El Consejo de Ministros aprobó el lunes un conjunto de medidas de ahorro, eficiencia energética y de reducción de la dependencia energética del gas natural.

El BOE ha publicado ya el Real Decreto-Ley 14/2022 del 1 de agosto en el que, entre otras disposiciones, se incluyen estas medidas en el Capítulo I del Título V. 

Edificios administrativos, centros comerciales y comercios, almacenes, hoteles, cines, edificios destinados al transporte de pasajeros , estaciones de autobús, de trenes y aeropuertos deberán mantener temperaturas que no sean superiores a 19 grados, cuando se hace uso de la calefacción, y que al menos sean de 27 grados cuando se utiliza el aire acondicionado.

A su vez, se fija que esas condiciones de temperaturas “estarán referidas al mantenimiento de una humedad relativa comprendida entre el 30 y el 70%”.

Estas disposiciones, se indica, deberán de ajustarse el Real Decreto que desde 1997 establece “las disposiciones mínimas de seguridad y salud en los lugares de trabajo”.

También se señala que las limitaciones de temperatura no tendrán que cumplirse en los recintos que “justifiquen la necesidad de mantener condiciones ambientales especiales o dispongan de una normativa que así lo establezca”.

Otra medida estipulada es la que determina que los establecimientos deberán funcionar con las puertas cerradas mientras tengan la calefacción o el aire acondicionado encendido.

Después de que la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, diera a conocer estas medidas las preguntas superaban a las certezas, aunque es constatable la preocupación en el comercio y otros negocios como peluquerías, centros de estética... 

Julen Maiz, presidente de Gipuzkoa Merkatariak-Federación Mercantil de Gipuzkoa, ha querido pronunciarse con “prudencia” a la espera de poder evaluar de forma más detallada el recorrido del Real Decreto, conocer el régimen sancionador y controlador, o saber de qué forma y en qué medida las comunidades autónomas pueden tomar decisiones al respecto.

Maiz, horas después de que el Consejo de Ministros aprobara estas medidas, expresaba en voz alta sus dudas. “Habría que ver si se han tomando en cuenta las particularidades de cada zona, porque no son lo mismo 40 grados en Sevilla que 32 en Donostia”. Pero, en todo caso, “hay que conseguir que las condiciones en los establecimientos sea agradables”, ha añadido.

"Hay que ver si el Real Decreto se adapta a las particularidades de cada zona"

Julen Maiz - Presidente de la FMG

“Tampoco se ha tenido en cuenta a los comercios que carecen de una puerta como tal, que pueda permanecer cerrada”, reflexiona. “Una puerta cerrada es, además, una barrera psicológica para la compra”, abunda.

“Los autónomos somos los más interesados en pagar menos y trabajar por el ahorro energético, pero hay que garantizar unas condicione de confortabilidad”, añade el presidente de la FMG, federación que, insiste, lleva tiempo trabajando con los comercios asociados en su Plan de Eficiencia Energética.

Con abanico Ana Ibazeta, titular de la peluquería Qué Pelos!, del donostiarra barrio de Egia, afirma que la aplicación de esta medida resultaría inviable en un establecimiento “con tantas fuentes de calor”. “Si tuviera que hacerlo, tendría que repartir abanicos entre las clientas, o colgarles del cuello uno de esos mini ventiladores”, señala.

"Si ponemos el aire acondicionado a 27 grados tendremos que repartir abanicos entre las clientas"

Ana Ibazeta - Peluquería Qué pelos!

“Mantengo el aire acondicionado de la peluquería en torno a los 24 grados y subirlo a los 27 no tendría ningún sentido”, apunta. “No tiene lógica que haga más temperatura dentro que fuera”, destaca.

“Tampoco lo ponemos muy bajo, porque las clientas tienen la cabeza mojada y si está muy bajo pasan frío”, añade. 

Ainara Melara, del centro de estética Beauty Time, se pronuncia en términos similares. “Aquí, ahora mismo trabajamos con el aire acondicionado a 24 grados. Por las características de esta actividad, casi nos tenemos que adaptar a la demanda de cada clienta y ponerlo más bajo, por ejemplo, si tiene sofocos”, insiste.

"Por nuestra actividad, nos tenemos que adaptar a las necesidades de nuestras clientas"

Ainara Melara - Centro de estética Beauty Time

“Ponemos el aire acondicionado cuando es necesario, pero como abrimos las puertas para ventilar por el COVID entra el calor, y hay que ponerlo”, señala.

“Nos gustaría utilizar menos aire condicionado, porque así el gasto también sería menor, pero siempre tenemos que garantizar el bienestar de las clientas”, añade.

La obligatoriedad de mantenerse en los márgenes de temperatura que fija el Real Decreto, subraya, “supondría un problema muy complicado de resolver” porque “trabajamos con cada persona de forma individual, con distintos tratamientos y con distintas necesidades”. “Si una mujer viene mareada, por ejemplo, le tenemos que poner el aire”, afirma.

Odei Buenaventura, de Choc Arte, confía en que negocios como el suyo, que trabaja con chocolate, no tengan que verse obligados a aplicar esta medida. “Si tuviéramos que subir el aire a 27 grados, tendríamos que cerrar la tienda”, asegura.

“El chocolate cuando la temperatura es superior a los 22 grados comienza a derretirse, si lo tocamos quedan marcas. Mantener las condiciones adecuadas con 27 grados es imposible”, insiste.

"En una tienda de chocolate poner el aire acondicionado a 27 grados significa el cierre"

Odei Buenaventura - Responsable de Choc Arte

“No es algo que nos afectaría solo en verano, también en primavera y en otoño en años como este, en el que se han dado días con altas temperaturas”, concluye.

Karmele Zabaleta, de la tienda de moda Koket de Azpeitia, manifiesta su enfado ante “estos límites que no tienen límite”, que en el caso de los comercios de textil tienen efectos muy directos. “Trabajamos con ropa que la clientela se tiene que probar y la temperatura influye mucho en la confortabilidad”, apunta.

"Las clientela se tiene que probar la ropa y la temperatura tiene que garantizar la confortabilidad"

Karmele Zabaleta - Titular de Koket

“Somos negocios privados y pagamos nosotros todos nuestros gastos. Creo, sinceramente, que desde el ámbito público se pueden tomar otras medidas”.

Como Maiz, Zabaleta considera que el hecho de tener que cerrar la puerta del establecimiento supone “añadir una barrera, un obstáculo más” a la compra.

La iniciativa de apagar las luces de los escaparates tampoco la comparte. “Ya no es por el comercio, sino por la sociedad en general. Apagando las luces de los escaparates se suma inseguridad y tristeza a las calles”.

“Hay otras medidas que se pueden adoptar desde arriba y sería aconsejable que consultaran con quienes trabajamos en el día a día. El papel lo aguanta todo, pero es a nosotros a quienes nos toca lidiar con la realidad”, concluye. 

En el transporte

Las empresas privadas de transporte recuerdan que con el clima de Gipuzkoa, estas medidas apenas tienen afección. “Podrían afectarnos ¿cuánto, cuatro días al año?”, explican desde Autocares Aizpurua, una de las empresas de referencia en el sector privado. “La realidad es que con el tiempo que hace aquí y el servicio que prestamos, que en su mayoría son trayectos cortos en el día a día, apenas ponemos el aire acondicionado”, apuntan. “Los clientes tampoco son nada tikismikis con la temperatura. Es que no da tiempo”, exclaman desde la compañía, que bromea con que la medida afectará más a los trabajadores de la oficina que al transporte como tal.

Un autobús de Dbus circula por las calles de Donostia Gorka Estrada

Por su parte desde la compañía de autobuses de Donostia, Dbus, se señala que en los autobuses de su flota “el sistema de climatización está configurado para alcanzar una temperatura de confort y se puede encender apagar, pero no se puede variar”. 

Dbus está analizando un decreto que genera muchas dudas y que, de partida, interpretan “que hace referencia a instalaciones, a edificios