El cáncer de colon se cobró 549 vidas en 2020 en Euskadi y 169 en Gipuzkoa: una cada dos días en nuestro territorio. Su mortalidad cuadruplica a la de los accidentes de tráfico. Es, de hecho, el tumor más frecuente y el segundo en mortalidad en Euskadi, por detrás del de pulmón, si consideramos ambos sexos. Son cifras inquietantes, pero paliadas en buena medida por el programa de cribado para la detección precoz de Osakidetza, que cumple 14 años en funcionamiento y es la envidia en el Estado español y referente en Europa.
Cada país tiene sus taras y sus fuertes. Y la detección y tratamiento del cáncer de colon es uno de nuestros motivos de orgullo de Euskadi. Las cuentas salen y por eso Osakidetza ha hecho este viernes, Día Mundial contra el Cáncer Colorrectal, un llamamiento a la población para que acuda a revisarse las cañerías a partir de los 50.
Son cientos de vidas las que ha salvado este programa de cribado en 14 años, pero es que además el coste medio del test de sangre oculta en heces es de alrededor de 2 euros; mientras que el coste medio del tratamiento de un cáncer colorrectal supera los 27.000 euros, sin contabilizar las nuevas terapias biológicas y los tratamientos neoadyuvantes.
Detectar un cáncer de colon de forma precoz nos lleva a tratamientos menos agresivos cuando se detecta un carcinoma de forma temprana, pero es que además entre un 5 y 10% de los pólipos que nos detectan y extraen podrían convertirse en un cáncer.
Desde el año 2009 se han detectado 36.616 pólipos y 4.231 cánceres, el 70% precoces, reduciendo un 25% la mortalidad
Y desde 2009 se han detectado 36.616 pólipos y 4.231 cánceres invasivos, el 70% en estadios iniciales. Un 25% de ellos en fase muy precoz, que solo con endoscopia o la cirugía se curan. La detección precoz, según Osakidetza, reduce en más de un 90% la mortalidad.
Todo cuadra y la población lo ha entendido. Las cifras de participación en estos cribados en Euskadi son también de referencia en Europa. No solo es que en Euskadi toda la población diana, los hombres y mujeres de entre 50 y 69 años, sean invitados a estas pruebas desde el año 2017, sino que un 72% acude a realizárselas (64% en Europa). Y en Gipuzkoa, un 73,7%.
Los hombres son los que más incidencia y mortalida registran y los que menos pruebas realizan
La tasa de invitación de este programa en el Estado español no alcanza el 50% fijado como objetivo para 2015 por el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud. Se sitúa, de hecho, en el 44,2%. Y para colmo, solo un 46,9% acude a ellas. La recomendación europea es que se incluya en estos programas a más del 95% de la población diana y acuda más de un 65%. Euskadi lo supera con creces.
Cuando no hay síntomas
Estos cribados tienen una doble vertiente. Detectan muchos cánceres en su fase asintomática, y aunque eso eleva la incidencia, por un lado: más de 2.000 nuevos casos cada año y seis al día en Euskadi; por otro, esa detección precoz hace que el diagnóstico mejore muchísimo. Se calcula que cerca de un 70% de los enfermos de cáncer de colon sobrevive a los cinco años en nuestro territorio. Un 64% en el Estado y un 57% en Europa.
Las simulaciones a 30 años realizadas para medir el grado de eficiencia de estos cribados, prevén, de hecho, una reducción de la incidencia del 16,3%, mientras que actualmente en el Estado español la incidencia aumenta un 2,4% cada año a día de hoy. Lo que supone un incremento de alrededor de 600 casos más cada año, con respecto al anterior.
La dieta y los hábitos de vida son determinantes y el 70% de los afectados no tiene antecedentes familiares
Los motivos que pueden explicar esta tendencia ascendente hasta ahora son los hábitos dietéticos y el estilo de vida, así como la mayor longevidad de la población y el reciente desarrollo de mejores técnicas diagnósticas. Un 70% de los afectados, de hecho, no tiene antecedentes familiares.
Los factores más influyentes en su aparición son, fundamentalmente, la alimentación y el estilo de vida: el tabaco, consumo de carne roja, de carne procesada, el alcohol o el sendentarismo aumentan la probabilidad de desarrollo de estos cánceres. Por el contrario, una alimentación rica en verduras y frutas, el ejercicio físico o evitar el sobrepeso son factores protectores.
El riesgo de padecer cáncer colorrectal también es tres veces mayor si hay antecedentes de cáncer de colon o recto en dos o más parientes de primer grado (padres, hermanos o hijos).
Una historia de éxito
El Programa de Cribado de Cáncer Colorrectal (PCCR) fue aprobado en el 2008 a propuesta del Consejo Asesor del Cáncer de Euskadi y se puso en marcha en 2009, dirigido a todas las personas entre 50 y 59 años, lo que actualmente afectaría a una base poblacional de 624.471 personas (304.236 hombres y 320.235 mujeres).
Hay que destacar que en los hombres, tanto las lesiones avanzadas con los cánceres, han supuesto más del doble de casos que en mujeres, y son precisamente estos los que menos participan en los cribados, un 68% de los convocados frente a un 74% de las mujeres. Es por ello que Osakidtetza recuerda a este colectivo la importancia de participar en el programa de detección precoz.
Osakidetza admite que si bien la pandemia de covid-19 y sus sucesivas olas supusieron “una ralentización de las invitaciones”, a repercusión en la participación ha sido leve y en el 2021 y 2022 se han ido recuperando la actividad y la participación. Para este año se espera “una puesta al día en todas las organizaciones”.
El 64,4% de los cánceres invasivos detectados por estos programas corresponden a hombres y el 35,6% a mujeres
En estas pruebas, se detecta un cáncer a 1,6 de cada mil participantes y un adenoma o pólipo a 25 de cada 1.000, pero su efecto es una reducción de un 25% de la mortalidad en cáncer de colon y se cree que reducirá un 21% los años de vida perdidos.
El 64,4% de los cánceres invasivos detectados por estos programas corresponden a hombres y el 35,6% a mujeres. El objetivo del cribado es la detección precoz de la enfemeda en su fase asintomática para, de esta manera, permitir un tratamiento más efectivo o sencillo. Conseguir una participación del 68% en personas que se invita por primera vez, a los 50 años (son los que menos acuden) y aumentar la participación en hombres de todos los grupos de edad son los retos inmediatos.
Goierri y Bidasoa, la cara y la cruz
La mayor participación en estos cribados dentro de Gipuzkoa se produce en la zona de Goierri y Urola Garaia, en cuya organización sanitaria (OSI) se rozó el 80% en 2017, seguido de Debabarrena (78,55%) ese mismo año. Debagoiena también alcanzó picos del 77%, pero más irregular, y en 2019, previo a la pandemia, el nivel de participación bajó hasta el 70%. Ese año en Goierri, acudía a realizarse la prueba el 78,2% de los invitados, mientras que en Donostialdea iba el 73%, en Debabarrena el 73,2%, Tolosaldea el 72,3%, Debagoiena el 70% y Bidasoa, a la cola, el 67,1%. Solo la zona de Bilbao-Basurto (66%) tuvo una participación menor. También se detectan diferentes notables en función del centro de salud.
Salvo la caída de 2019 y la posterior debida a la pandemia, las tasas de participación en estos cribados aumentaron entre 2009 y 2018 debido a la incorporación de personas que en rondas anteriores no habían participado. Por otra parte, los participantes regulares (que habían participado en rondas anteriores) han ido también en aumento, registrándose más del 96% en tercera y cuarta ronda. Sin embargo, se siguen observando diferencias significativas entre mujeres y hombres. Ellos participan menos a pesar de tener mayor riesgo de tener lesiones premalignas y malignas.