El grupo Gogoa Mobility Robots y Gipuzkoa han dado un paso que podría cambiar por completo “la capacidad de rehabilitación que conocemos hasta ahora”. La empresa guipuzcoana ha inagurado este jueves en Urretxu el primer laboratorio del mundo para nuevas terapias de neurorehabilitación motora con exoesqueletos, lo que permitirá conocer mejor qué sucede a nivel neuronal y muscular en cada persona y cómo adaptar los recursos y el tratamiento para su mejora.

“Las farmacéuticas tienen sus laboratorios para probar y conseguir los medicamentos y las vacunas que necesitamos y que luego tenemos en las farmacias. Nosotros tenemos las clínicas y los tratamientos para mejorar la rehabilitación y ahora también tenemos el laboratorio para conseguir mejorar las terapias”. Así explica Carlos Fernández Isoird, CEO de Gogoa, el innovador centro del grupo, “un laboratorio pionero” con el que podrán ver “cómo reacciona cada paciente a los exoesqueletos” mejorando su recuperación “por encima de lo que conocemos”.

Hasta ahora, el uso de los exoesqueletos para investigar la neurorehabilitación en personas con lesiones medulares, daño cerebral, ictus o enfermedades neurodegenerativas se llevaba a cabo únicamente a través de ensayos clínicos basados en una pequeña muestra. “Nosotros, ahora, podremos hacer el análisis de manera personalizada. Los ensayos dicen que hay un tope de recuperación y una vez se llega, el paciente deja de usarlos porque no puede mejorar más. Nosotros creemos que la evolución en el tiempo con los exoesqueletos puede ser superior a lo que se creía”, apunta Fernández.

Para ello, gracias a esta nueva instalación, Gogoa pretende consolidarse como un referente en ensayos en vivo de terapias basadas en las nuevas tecnologías, desde la realidad virtual hasta el diseño neurorobótico, lo que podría abrir “posibilidades infinitas” en la rehabilitación de personas que han sufrido un ictus o que padecen enfermedades que carecen de cura como la ELA o el Párkinson. “Todos los pacientes que pasan por nuestras clínicas consiguen mejorar, pero queremos conseguir reducir el tiempo e incluso que la rehabilitación sea mucho mayor”, apunta el director de la start-up.

Con los ensayos que podrán llevar a cabo, serán capaces, además, de hacer “diagnósticos personalizados” y “tratamientos adaptados” a cada paciente. “Las posibilidades son infinitas”, añade sobre un proyecto que ha requerido una inversión económica de 100.000 euros en instalaciones y equipamiento tecnológico para ponerse en marcha.

Estrategia internacional

El nuevo centro de Gogoa en Urretxu es, solo, el primer paso de una estrategia mayor, ya que la empresa guipuzcoana tiene previsto crear 25 nuevas clínicas a nivel internacional –20 en Europa y cinco en Estados Unidos y Asia– en los próximos ocho años. “Mucha gente desconoce la ayuda que pueden darles los exoesqueletos, pero también hay un mensaje general de que hasta aquí se puede curar. Está muy bien que acudan al fisioterapeuta porque necesitan ese tratamiento, pero merece la pena intentarlo con otras técnicas porque hemos tenido casos de gente que ha sufrido un ictus y no solo ha vuelto a andar, sino que es capaz de bañarse en la playa de Zarautz”, asegura Fernández.

De este modo, confía en que el nuevo laboratorio sirva también para “romper que somos un invento”. “En 2018 recibimos el certificado como equipo médico. Hay ensayos clínicos que lo avalan y, en este tiempo, han pasado más de cien personas. Animamos a todas las personas a que les dicen que no pueden rehabilitarse más que vengan y confíen en nosotros”, concluye.