Todavía hoy solamente una de cada tres personas cuenta con acceso a agua potable salubre. Es decir, más de 2.000 millones de personas en todo el mundo carecen de este recurso vital y no pueden disfrutar de él ni en sus casas, ni en escuelas, centros de salud, granjas o fábricas. Estos datos, sumados a otros igualmente preocupantes, han llevado a la Organización de Naciones Unidas (ONU) a incluir en el sexto puesto de su listado de Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para el año 2030, que la totalidad de la población mundial pueda acceder a redes de saneamiento gestionadas de forma segura.

No obstante, desde la entidad asumen y lamentan que aún nos encontramos muy lejos de poder cumplir dicho objetivo. Además, las problemáticas relacionadas con el ciclo del agua socavan el avance del resto de ODS, ya que afectan directamente a ámbitos como la educación, la salud o la igualdad de género.

Por todo ello, y con motivo del Día Mundial del Agua, que se celebra hoy, la ONU ha lanzado una campaña que pretende movilizar a la ciudadanía para acelerar el cambio que posibilite resolver la crisis del agua y del saneamiento en el mundo.

Persiguiendo alentar a la población a ser parte de ese cambio, la ONU ha utilizado una antigua fábula. Esta cuenta la historia de un colibrí que, ante un incendio en el bosque en el que habita, en lugar de huir, como hace el resto de animales, decide intentar acabar con el fuego obteniendo agua del lago. Ante las risas que provoca en los demás, el pájaro declara que hace lo que puede.

Mediante este relato la ONU pretende visibilizar que, al igual que el colibrí, todos podemos ser parte del cambio que queremos ver en el mundo y que las acciones que llevemos a cabo de forma individual, por pequeñas que sean, contribuirán a resolver la crisis del agua.

La ONU ha publicado un listado de compromisos que cada ciudadano puede adquirir para contribuir a resolver la crisis

Dando un paso más, la Organización de Naciones Unidas propone un listado de compromisos que cada individuo puede adquirir para aportar su granito de arena a la resolución de esta preocupante crisis. Por ejemplo, acciones tan básicas como ahorrar agua, acortando el tiempo que invertimos en la ducha o cerrando el grifo mientras nos enjabonamos. Y otras que no lo son tanto, pero que igualmente puede realizar gran parte de la ciudadanía, como consumir productos de cercanía y cultivados o elaborados con poca agua, o reparar posibles fugas en las tuberías, para evitar desperdicios.

El origen del Día Mundial del Agua

El origen del Día Mundial del Agua se remonta a la Conferencia que la ONU organizó en 1992 en torno al Medio Ambiente y el Desarrollo. Conocida también como la Cumbre de la Tierra, tuvo lugar en Río de Janeiro (Brasil) y durante su celebración se reconoció que el agua dulce constituye un recurso limitado y esencial para la vida. Además, se llevó a cabo una llamada a la acción para hacer frente a todas las problemáticas relacionadas con la misma.

Así, en 1993 la ONU estableció que el 22 de marzo se celebraría el Día Mundial del Agua, para concienciar a la población acerca de la importancia de este recurso vital y de la necesidad de gestionarlo de forma sostenible. Desde entonces ha desarrollado cada año campañas mundiales que pretenden fomentar el avance en la protección y gestión de este derecho básico.

En esta ocasión, la celebración del Día Mundial coincide con el arranque de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Agua de 2023, que se va a celebrar estos días en Nueva York. Es la primera vez desde 1977 que se lleva a cabo un evento de este tipo, siendo su objetivo principal elaborar una agenda de acción para lograr que el acceso al agua potable sea una realidad para toda la población mundial.

¿Sabías que...?

25% de la población mundial no tiene acceso a agua potable

Tres de cada diez personas carecen de acceso a servicios de agua potable seguros y seis de cada diez a instalaciones de saneamiento gestionadas de forma segura.

Los países mas vulnerables son China y aquellos ubicados en el África Subsahariana y América Latina.

Se calcula que más de 800.000 personas mueren cada año por enfermedades atribuidas directamente al agua no apta para el consumo, a una saneamiento inadecuado y a prácticas de higiene deficientes.

La ONU ha alertado de que para 2050, más de 5.000 millones de personas podrían tener problemas de acceso a este recurso básico.