Salvamento Marítimo Humanitario ha señalado que el Aita Mari "está preparado" para volver al Mediterráneo central el próximo mes de enero y ha remarcado que "por muchas trabas" que se les ponga desde el Gobierno italiano "seguirán" trabajando para que ningún migrante se ahogue en el mar.

SMH ha señalado este sábado en un comunicado que el decreto italiano ordena a "poner rumbo sin demora" al puerto de desembarco una vez realizado el primer rescate, algo que "posiblemente no afectará" a la embarcación vasca pero sí a los barcos de rescate grandes.

El atunero vasco convertido en embarcación de rescate de migrantes no suele estar "más de dos o tres días" con rescatados a bordo sin poner rumbo a tierra, aunque en la última misión permanecieron 9 días porque no les asignaban puerto, explica el presidente de SMH, Iñigo Mijangos, en un comunicado.

El Aita Mari realiza "rescates simultáneos en periodos de 24 a 48 horas con botes de migrantes que estén cerca y "es posible que esta medida no nos afecte, pero hay embarcaciones grandes que están preparadas para estar alrededor de una semana realizando rescates", asegura Mijangos.

A su juicio la decisión del Ejecutivo de Giorgia Meloni "aumenta el riesgo de que haya pateras que queden desatendidas lo que ocasionará más muertes".

A esto se suma que a partir de ahora Italia dará puerto en el continente en lugar de en la isla de Sicilia, lo que supone varios días de navegación más, precisa Mijangos, que considera que esta decisión pretende "tener a los barcos entretenidos e impedir, de facto, que se hagan otros rescates".

En caso de no pedir puerto seguro tras el primer rescate, los capitanes se enfrentarán a multas de hasta 10.000 euros con posibilidad de una inmovilización administrativa de 20 días para la embarcación.

La multa podría elevarse hasta los 50.000 euros y la incautación del buque en caso de que traten de entrar en aguas italianas sin la autorización debida por parte de las autoridades, señala SMH.

Además obliga a los capitanes a informar a los migrantes a bordo sobre la posibilidad de solicitar asilo para que el país de cuya bandera sea la embarcación se ocupe del proceso, algo que para Mijangos es "insostenible".

Una circular de ACNUR establece que los barcos no son lugares adecuados y que no están acondicionados para hacer ningún tipo de evaluación de asilo, asegura.

Mijangos considera que el decreto italiano es "una trampa" que pretende "dar formato legal a una actuación que impide el salvamento en alta mar".