En 2020 muchos expertos reiteraban que el teletrabajo había llegado a nuestra sociedad para quedarse. Hoy, esa misma afirmación, “sigue teniendo validez”, pero se ha encontrado con fuertes resistencias que han limitado el efecto de esta fórmula y lo han hecho retroceder de forma notable. En todo caso, se puede decir que tras el enorme experimento social y laboral que supuso el covid para miles de trabajadores vascos, el teletrabajo hoy ha hecho suelo y su evolución, aunque lenta y progresiva, es “imparable”, según algunos expertos.

Se calcula que son unas 115.000 las personas han teletrabajado en Euskadi hasta la fecha y de todas ellos, pese a la dificultad de hacer cálculos precisos, hoy quedarían con esta fórmula unas 50.000. Las cifras pueden bailar. ¿Qué es teletrabajar? ¿Cuánto es necesario teletrabajar para que compute? La realidad a día de hoy es que la inmensa mayoría de quienes mantienen esta fórmula trabajan a distancia un día a la semana. A lo sumo dos.

Hay países en el norte de Europa, que incluso antes de la pandemia ya registraban tasas superiores al 15% de teletrabajo y su margen de evolución es limitado, pero en Euskadi el margen es amplio. 

En Euskadi han llegado a teletrabajar 115.000 personas y hoy solo quedan unas 50.000 y la mayoría en fórmulas mixtas

Quienes lo han probado, destacan entre sus principales ventajas el hecho de “evitar los desplazamientos” o la “conciliación con la vida personal y familiar”. También la “gestión propia del tiempo” y un “mayor aprovechamiento” del mismo, así como el “ahorro de dinero”. Por el contrario, la principal desventaja es la “falta de contacto social con compañeros”, la “desconexión laboral” e incluso la “sobrecarga de trabajo” para un 55,9% de los encuestados. El avance del teletrabajo es evidente, pero no despunta. Dicen los expertos que llevará tiempo.

Al 62,1% de la población ocupada vasca su trabajo no le permite teletrabajar. Esa es la primera barrera. Seis de cada diez personas están fuera. Hablamos de una mayoría de puestos de trabajo vinculados a la industria, mano de obra, taller, en los que la distancia es una barrera insalvable. Sin embargo, buena parte de las otras 322.000 personas que técnicamente sí pueden hacerlo de forma parcial o total, en concreto un 35,7%, sí lo han hecho, motivados por la pandemia. 

En concreto, y según datos recogidos por el Instituto Nacional de Estadística (INE), serían 115.069 las personas que han teletrabajado en Euskadi. Estamos hablando del 13,5% de la población ocupada entre 16 y 74 años. Lo han hecho en una media de más de 3,5 días a la semana y quienes podían teletrabajar de forma total, han llegado a hacerlo de forma intensiva, hasta cuatro días semanales de media. Sin embargo, con el fin de las restricciones, el teletrabajo “ha retrocedido bastante”.

De la mano de los jóvenes

NOTICIAS DE GIPUZKOA aborda el tema del teletrabajo de la mano de Ander Sansinenea, director de Consultoría de Personas de LKS Next y experto en la materia. Asegura que la principal barrera de esta fórmula de empleo es “la falta de confianza de los empresarios hacia sus trabajadores”. Sin embargo, está convencido de que el camino está marcado y la tendencia es imparable. “No será una revolución, sino poco a poco, despacio”, aclara. Pero sin vuelta atrás. Y de la mano de los jóvenes.

“El freno es una cuestión cultural. La organización del trabajo no cambia de un día para otro, pero esto no se puede parar"

Ander Sansinenea - Director de Consultoría de Personas de LKS Next

La tecnología ha mostrado toda su capacidad. Sansinenea plantea con normalidad la posibilidad de poder teletrabajar siempre que se quiera, con naturalidad. Pero asegura que su “regulación está todavía muy verde” en Euskadi y que cada empresa está haciendo sus propios ajustes y avances.

 

La realidad, admite, es que el teletrabajo “ha retrocedido bastante”. Sí esperaba un efecto así: “La organización del trabajo no cambia de un día para otro. Se vuelve a las costumbres de más atrás. La gran barrera que tiene el teletrabajo, en realidad, es una cuestión de confianza hacia el trabajador”, asegura. Hasta el punto de que “hay empresas tecnológicas importantes que tomamos por adelantadas, en las que resistencias que han manifestado son importantes. Pero no se puede parar este movimiento”.

El 62,1% de las personas ocupadas de la CAV sigue sin tener la posibilidad de teletrabajar debido a las características de su empleo

“Es un cambio cultural, que los jefes entiendan que tan responsables como ellos son sus trabajadores. Y por desgracia, los jefe, piensan que sus trabajadores no son tan responsables como ellos”. No será para siempre. “Eso irá cambiando”, afirma este consultor.

Jefes y sindicatos 

La clave, asegura Sansinenea, es “marcar unos objetivos y hacer responsable a los trabajadores de cumplirlos”. Pero eso “a muchos (jefes) les ha costado”, admite, aunque los datos han demostrado que la productividad no se resiente. “Lo que hay es algunos trabajadores un poco perdidos, metiendo muchas horas, sobre todo el principio. Un poco de descontrol, pero la productividad se ha mantenido”, reitera. 

Sansinenea cree que los jóvenes van a traer ese impulso y serán la clave del cambio. Ya lo están siendo. Muchas empresas asumen ya que ofrecer la opción de teletrabajar a los candidatos a un puesto de trabajo es una ventaja competitiva a la hora de captar talento joven. “A una persona joven no le puedes argumentar, si técnicamente es posible, que no puede teletrabajar. ¿cómo que no?, te dirá. El mundo está cambiando. Esto no se podrá parar”, afirma.

“El freno es una cuestión cultural. La organización del trabajo no cambia de un día para otro”

Ander Sansinenea - Director de Consultoría de Personas de LKS Next

“Los jóvenes lo tienen muy claro y lo preguntan en las entrevistas. Si es posible o no. Nosotros cuando hacemos procesos de selección, en tema de informáticos, sacan el tema: ¿Y teletrabajo, hay o no?”. Si no hay, no me interesa”.

De hecho, asegura Sansinenea, “algunas empresas de fuera están contratando ya informáticos de aquí, teletrabajando al 100% y con coste más bajos que en sus países. Ante eso, ¿qué empresa vasca podrá mantener esa cerrazón? No es serio, ni sostenible”, explica.

Sansinenea marca los límites del trabajo de forma clara. Euskadi en general y Gipuzkoa en particular es un territorio industrial y eso genera “dependencia”. De hecho, “lo más triste es que en algunos casos, no ha sido la dirección de la empresa la que ha frenado el teletrabjo, sino los propios trabajadores de talleres que han impuesto la máxima de: si tenemos que ir nosotros, los de la oficina también”. 

También cuestiona el papel de los sindicatos en este aspecto. “Los veo muy atrasados en esto. Todavía están viendo relaciones laborales del siglo XX”, lamenta. Pidiendo que esté “muy regulado, que para todos sean igual”. En general, precisa, “cualquier cosa que pueda llevar a la individualización del trabajador, de primeras lo ven mal, porque su fuerza está en el colectivo, y una vez que se pierde, debilita su postura”, añade. Además, la fuerza de estas organizaciones sindicales sigue estando en el trabajador industrial clásico, “que por desgracia no puede teletrabajar. Y por eso, los sindicatos siempre van a llevar los pies arrastras”, asegura.

“vamos a fórmulas mixtas” Lo que sí se percibe es que “cada vez vamos más a fórmulas mixtas”. Los propios sindicatos también tienen ese dilema. Trabajadores que pueden teletrabajar y exigen tener esa opción. De momento, lo que está sucediendo, admite Sansinenea, es que las empresas ofrecen teletrabajar solo el lunes o el viernes. “Pero habrá que avanzar más”.

 

Estas fórmulas que mezclan el presencialismo con el teletrabajo cobran fuerza. Vamos a fórmulas mixtas, porque el trabajo también tiene una importante en nuestra socialización. En mi grupo de trabajo, somos 20 y algunos quieren, en la medida que puedan, ir a la oficina, porque es importante para su socialización; y para otros no”. Por otro lado, añade, a la gente joven que aprende un oficio siempre le puede resultar positivo “compartir labores con gente que experiencia. Lo presencial tiene eso”, dice.

Experimentos desde 2011 

Sansinenea recuerda que en 2011 la Administración vasca empezó haciendo una prueba piloto y “concluyendo que esto funciona”, pero al mismo tiempo nunca ha querido dar un paso definitivo, más allá de repetir la prueba piloto un año tras otro. “Ahora, después de la pandemia, han dado un paso para regular el teletrabajo, pero durante muchos años se han conformado” y “no han apostado por ello”, lamenta.