraban valores por debajo de la población general en impulsividad, muy baja; sentimiento de ira, muy baja; y, por tanto, son trabajadores con una sensación de paz muy grande respecto a ellos mismos y el mundo, y su vulnerabilidad al estrés es también muy baja. Es decir, son capaces de gestionar muy bien el estrés”.
Esta herramienta aplicada en un proceso de selección, por tanto, podría no ir en busca del que más sabe, sino del candidato que se ajuste como un guante a lo que ya sé que me funciona. Un cambio de paradigma, pero objetivable mediante la Inteligencia Artificial. La primera reacción de los entrevistados es de miedo”, reconoce Sansinenea, pero “lo que hacemos es tranquilizar a la gente y decirle esto nos va a ayudar a tomar mejores decisiones. Es beneficioso para todos”.
Eso sí, “la selección de personal nunca debe hacerla la máquina sola. Éticamente no puedes hacer eso, pero técnicamente sería muy fácil dejar todo el proceso en manos de una máquina”, asegura el director de consultoría de personas de LKS.
IA Select ha sido desarrollado por una empresa de Oiartzun y es el único sistema entrenado para este ámbito en lengua castellana
Los resultados son asombrosos y ya se están grabando entrevistas en vídeo y audio para desarrollar una herramienta que pueda determinar los rasgos de personalidad de los candidatos a través de la “tonalidad de la voz”, o mediante nuestros “microgestos”.
“Esto es algo que se está desarrollando en colaboración con la Universidad Autónoma de Madrid, más el Instituto de Ingeniería del Conocimiento, que depende de la Universidad Autónoma de Madrid, “porque ellos tienen dos catedráticos que están investigando sobre eso”, explica Sansinenea, y “aportaría nuevas fuentes de información.
El día que IBM comprobó que esto se cumplía, abrió la veda. Buscó una serie de empresas colaboradoras y les dejó que jugasen con su juguete, a ver qué se les ocurría. Y a partir de entonces, la teoría de la hipótesis léxica ha tenido varias derivadas.
Detectar futuras estrellas
Kevo Techonologies y LKS han desarrollado la suya propia en el ámbito de la selección de personal a partir de una exinvestigadora de IBM. El camino elegido por el gigante norteamericano, sin embargo, ha sido otro y redirigió su investigación a “detectar con antelación gente que aún no es influencer, pero puede serlo o tiene grandes posibilidades de serlo”, explica Sansinenea.
Es decir, a través de cómo nos expresamos en las redes sociales, la multinacional norteamericana es capaz de detectar si nuestro hijo o hija podría llegar a ser un influencer en el ámbito de la moda en el futuro. “Y eso para las marcas comerciales es muy interesante, porque no es lo mismo negociar con Cristiano Ronaldo a los 16 años que a los 25. A los 16 te va a salir más barato”, señala Sansinenea. IBM vende esa información a las empresas.
La búsqueda del candidato perfecto de la mano de la Inteligencia Artificial abre un horizonte inmenso. “Sabemos que hay empresas que están usando estos algoritmos de forma automática para procesos de selección masivos. Los candidatos hablan con un chatbot, y éste te dice, de 1.000 candidatos, qué 10 merecen la pena y el resto son eliminados por un algoritmo. Eso no es defendible por nuestra parte”, asegura.
“Imagínate que has tenido un accidente en el camino, y llamas diciendo que llegarás tarde; vendrás nervioso; la máquina no sabe qué te ha pasado. Yo sí tengo la capacidad de poner eso en contexto. Pero la máquina nos aporta otras cosas. Yo soy consciente de algunos sesgos propios. De qué tipo de personas me resultan más atractivas. Y aunque sea consciente de esos sesgos, realmente quizá no llegue a controlarlos, porque las personas somos bastante emocionales. La IA, sin embargo, no sabe si esa persona que tengo delante me resulta atractiva a mí y me ayuda a tomar decisiones de manera más limpia”, señala.