La movilidad residencial juvenil aumenta en Gipuzkoa, con especial incidencia en su capital, que ha perdido durante la última década un total de 564 jóvenes en favor del resto de localidades del entorno. Son Astigarraga, Errenteria, Hernani y Pasaia los municipios que más donostiarras han recibido en los últimos años. 

Así lo recoge el estudio Movilidad residencial de la juventud en Gipuzkoa (2010-2020), un informe realizado por la dirección de Juventud de la Diputación Foral, que analiza uno de los principales quebraderos de cabeza de este sector de población, como es su emancipación. Se sitúa en Euskadi por encima de los 30 años, una edad que el Gobierno Vasco se ha propuesto adelantar a los 28, con ayudas destinadas a este fin que está previsto activar “en menos de un año”. Sin duda, todo impulso para facilitar proyectos vitales se antoja necesario. 

El descenso de población es generalizado a lo largo y ancho de Gipuzkoa. Muy pocos municipios tienen hoy más jóvenes que hace una década. El territorio ha perdido en este tiempo 25.000 habitantes de entre 18 a 34 años, lo que supone un 17,5% menos.

Una caída que no consigue evitar el saldo positivo de jóvenes procedentes de fuera de Gipuzkoa, con una tendencia que “es previsible que se mantenga en el futuro”. Menos juventud, y con dificultades para independizarse en el territorio. Para calibrar hasta qué punto, el estudio se vale de los cambios residenciales registrados en el censo de población más joven, lo cual ofrece una aproximación “adecuada a la problemática, nunca antes realizada”. 

Movimientos internos

Atendiendo a los movimientos internos de la juventud, uno de los aspectos más relevantes es que Donostia ha perdido más de 500 jóvenes con respecto al resto de municipios. A este respecto, el informe constata importantes desequilibrios en Gipuzkoa. Lo más habitual cuando una persona joven cambia de residencia es que lo haga dentro del propio municipio. Así ocurre en la mayoría de los casos, en torno a dos tercios de los desplazamientos. Sin embargo, existen excepciones, como las que representan las comarcas de Buruntzaldea y Oarsoaldea, con una mayor proporción de jóvenes que proviene de fuera. El grueso principal, de Donostia.

Asentar el proyecto de vida en la capital del Estado más cara para adquirir una vivienda no resulta sencillo. Y tener un techo es el principal motivo para atraer a población joven. “De hecho, se constata un incremento del saldo migratorio en las zonas en las que se ha incrementado el parque de viviendas y la tasa de nuevos alquileres”, según señala el estudio. 

A este respecto, medio millar de jóvenes han dejado Donostia para marchar a las comarcas de Bidasoa, Buruntzaldea y, especialmente, a Oarsoaldea. En su relación con estas comarcas, la capital ha perdido a más de 900 jóvenes: Astigarraga, Errenteria, Hernani y Pasaia han sido los que más donostiarras han recibido. En todos los casos, el número de jóvenes donostiarras desplazados a estas comarcas ha sido superior al de quienes se han trasladado desde estas localidades a la capital. 

En relación con Buruntzaldea, por ejemplo, la capital ha perdido a 457 jóvenes. En el caso de Oarsoaldea, el saldo es de 408 jóvenes a su favor. Y ocurre tanto con ellos como con ellas. En esta forzada movilidad no existen desigualdades de género: el 51,5% son mujeres y el 48,5% hombres. 

El estudio revela la cada vez más tardía edad de emancipación, como se desprende de la variación del padrón de este sector de población. Un 30,4% tiene entre 25 y 29 años, pero el grupo principal –45,6%– se sitúa entre 30 y 34 años.

Donostia: gana 4.800 jóvenes con origen no guipuzcoano

De un modo paralelo a ese éxodo donostiarra, el estudio refleja que durante el periodo 2010-2020 la capital ha ganado 4.800 jóvenes con origen no guipuzcoano, principalmente de España y Estados no comunitarios. “No obstante, destaca la tendencia de la capital a perder población tanto con respecto a Francia y en general con respecto a los estados de la Unión Europea, así como con Navarra”, señala el informe. A este respecto, indica que “sería interesante realizar un análisis más detallado de las razones socioeconómicas que subyacen en estos desplazamientos extraterritoriales”.

Dentro de Donostia, también se pueden detectar diferentes dinámicas ligadas al lugar de residencia. Analizando esta movilidad por barrios, se observa claramente cuáles han sido los que han acogido a jóvenes donostiarras en este periodo: Riberas de Loiola (221 jóvenes), Txominenea (156), Aiete (133, que incluye el área de Morlans) y Martutene (61). Se trata de zonas que han experimentado un crecimiento del parque de viviendas en los últimos años.

En cambio, pierden los barrios de Ibaeta (203 jóvenes), Gros (181), Egia (133), Centro (89), Ategorrieta-Ulía (84) o Antiguo (81): los jóvenes de estas zonas se han tenido que mudar. Bidasoa, Buruntzaldea y Oarsoaldea se convierten así en el destino de jóvenes donostiarras, aunque estas comarcas también han ganado población de áreas de fuera del territorio, principalmente de España y estados no Comunitarios. Irun (2.315 jóvenes), Errenteria (1.053) y Hernani (650) son los municipios con saldo migratorio positivo más alto.

En el resto de las comarcas la tendencia también ha sido clara: varios municipios (Azkoitia, Azpeitia, Arrasate, Beasain, Bergara, Eibar o Elgoibar) han perdido jóvenes en beneficio de los municipios de menor tamaño de su entorno. Otros municipios de tamaño significativo como Lazkao, Mutriku, Oñati o Zestoa han recibido a jóvenes de municipios pequeños de su zona.