Después de un intenso verano de trabajo, Ana se mostraba feliz estos últimos días. La ansiada escapada familiar estaba cada vez más cerca. El próximo viernes tenía previsto hacer las maletas con destino al sur, pero un vehículo se entrometió en sus planes. La enfermera, de 28 años, permanece ingresada en la UCI del Hospital Donostia, donde se recupera de un traumatismo craneoencefálico tras ser atropellada por un turismo blanco que se dio a la fuga.

La joven salió despedida diez metros. Un pequeño detalle permite advertir la gravedad del impacto contra el suelo: entre sus pertenencias, la funda de las gafas que llevaba en el bolso apareció abollada. El siniestro que ha desbaratado sus vacaciones, comprometiendo seriamente su propia vida, ocurrió el viernes a las 14.45 horas, poco antes de entrara a trabajar en la Policlínica, mientras cruzaba el paso de peatones que dirige al centro sanitario.

La Guardia Municipal de Donostia, que ha realizado el atestado, solicita testigos del accidente. Son horas de sentimientos a flor de piel para el entorno familiar y laboral de Ana. “A ella siempre le ha gustado ayudar a la gente y, de hecho, no es casualidad que sea enfermera. Es injusto que una persona que se desvive por los demás sea arrollada por un coche que se da a la fuga”, se lamentan quienes bien le conocen.

La madre de la joven le visitó en la UCI el sábado por la mañana. Su padre tenía previsto hacerlo por la tarde. El fuerte golpe en la cabeza le provocó una pequeña hemorragia cuya evolución sigue atentamente el personal médico que le atiende, que le ha realizado un escáner para evaluar el alcance de la lesión. La joven, vecina de Amara, está consciente y no fue necesario entubarla.

Según el parte médico facilitado a la familia, Ana permanece estable, aunque continúa ingresada en la UCI con pronóstico reservado. La enfermera no recuerda nada del accidente.

Una enfermera que dobla turno

Un turismo blanco la arrolló cuando acudía a su puesto de trabajo. Ana, como tantas sanitarias, es una de esas enfermeras que dobla turno, puesto que compagina su labor en Policlínica con la que realiza en el Servicio de Neumología del Hospital Universitario Donostia.

Entretanto, la investigación abierta para esclarecer lo ocurrido sigue su curso. La Guardia Municipal analiza las imágenes de las cámaras de vigilancia de la zona. Testigos presenciales refieren “un coche blanco” que se dio a la fuga en dirección hacia Miramón, dejando atrás el cuerpo maltrecho de la joven, que quedó tendido sobre la calzada tras salir despedida diez metros.

“Podemos entender que una persona que viva una situación así entre en pánico. Pero pasan las horas, ves que los medios de comunicación se están haciendo eco de lo ocurrido y, por humanidad, debería dar señales de vida”, reflexiona la familia en alusión a la persona que conducía el vehículo.

Los allegados de la enfermera agradecen las muestras de apoyo y cariño que están recibiendo, y hacen extensible su gratitud “a la mujer que le atendió en el lugar de los hechos”, y al taxista que la socorrió en esos primeros instantes desconcertantes. Es algo que Ana, sin dudarlo, habría hecho, dicen quienes conocen bien el perfil de la joven.

No es la primera vez que el personal sanitario de Policlínica vive un desenlace así. Hace cuatro años otra compañera de trabajo fue atropellada por una furgoneta de reparto.

El suceso ocurrió cuando el conductor maniobraba en el parking del centro sanitario sin percatarse de la presencia de la trabajadora, que también cruzaba un paso de cebra. Permaneció un año de baja.

El nuevo accidente ha tenido lugar dos semanas después del ocurrido en Irun, donde una mujer de 54 años falleció tras ser atropellada por una moto. El siniestro ocurrió a las 18.20 horas del 29 de agosto en el paso de cebra del polideportivo Azken Portu. De las once personas que han fallecido en julio y agosto en las carreteras vascas –cinco más que el año pasado– tres han sido viandantes atropellados. De los 38 fallecimientos registrados en las carreteras, doce han sido por atropello.