El Aita Mari ha superado este martes la reválida. El barco de rescate humanitario ha pasado con nota la inspección de bandera a la que ha sido sometido esta mañana, por lo que la tripulación ya tiene puesta su mirada en la novena misión en el Mediterráneo central, a la espera de recibir el despacho de Madrid. Se espera que este trámite esté solventado en un plazo máximo de 48 horas.

Tras una exhaustiva revisión del buque, que se encuentra en el muelle castellonense de Vinaròs, el inspector se ha girado antes de marchar. “Suerte”, ha deseado a la tripulación, a la que ha felicitado por "el perfecto estado" en el que se encuentra el barco. Palabras que se convierten en un bálsamo tras la incertidumbre inicial con la que se vivió la semana pasada la notificación de un expediente de sanción por varias infracciones detectadas en una inspección del buque hace casi tres años. 

Se trata de un proceso administrativo ordinario ante el cual la ONG trabaja estos días para presentar alegaciones, pero que en todo caso discurre de modo paralelo a la labor humanitaria de la organización, por lo que no supone ningún escollo para esta nueva misión. Así, la compra de provisiones y el estudio del parte meteorológico para ultimar la ruta de navegación son los únicos flecos que quedan pendientes antes de zarpar, según ha explicado a este periódico el coordinador de comunicación de Salvamento Marítimo Humanitario, Mikel San Sebastián

A la espera de recibir el despacho, el barco retoma una misión que ya estaba prevista para el mes de octubre, y que tuvo que ser aplazada por la petición "extraordinaria" de la Capitanía Marítima de Castellón, que solicitó aguardar algún tiempo para “conocer mejor" la postura del nuevo gobierno de extrema derecha en Italia, muy vigilante con las labores humanitarias.

Lo ocurrido estos días con el Geo Barents es un reflejo de la situación que puede encontrar el Aita Mari en su inminente misión. El barco operado por Médicos Sin Fronteras (MSF) ha partido de nuevo este martes hacia el Mediterráneo central tras desembarcar a 237 migrantes en Italia durante una travesía por la que la tripulación podría ser sancionada, según el nuevo decreto del Gobierno.

El barco rescató a 69 migrantes en la tarde del pasado martes. La tripulación recibió la autorización para atracar en el puerto de La Spezia, a cien horas de navegación de su zona de operaciones en el Mediterráneo central. La asignación de puertos muy alejados de la zona de rescate forma parte de la nueva política del gobierno ultraderechista de Giorgia Meloni, que trata de torpedear la labor de las organizaciones humanitarias.

En su travesía hacia el norte localizó y rescató un segundo bote con 61 personas, entre ellas 13 mujeres y 24 menores, y luego a una tercera embarcación con 107 personas, entre ellas 5 mujeres y 36 menores. Tras varios días de navegación, el barco había llegado este sábado a la costa de la región italiana de Liguria (noroeste) con 237 migrantes, entre ellos 87 menores, 74 no acompañados.

Con tres rescates seguidos, el Geo Barents habría violado las nuevas reglas introducidas por el Ejecutivo italiano sobre los barcos humanitarios, que obligan a recibir una autorización para socorrer y a pedir el desembarco inmediatamente después del primer salvamento.