Como si de un mal endémico se tratara, buscar una vivienda de alquiler de dos habitaciones por debajo de los 800 euros en Donostia resulta misión imposible. Una tozuda realidad que ha salido a colación en más de una ocasión este lunes en el Parlamento Vasco, donde el Consejo de la Juventud de Euskadi (EGK) ha hecho una lectura crítica de la nueva estrategia para favorecer la emancipación juvenil en Euskadi.

Agradecen que el Gobierno Vasco les haya colocado “en el centro de la agenda pública”, pero le piden más ambición a la hora de abordar un problema “estructural”. Entre otras cuestiones, porque entienden que las ayudas que contempla la estrategia pueden revelarse ineficaces a largo plazo mientras no haya un control del precio “disparado” de la vivienda de alquiler.

Esos 800 euros, por debajo de los cuales se antoja tan compleja una vivienda en Donostia, es la cuantía máxima que contempla el programa Gaztelagun, el plan de ayudas al alquiler de una vivienda libre ubicada en la Comunidad Autónoma del País Vasco. El precio medio que pagan las personas que viven de alquiler en la capital guipuzcoana es de 948 euros, y en torno a 1.100 en zonas como Aiete o El Antiguo. Donostia sigue siendo la capital más cara de Euskadi (791 euros en Bilbao y 673 en Gasteiz).

“Las ayudas pueden valer a corto plazo, pero lo que hace falta es limitar los alquileres”, ha defendido la presidenta de EGK, Iratxe Uriarte Eiguren, que ha comparecido en la Comisión de Políticas Sociales y Juventud junto a Ane Elizegui, técnica de vivienda. Representan a un consejo configurado por diferentes movimientos, el punto de encuentro de unas 60 asociaciones en Euskadi. La voz y el sentir de la juventud vasca.

Son las nuevas generaciones -Millennials (1981-1993), y la llamada Z (1994-2010)- las que piden abrirse paso en un contexto de crisis sucesivas que han impactado de lleno en sus proyectos vitales, con un parque de vivienda “inaccesible e insuficiente”, y un mercado laboral en el que tanta “rotación” por trabajos temporales impide asentar proyectos vitales.

Reducir la edad media de emancipación

El Gobierno Vasco se ha propuesto reducir en una década la edad media de emancipación a los 28 años -actualmente está en 30-, de tal manera que la mitad de los jóvenes estén independizados para entonces. Con ese fin, una de las principales novedades va dirigida a aquellos que tienen entre 25 y 29 años, que podrán acceder a partir del año que viene a una ayuda mensual de 300 euros, que se podrá alargar durante dos años.

Una cuantía que estará disponible para todos los que tengan una renta inferior a 28.000 euros en la Comunidad Autónoma Vasca. “Agradeciendo el trabajo que se está haciendo, nuestras aportaciones son críticas por que, a pesar de los avances, las medidas y leyes destinadas a la juventud deben ser excelentes”, ha defendido Eiguren.

Y para demostrar que no siempre es así, recuerdan que el 16% de los jóvenes que por fin consiguen emanciparse en Euskadi se ven ante la tesitura de tener que regresar al cabo del tiempo al hogar de sus padres, ahogados por unos gastos diarios a los que finalmente no pueden hacer frente. “Hace falta aumentar el parque público de vivienda. La inversión actual en esta materia es de un 0,2%, cuando debería colocarse por encima de 1% para acercarnos a los registros de Europa. Euskadi está bien situada en vivienda protegida respecto al Estado, pero si miramos a Europa estamos a la cola. No podemos compararnos con quienes están peor”, ha defendido Elizegui.

“Estamos hablando de un grave problema, con 12.000 jóvenes inscritos en Etxebide, mientras que en los tres últimos años solo han podido acceder a una vivienda 4.000”, ha denunciado. “Las jóvenes nos estamos yendo a los márgenes de las ciudades, donde los pisos son solo un poco más bajos. Se ha pasado de vivir donde más o menos quieres a donde puedes”, lamenta la técnica de vivienda, que ha solicitado a la Administración que no normalice destinar más de un 30% de los ingresos en materia de vivienda.

Como refleja un estudio del Observatorio vasco de la juventud, los jóvenes vascos de 25 a 29 años tienen un sueldo medio de 1.273 euros, un salario que está “muy lejos del importe necesario para poder acceder a la vivienda”, sobre todo en las capitales y en municipios costeros “que sufren la presión de la compra por segunda vivienda”.

Esfuerzo inversor

Esto obliga a los jóvenes a “hacer un esfuerzo inversor que prácticamente duplica al considerado normal en el mercado libre”. En concreto, los jóvenes vascos deben dedicar el 58% de su sueldo a pagar la hipoteca de la vivienda o el 54 % si están el alquiler. El esfuerzo recomendado es del 30% del salario, que es el porcentaje que el Gobierno Vasco fija como límite en el caso del parque de viviendas públicas.

Entre otras medidas, el Consejo de la Juventud de Euskadi pide “movilizar la vivienda vacía con la activación de un canon”. El Gobierno Vasco calcula que en Gipuzkoa podría haber actualmente alrededor de 2.700 viviendas a las que les podría ser aplicable el canon municipal de vivienda vacía regulado por ley en Euskadi. Los ayuntamientos de las capitales vascas ya han reconocido que la medida no podrá ejecutarse en ningún caso antes de 2024, aunque en municipios como Donostia ya se impone un recargo en el IBI a los propietarios de los pisos desocupados. Este año se antoja clave en la elaboración de los censos de viviendas desprotegidas.

“Hacen falta más viviendas colaborativas, dotacionales y en cesión de uso”, defiende la presidenta de EGK, para quien Catalunya es un ejemplo a seguir en ese sentido. El problema del ladrillo, junto al cambio de modelos familiares han favorecido esta alternativa, la llamada vivienda cooperativa en cesión de uso. Una organización cooperativa y sin ánimo de lucro, impulsada por las propias usuarias, con el fin de proveer vivienda digna a un precio asequible. Un modelo que concibe la vivienda como un bien de uso y no de inversión.