El barco de salvamento Aita Mari, perteneciente a la ONG española Salvamento Marítimo Humanitario (SMH), continúa su viaje hacia el puerto de Salerno (Nápoles sur), en Italia, donde mañana tiene autorizada su llegada y el desembarco de los 172 migrantes rescatados el jueves de una embarcación que navegaba a la deriva al suroeste de la isla italiana de Lampedusa.

Esta pequeña isla del Mediterráneo ha sufrido en sólo 24 horas una nueva oleada de llegadas de barcazas, lo que ha provocado que unos 1.100 migrantes se encuentren hacinados en el centro de acogida de la isla.

Según los medios, tras la llegada durante la mañana de ayer de 249 migrantes, rescatados cuando iban en siete barcazas, en el pequeño centro de acogida con capacidad para unas 300 personas se encuentran 1.119 personas, a pesar de que cada día se traslada a unas 400 a otras localidades de Sicilia.

El Gobierno de la ultraderechista Giorgia Meloni, que declaró el estado de emergencia por migración, puso en marcha un plan de traslado inmediato de los migrantes que llegan a Lampedusa para evitar hacinamientos, pero el ritmo de llegadas de los últimos días no permite que el centro de acogida mantenga su capacidad de 400 personas.

Mientras, ayer se contabilizaron 649 migrantes llegados a la isla procedentes de Túnez, Malí, Costa de Marfil, Senegal, Guinea, Gambia, Burkina Faso y Camerún.

Según los datos aportados por el Ministerio del Interior italiano, hasta ayer han llegado a las costas 59.767 migrantes, frente a los 25.795 del mismo periodo del año pasado. Más del doble.