Beñat y Nerea no se conocen. Se podría decir incluso que ni siquiera son de la misma generación. Viven a 45 kilómetros el uno del otro, pero les une la inquietud de aprender nuevas cosas y hallar una profesión que realmente les guste. Ambos creen que han encontrado el camino.

Nerea Castaño, vecina de Olaberria, estudió Educación Infantil hace ya más de una década y hoy, a sus 32 años, está a un paso de terminar un ciclo superior de mecanizado en UGLE Zumarraga, Urola Garaiko Lanbide Eskola. El jueves defendió el proyecto que ha desarrollado con otros compañeros durante el curso y si la evaluación es favorable, en los próximos meses solo tendrá que continuar con las cuatro horas de trabajo en prácticas (formación dual) en una empresa de la zona.

Así lleva desde septiembre. Seis horas diarias de clase matinal y cuatro de trabajo vespertino. Una dedicación que es posible gracias a sus padres, con los vive aún, y que “merece la pena” para una joven como ella, con un objetivo. Previo a la pandemia estuvo trabajando en una cooperativa industrial de Goierri y cuando se le terminó el contrato decidió estudiar un ciclo superior de mecanizado.

“Tengas la edad que tengas, ya sean 30, 40 o 50, se puede aprender de nuevo; yo animo a todos”

Nerea Castaño - Estudiante de ciclo superior en UGLE Zumarraga

Nerea ya está en rampa de salida, con los deberes hechos. Pero ya al hacer la prematrícula, hace dos años, lo tenía muy claro: “Quería hacer un ciclo superior, de mecanizado y en dual”. Dice que siempre ha tenido las cosas muy claras. Del mismo modo que las tenía cuando eligió estudiar Educación Infantil. Pero “nunca me he cerrado a estudiar otras cosas, o a trabajar en otras áreas”.

Tampoco la echó para atrás la edad. “Parece que a los 30 tienes que empezar en otra etapa, porque es lo estipulado, pero hay que tener muy claro que, tengas la edad que tengas, ya sean 30, 40 o 50 años, se puede aprender de nuevo; yo animaría a todo el mundo a hacerlo”, asegura esta joven.

“Las cosas son distintas con 20 o 30 años. Ahora se hacen más fácil, eres más constante y no vas a pasar el tiempo a clase: prestas más atención en clase”. Su objetivo en el mundo laboral es “encontrar un trabajo en el que esté a gusto, pero eso no significa que ganes mucho dinero, sino que te sientas realizada como persona. El dinero es importante, pero lo es más un buen ambiente y que el trabajo sea atractivo”, explica.

Nerea Castaño: Estudiante de ciclo superior de mecanizado. Formación Profesional (FP) Arnaitz Rubio

El caso de Beñat Esnal es diferente. Este joven de Aia tiene 19 años. Con quince años, la exigencia que le requería el bachillerato a su hermana le echó para atrás y aparcó su idea de iniciar el camino hacia una carrera universitaria.

La Formación Profesional le abrió un abanico de opciones que no imaginaba. Fue “sin saber nada” a una jornada de puertas abiertas y “me gustó lo que me explicaron”, reconocen hoy. Han pasado ya cuatro años de eso. A diez minutos de casa, apostó por Oteitza Lizeo Politeknikoa, en Zarautz.

Su caso es llamativo. Hizo un ciclo medio de FP: mecanizado; lo completó con éxito y luego se matriculó en otro ciclo superior que ahora está a punto de terminar: Diseño de productos mecánicos.

“Cuando le coges gusto a algo, se te va el miedo; el año que viene quiero ir a la Universidad”

Beñat Esnal - Estudiante ciclo superior de FP en Oteitza Lizeo Politeknikoa de Zarautz

Dos formaciones “que tienen que ver”, pero que representan trabajos distintos dentro de un mismo sector: antes aprendía a hacer piezas que diseñaban otros. Y ahora aprende a diseñar esas piezas que harán sus antiguos compañeros de clase. Su formación de base la ve como un extra, “no como tiempo perdido”, porque aquella formación inicial le permitió tomar una perspectiva que le ayudará a diseñar esas piezas que él también sabe mecanizar.

Asegura que en la FP ha descubierto lo que le gusta. Y ahora, con las ideas más claras y una formación a prueba de bombas, va a por más: “El año que viene tengo pensado ir a la Universidad. Cuando el coges gusto a algo, se te va le miedo”, reconoce hoy Beñat, que a los 19 años ve las cosas de “forma diferente” que a los 15.

Al elegir qué estudiar, siempre tuvo en cuenta que tuviese salida laboral, “que tenga futuro”, pero por encima de todo “me tenía que gustar, porque es el trabajo que voy a hacer durante mi vida”.