En abril el Grupo de Ciencias Planetarias de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) que usted dirige se embarca en una misión a Júpiter de la Agencia Espacial Europea (ESA). ¿Qué esperan hallar allí?

La idea es la siguiente y muy sencilla. Júpiter tiene dos lunas, Europa y Ganímedes, que debajo de la corteza tienen capas de agua, océanos subsuperficiales; y si hay agua líquida hay una esperanza para la vida. Europa tiene grietas en la superficie y por ahí se escapa el vapor. Entonces lo que van a hacer estas misiones es pasar muy cerca de la superficie de estos satélites y analizar el vapor que está saliendo para ver si encuentran algún elemento biológico que pudiera haber mezclado con los vapores de los diferentes compuestos.

Toda aventura espacial entraña riesgos.

Es una misión compleja. Júpiter es un planeta muy peligroso porque tiene un campo magnético gigante y meterse con las naves en ese territorio es delicadísimo porque hay muchas partículas que les van a bombardear. Es una misión que tiene ese riesgo y al mismo tiempo el interés de la búsqueda de vida o potencialidad de vida en estos satélites.

¿Cuál va a ser concretamente la aportación del grupo de la UPV/EHU que lidera a la misión Juice?

Participamos con dos de las cámaras. Una, la cámara óptica para captar las imágenes tanto de los satélites como de Júpiter y de otros cuerpos que hay por ahí. Y contribuimos con una cámara espectral que, además de tomar imágenes en el infrarrojo, analiza la composición química de lo que encuentre.

¿Qué buscan?

A través de los análisis espectrales buscamos la posibilidad de esta de presencia de vida con la idea de que en un futuro puedan ir otras misiones allí, quizás posarse, y quizás hasta penetrar la costra para ver si el océano subsuperficial pudiera contener vida. ¿Nuestra contribución? Análisis y trabajo con las imágenes.

En la misión Mars 2020 participan como meteorólogos planetarios. ¿Qué hace un meteorólogo del espacio?

Todos estamos acostumbrados a ver los partes del tiempo en los noticiarios, al final un mapa predictivo para cualquier lugar del mundo. Nosotros queremos hacer lo mismo en Marte y en otros planetas, es decir, queremos entender el clima de otros planetas, saber cómo funcionan porque, en el fondo, en los planetas encontramos situaciones extremas que luego se pueden aplicar a la Tierra. Por ejemplo, Venus tiene un efecto invernadero enorme, Júpiter tiene unas borrascas y huracanes muy violentos que podemos estudiar para entender mejor los nuestros. Somos meteorólogos en el sentido de que estudiamos el clima en otros planetas para tener posibilidades de predicción aquí.

Llevan dos años terrícolas, un año marciano, estudiando el planeta rojo. ¿Cómo es Marte?

Un día en Marte no es nada divertido, diría que es bastante peligroso. Hay astronautas que quieren ir a Marte pero no sería el mejor destino para visitar. ¿Por qué? Porque Marte tiene una atmósfera irrespirable, temperaturas frías a pesar de estar en el Ecuador. Además, tiene cambios bruscos de temperatura de la noche al día de 80º, o sea, por el día casi llega a cero grados centígrados y por la noche a 80 bajo cero. Hay vientos y polvo continuamente y, lo que es peor, radiación ultravioleta que penetra porque la atmósfera no es capaz de retenerla y achicharra todo lo que hay en la superficie.

¿Por qué ir si la vida es inviable?

No es el mejor sitio para ir a vivir pero, evidentemente, sabemos que Marte hace 4.000 millones de años, cuando se formó el sistema solar, tuvo agua líquida en su superficie. Y lo que queremos saber es si hubo una oportunidad para la vida, si hubo tiempo para que la vida prendiese en Marte y, de alguna manera, se haya preservado en algún resto fósil. No hablamos ya de bichitos, sino de encontrar simplemente microbios. Para mí pensar en que se pueda descubrir vida, aunque sea lo más ínfimo, en otro planeta sería el mayor descubrimiento de la historia.

¿Por qué?

Porque si la vida que descubriésemos no fuera como la nuestra, basada en el ADN, sino basada en otras moléculas nos abriría, además de preguntas sobre el origen de la vida, unas perspectivas para la biomedicina impensables.

Próxima misión Júpiter, pero ya están pensando en ‘acercarse’ hasta Urano y Neptuno.

Los proyectos espaciales fuera de la Tierra son a largo plazo, a muy largo. Si lanzamos una misión a Urano en el 2032 o 2040 tendremos que esperar hasta 2050 a que llegue y se empieza a preparar ahora. Yo me jubilaré dentro de pocos años pero tenemos quienes nos sucedan porque una de las tareas fundamentales de un grupo de investigación que trabaja en ciencia espacial y, sobre todo en misiones interplanetarias, es ir formando a nuevos científicos y científicas.

¿Tirando de términos futboleros, se puede decir que la UPV/EHU tiene cantera en ciencia espacial?

Sí, sí, tenemos cantera. Prueba de ello son los 247 alumnos que hemos formado en el máster, 16 de ellos doctorados y otros de fuera que van a trabajar a las empresas. Hay cantera y yo creo que este ámbito de la ciencia cada vez se va conociendo más.