La transformación digital de los centros y el impulso a la formación dual son las principales claves que rigen el VI Plan Vasco de Formación Profesional aprobado en febrero por el Consejo de Gobierno y que constituye la hoja de ruta que seguirá en los próximos años la FP vasca. El objetivo principal es, en palabras del consejero de Educación Jokin Bildarratz, “preparar al alumnado para responder a entornos laborales desconocidos”. 

Con el fin de anticiparse a las nuevas necesidades que van a surgir en el futuro mercado laboral, donde algunas profesiones desaparecerán al tiempo que surgirán nuevas oportunidades de la mano de la inteligencia artificial, el plan contempla la creación de 70 aulas interactivas, 40 aulas aplicarán tecnología inmersiva y se crearán 15 laboratorios en ciberseguridad. Todo ello supondrá una inversión de más de 500 millones de euros. 

En Euskadi, este curso 7.542 corporaciones acogen a 11.449 alumnos de dual y se prevé que en 2025 el número de organizaciones implicadas ascienda a 25.000

Totalmente dual en 2025

En cuanto a la formación dual, el plan vasco contempla pasar del 30% al 100% del alumnado para el curso 2025/2026, gracias a la implicación de 25.000 empresas, frente a las 7.542 corporaciones que este curso acogen a 11.449 alumnos. Será un proceso gradual. Así, de cara al próximo curso (2023/2024) se proyecta que la mitad del alumnado en FP esté en dual, para pasar al 70% el curso 2024/2025 antes de que desaparezcan los ciclos formativos tradicionales.

Uno de los centros guipuzcoanos donde se observa una firme apuesta por esta modalidad es Tolosaldea Lanbide Heziketa Institutua; no en vano, desde incorporaran ciclos duales a su oferta hace ya 10 años, el número de alumnos se ha incrementado exponencialmente, pasando de 12 estudiantes en el curso 2012/2013, a los más de 60 que cursan en la actualidad un total de nueve ciclos diferentes. 

Todo ventajas

Jose Manuel Tolosa, responsable de Dual en Tolosaldea LHII , subraya que “en el futuro se prevé que todo alumno que se matricule en la FP realice sus estudios bajo el sistema dual, y lo haga desde el primer año”. 

A juicio de Tolosa, en el sistema dual todo son ventajas, y no solo para el alumnado, sino también para las empresas e, incluso, los propios centros de formación. En el caso de los estudiantes, “les abre la oportunidad a aplicar los aprendido en el aula en un entorno real de trabajo, posibilitándoles obtener una interesante experiencia profesional, lo cual mejora su empleabilidad”, observa. 

Además, puntualiza que “quienes optan por formaciones duales, reciben una retribución proporcional al tiempo de trabajo según el contrato o convenio, e inician su vida laboral cotizando a la Seguridad Social”. 

Con respecto a los centros formativos, Tolosa se congratula de que la formación dual es primordial para “tener información de primera mano sobre las necesidades del mercado laboral actual”, y añade que “es una herramienta para estrechar el vínculo entre centro y empresa”.

A las empresas que acogen alumnos de dual, por su parte, les permite “preparar profesionales cualificados adaptados a sus necesidades, así como formarles en sus propios procesos y cultura empresarial, incrementando la competitividad de la organización”, aclara. Además, insiste, “le permite darse a conocer incrementando el número de candidatos interesados en desarrollar su carrera profesional en dicha empresa, lo cual le facilita garantizar el relevo generacional”. 

¿Cómo lo perciben en las empresas?

En la empresa Marie Brizard Wine and Spirits ubicada en Villabona acogen en este momento tres estudiantes de dual, que cursan sus estudios (Programación de la producción en la Fabricación Mecánica, Ciclo Superior en Administracion y Finanzas, y Procesos y Calidad de la Industria Alimentaria) en los centros Tolosaldea LHII, Don Bosco y Usurbilgo Lanbide Eskola. 

Para Elisabeth Soto, responsable de tutorizar la estancia de los alumnos en esta organización, “además de facilitarnos personal cualificado, también nos permite conocer las expectativas que tienen las nuevas generaciones sobre nuestra empresa. Los alumnos y futuros trabajadores y trabajadoras quieren saber qué les puede aportar la empresa en todos los sentidos, tienen expectativas ya no solo económicas, sino de desarrollo, y la organización, a su vez, debe saber dar respuesta a estas expectativas y adaptarse a esta nueva forma de entender la empresa y las relaciones laborales si queremos captar y retener el talento en nuestras organizaciones”. 

En la papelera Voith Paper de Ibarra acogen cada año entre cinco y siete estudiantes de diversas titulaciones como Mecatrónica, Mecanizado, Soldadura, Administración y Finanzas o Prevención de Riesgos Laborales. Según Antonio Leiva, quien ejerce de enlace entre la empresa y el centro de estudios, uno de los principales beneficios que extraen de la experiencia con los estudiantes es que “aportan ideas, motivaciones e inquietudes frescas”. Otra de las bondades de la colaboración con los centros que subraya Leiva es que les permite ser reconocidos entre la gente joven. “Para nosotros la colaboración dual es una forma de vender nuestra marca entre los centros educativos de la comarca, algo fundamental para la estrategia de recursos humanos a de la compañía a largo plazo”, apunta. 

Asimismo, dado que la estancia suele ser de un año, y en algunos casos de dos, “la empresa tiene ocasión de comprobar si el estudiante es el candidato apto para formar parte de la cultura de la empresa. Y, además, nos permite balancear la edad media de la empresa”. 

Una inversión a futuro

Salta a la vista que los beneficios de este sistema son múltiples y diversos, pero no se puede obviar el esfuerzo que supone incorporar estudiantes en la estructura empresarial: “Requiere un gran esfuerzo de mentoring y supervisión interna a nivel empresarial, pero la empresa lo toma como algo natural. Es parte de la inversión que tenemos que hacer para adaptar a los estudiantes a la compañía y que esta sea sostenible a futuro. Sirve también para inculcar la cultura de la empresa o generar nexos entre estudiantes y el personal de cara a formar parte de la plantilla”, reflexiona Leiva.

Soto, por su parte, reconoce que aunque “exige una importante dedicación por parte del tutor o tutora de empresa, en nuestro caso, y hasta el momento, esa dedicación ha dado muy buenos resultados”.