El profesorado y el alumnado de Bachillerato recibirá formación para detectar y abordar el suicidio en las aulas. La viceconsejera de Educación, Begoña Pedrosa, junto con el director de Atención Sociosanitaria, José Antonio de la Rica, y la directora para la Diversidad e Inclusión Educativa, Lucía Torrealday, han presentado en Bilbao la Estrategia de prevención, intervención y posvención de la conducta suicida en el ámbito educativo, que ha sido elaborada de manera conjunta entre los departamentos de Educación y Salud y en el que también han intervenido tanto la UPV/EHU como Osakidetza.

“El profesorado no parte de cero”, ha afirmado Pedrosa “ni se pretende sustituir las atribuciones de los profesionales de la salud mental, sino dar de unas herramientas adecuadas para abordar la cuestión también en los colegios”. El Departamento de Educación lleva meses desarrollando diferentes iniciativas formativas en relación al estado anímico del alumnado. Así, en estos momentos está llevando a cabo la formación sobre bienestar emocional con cerca de 900 profesores y profesoras.

Y una vez se remita el protocolo-guía sobre el suicidio a los centros, a lo largo del próximo trimestre, Educación impartirá formación específicas de diez horas a los docentes de los equipos BATBullying-aren Aurkako Taldea, creados dentro de la iniciativa Bizikasi– que funcionan en todos los centros escolares. Recibirán una formación de diez horas sobre la materia.

FORMACIÓN AL ALUMNADO DE BACHILLERATO

Las sesiones se extenderán más adelante al conjunto de la comunidad educativa (personal no docente de los centros, familias…), vía webinar, ya que “cualquier persona miembro de la comunidad puede ejercer un importante papel de observador o gatekeeper para la identificación de señales de alarma de riesgo de suicidio en su entorno”, ha señalado Pedrosa. Además, a partir del curso que viene Educación plantea extender esta formación al alumnado de Bachillerato

Uno de los objetivos para este curso expresado por el consejero de Educación, Jokin Bildarratz, es promover la salud mental de los menores tras dos años de pandemia. El marco conceptual de esta estrategia se basa en las recomendaciones de la OMS, la UNESCO y la Estrategia de Prevención del Suicidio en Euskadi. Estas recomendaciones abogan por escuelas que promuevan la salud mental y se basan en varios principios tales como “la inclusión”; “fomentar la esperanza y el bienestar personal”, así como “la seguridad, conexión y comunicación”. Dicho de otro modo, se pretende fomentar “interacciones de calidad”. Hasta la publicación de este protocolo, los centros que detecten en un alumno o alumna señales de alarma que puedan sugerir que sufren un malestar socio-emocional grave o riesgo suicida deben ponerse en contacto inmediatamente con el inspector de referencia del centro y con el responsable del área de conducta suicida que tiene el Berritzegune Nagusia.

La Viceconsejería de Educación defiende la conveniencia de implantar este protocolo porque los menores pasan gran parte de su tiempo en los centros educativos convirtiendo estos espacios y contextos “en lugares idóneos para detectar problemas de salud mental o conductas suicidas”. Esto hace que las aulas sean “un entorno ideal para identificar los factores relacionados con la conducta suicida (factores de riesgo, factores de protección y señales de alarma) y adquirir habilidades fundamentales que permitan detectar y evitar conductas suicidas”, señala la Viceconsejería.

TRES SUICIDIOS

La OMS alerta de se produce un suicidio cada 11 minutos y que cada año se suicidan 45.000 adolescentes. Según el Instituto Vasco de estadística (Eustat), 148 personas se suicidaron en Euskadi en 2021, de las que tres eran menores de edad. En su informe Estado Mundial de la Infancia 2021, UNICEF estima que un 13% de los jóvenes con edades entre 10 y 19 años padece un trastorno mental. En el 50% de los casos, los trastornos mentales comienzan antes de los 14 años, y diferentes estudios revelan la mala salud mental y física y la falta de aptitudes académicas y sociales como uno de los problemas más comunes en infancia, adolescencia y juventud.

Los niños y niñas vascas no han sido una excepción y la pandemia ha empeorado su salud mental que ya atravesaba por una situación preocupante. Según el Observatorio de la Infancia y la Adolescencia del Gobierno vasco, la Red de Servicios de Salud Mental de Euskadi atendió en 2020, en plena pandemia, a 14.024 menores. El 46,9% de estas intervenciones se realizaron en Bizkaia el 26,2 % en Gipuzkoa, y el 26,2 % en Gipuzkoa. Por otro lado, han crecido los casos sobre abuso, acoso o maltrato que sufren los menores. Según Save the Children, el 25% de la población infanto-juvenil ha sido víctima de algún tipo de maltrato.

ACOSO ESCOLAR

Además, los datos de convivencia escolar y el maltrato entre iguales también son cuestiones sobre las que ha ido creciendo la preocupación social en los últimos años. El curso 2020-2021 ha habido en Euskadi 129 casos identificados como acoso escolar en los centros educativos, lo que representa el 13,35% de los 966 casos analizados por la Inspección del Departamento de Educación. En comparación con los datos del curso anterior, se observa que se ha incrementado notablemente el número de casos analizados (de 795 pasa a 966), por lo que los casos identificados como acoso también han aumentado (de 100 a 129).

No obstante, en términos porcentuales, se observa que el número de casos identificados como acoso se mantiene relativamente estable en estos últimos cursos, entre el 12 y el 14% de los casos analizados. Frente a ese balance que arrojan numerosos estudios y organizaciones, la Organización Mundial de la Salud destaca el papel de los centros educativos en la promoción del bienestar de niños y adolescentes. Un informe reciente (WHO Guideline on School Health Services, 2021) subraya que el entorno escolar no es solo un lugar de aprendizaje de conocimientos, sino que es un recurso idóneo para la adquisición de habilidades socioemocionales.

ESTRATEGIA DE OSAKIDETZA

La necesidad de poner en marcha este protocolo nace de la Estrategia de Prevención del Suicidio (2019) elaborada por el Departamento de Salud en el que fijaron objetivos y medidas específicas para trabajar en este ámbito en la educación formal. Entre otras acciones, la estrategia de prevención insta a protocolizar la actuación ante los casos de riesgo de suicidio identificados en los centros educativos, algo que por el momento no existía. Sí existía, en cambio, una experiencia piloto en el territorio de Gipuzkoa. Como parte del proyecto EAAD, la Red de Salud Mental de Gipuzkoa lleva algún tiempo colaborando con el servicio de apoyo a los centros Berritzegune para ofrecer formación en identificación y primer abordaje del riesgo de suicidio a profesionales del Departamento de Educación.

Este curso académico, el Berritzegune va a reforzar su plantilla con la incorporación de 14 profesionales de la pedagogía, psicología y psicopedagogía para colaborar con los centros en los ámbitos de la convivencia y la gestión de la diversidad. Entre otras funciones, estos profesionales deberán “contribuir al bienestar emocional de todo el alumnado mediante el desarrollo de un currículum socioemocional propio y proveer a los centros de formación, asesoramiento y herramientas para que lleven a cabo actuaciones de prevención, detección e intervención en conducta suicida”.