Se encontraba ante una imagen “amenazante” de la Diócesis, e incluso le llegaron a decir: ¿Pero cómo vas a ir ahí? Tres meses después de su toma de posesión como obispo de Donostia-San Sebastián, Fernando Prado Ayuso (Bilbao, 28 de agosto de 1969), se muestra tranquilo y “contento” con el escenario que ha encontrado al mando de una comunidad cristiana en la que descarta que "exista o haya existido" fractura alguna tras el paso de Jose Ignacio Munilla. “Me he encontrado una comunidad magnífica, una diócesis mejor que la que decían los profetas de calamidades”, ha declarado a los medios de comunicación durante un desayuno informativo en el Seminario, donde ha hecho balance de sus cien primeros días en el cargo. 

En estos primeros compases de su gestión, parece decidido a pasar página. "¿Fractura? Ese diagnóstico era falso. La realidad es sinfónica. Es cierto que puede haber diferentes sensibilidades, pero la Iglesia está más sana de polaridad que la propia sociedad", ha insistido. "La vida es tensión y conflicto, y lo más importante es lo que nos une. Cuanto más polarizados estamos, más olvidamos el bien común", ha reflexionado.

Están siendo días “muy intensos” de trabajo para Prado, que ha mantenido encuentros con diferentes instituciones y cargos públicos, como el alcalde de Donostia, Eneko Goia. Una agenda apretada que todavía no le ha permitido conocer a todos los sacerdotes de la diócesis. El nuevo obispo se muestra cercano, con un discurso de mano tendida. “Gracias por acercaros, espero que no sea para profundizar en nuestros pecados, que los tenemos, pero creo son más las luces que las sombras”, ha señalado sonriente.

Una de sus primeras tareas a la hora de gobernar la diócesis ha sido poner “orden mental en su vida”. Y el resultado de esa reflexión ha sido introducir cambios en su equipo de gobierno. “Me parecía que era demasiado masculino y clerical”, algo que ha querido corregir con la incorporación desde mañana mismo de "dos mujeres y dos laicos, tres personas". Se trata de la religiosa de la Compañía de María, Arantza Odriozola; Lucía Alberro, anterior secretaria canciller de la Diócesis y profesora de la Universidad de Deusto, junto a José Emilio Lafuente, secretario General de Cáritas Gipuzkoa. El nuevo obispo busca imprimir así una “sensibilidad femenina y laical” a su nuevo equipo. 

Se define como un hombre tranquilo y de longitud de onda que se ha propuesto “callejear”, buscar el contacto con las personas. “Nadie te enseña a ser obispo, y me gusta que me conozcan”, ha dicho con humildad. “La verdad es que he sido muy bien recibido. La gente tiene muchas expectativas conmigo y creo que les voy a defraudar”, ha bromeado. “Tienen ilusión por estrenar obispo, y aunque es verdad que hay que actualizar el evangelio, somos tradicionales”, ha señalado para descartar grandes cambios. 

Con respecto a la situación económica de la diócesis, Prado ha indicado que no existe ningún problema y hay recursos suficientes para continuar realizando su labor. “Afrontamos nuestras deudas con los bancos y parroquias. De hecho, es conveniente tener bienes escasos. La pobreza nos ayuda a ser mejores”, ha indicado.