La edad media de las personas fallecidas en Euskadi se ha retrasado más de cinco años, según ha confirmado recientemente Eustat. Esta mayor esperanza de vida, y el inevitable proceso de envejecimiento demográfico, han provocado que las operaciones a mayores de 80 años se hayan duplicado en la última década.

Hace 30 años, médicos y cirujanos eran reacios a operar a alguien a partir de cierta edad, pero hoy consideran normal tener a pacientes casi ancianos en la mesa de operaciones.

Por ejemplo, una simple intervención de cadera, una de las más comunes entre la población más mayor, presentaba un elevado riesgo de mortalidad. Sin embargo, esta situación ha dado un giro de 180º debido, en gran medida, al avance de las técnicas anestésicas y quirúrgicas, y a la mejora de los procedimientos. “Las intervenciones y los procedimientos hoy en día han mejorado mucho con las cirugías mínimamente invasivas”, explican los cirujanos.

La huella de la longevidad poblacional es evidente y las estadísticas de actividad de Osakidetza así lo demuestran. Antes de la pandemia, el Servicio Vasco de Salud reconocía abiertamente que las hospitalizaciones de las personas mayores de 80 años se habían multiplicado por dos. La razón; evidente, cada vez hay más octogenarios en Euskadi y actualmente más de 150.000 vascos han cumplido más de 80 años, contabilizándose más de 31.000 nonagenarios y centenarios.

Impacto en las hospitalizaciones

Dejando al margen el covid y la irrupción del SARS-Cov2 en el sistema sanitario, que ha modificado el panorama y todavía ha ocupado más los hospitales con gente mayor, la llegada de un número masivo de efectivos a la vejez avanzada, repercute directamente en el volumen total de hospitalizaciones. De este modo, los pacientes que superan las ocho décadas de vida suponen uno de cada cuatro hospitalizados, cuando en 2006 este porcentaje se elevaba apenas al 13% de los ingresados en planta.

El aumento de la edad media de los pacientes que precisan ser hospitalizados también es el responsable del incremento de la actividad quirúrgica. Pero los dos últimos años de pandemia son completamente atípicos y los registros de actividad están adulterados por la crisis sanitaria del coronavirus. De hecho, en 2020, las intervenciones quirúrgicas descendieron de 221.998 a 168.257, una caída solo motivada por el impacto del virus en el sistema de salud.

Hasta entonces, las intervenciones quirúrgicas programadas se estaban incrementando de manera constante (por ejemplo en 2019 se incrementaron un 4,6% respecto a 2018 y un 26% desde 2015). Y destaca que fundamentalmente se disparaban las realizadas a personas mayores de 65 años ya que suponían más de la mitad del total de operaciones programadas.

Operaciones más frecuentes

Con este perfil de paciente, se han disparado de manera constante las prótesis de rodilla, de cadera o la cirugía del cristalino. Y se da la circunstancia de que las mayores bolsas en la lista de espera quirúrgica, se dan por ejemplo, en especialidades “ligadas al envejecimiento” como Traumatología u Oftalmología.

Que las intervenciones de este tipo se hayan multiplicado obedece también a que el desarrollo de la traumatología “permite disponer de más opciones de tratamiento, mejores técnicas y materiales”, aseguran los especialistas. Sin embargo, no todos los pacientes que se operan de una prótesis lo hacen por un proceso artrósico, ya que existen algunas lesiones articulares agresivas que conllevan la destrucción de la articulación que obligan a que ésta se sustituya.

Con estos antecedentes, el elevado volumen de enfermos mayores condiciona el patrón general de las hospitalizaciones. Las más frecuentes se deben a enfermedades del sistema circulatorio, respiratorio, digestivo, tumores y las motivadas por lesiones como caídas y fracturas.

¿Hasta cuando conviene operar?

Pero que actualmente haya menos riesgo de complicaciones en las cirugías por el avance de las técnicas quirúrgicas y los tratamientos, no significa que las personas más mayores no estén exentas de ellas. No hay que olvidar que se trata de ciudadanos más vulnerables, con patologías crónicas, y por tanto propensos a padecer enfermedades cardiovasculares, respiratorias o metabólicas. “Los riesgos fundamentalmente son de tipo cardiovascular, de fracaso de órganos, insuficiencias respiratorias o incluso alteraciones de la conciencia en el posoperatorio”, se indica.

Se recuerda asimismo que, entre las complicaciones que pueden sufrir los mayores en una intervención quirúrgica, está el delirium o cuadros confusionales que padecen por la anestesia, y por los que se desorientan y no saben dónde están. También pueden sufrir estreñimiento, retenciones agudas de orina, o úlceras por estar inmóviles, entre otras.

Igualmente, los expertos señalan que el riesgo no sólo aparece por someter a los pacientes a un quirófano, sino también por el posoperatorio, tras recibir el alta y regresar a casa.

Todo esto sin perder de vista que en los próximos años, la edad de los pacientes que requerirán de procedimientos quirúrgicos seguirá in crescendo. No obstante, los resultados en este sector de población están más relacionados con la edad biológica (es decir del grado de fragilidad que presentan) que con su edad cronológica (el número de años, según el calendario). Así, mientras que algunas mantienen unas buenas condiciones físicas hasta una época muy avanzada, otras empiezan a acumular problemas a edades más precoces. Por eso, se hace hincapié en que cuanto más frágil es una persona, mayor es la probabilidad de presentar peores resultados quirúrgicos, aun tratándose de procedimientos menores.

En corto

60% ingresos

Mayores de 65 años. El volumen de altas hospitalarias de personas mayores (de 65 y más años) sigue su tendencia ascendente y representan casi el 60% de todas los ingresos que se producen en los hospitales.

86,6 años

Esperanza de vida femenina. El envejecimiento de la población es el que determina que cada vez haya un mayor número de ingresos, y también de cirugías, entre personas longevas. Así, la esperanza de vida de los hombres y de las mujeres de Euskadi ha experimentado un incremento constante llegando en 2019 a sus niveles más elevados: 80,8 años para los hombres y 86,6 para las mujeres.

Más riesgos

Comorbilidades. Los pacientes cada vez más mayores, con más comorbilidades y polimedicados pueden sufrir complicaciones para la cirugía. Como el delirium o síndrome confusional agudo que es una complicación frecuente en el paciente anciano.

Más de 75 años

Operados de corazón. La edad ya no es una contraindicación para operarse del corazón. La mitad de las personas que ingresan en el hospital por problemas cardiacos tienen más de 75 años y se intervienen con éxito casos que antes se consideraban terminales. Esto planteado nuevos retos a la cardiología, que se enfrenta al manejo de una población con más riesgos.