¡Menuda movida tenemos con la energía!

–Bueno, la energía ya lleva un tiempo en el punto de mira, siendo objeto de debate y por desgracia, creo que continuará. 

¿Para siempre?

–Eso sería mucho decir, pero fíjate, estos días se habla mucho de la escasez de agua. Está claro que el agua es un bien básico. Y la energía también es un bien de primerísima necesidad, que afecta a todos los sectores. Entonces, el debate sobre la energía ha habido, ay y habrá. Otra cosa distinta cuánto se alargará es este punto de tensión que tenemos ahora. Y no tenemos una bola de cristal. Lo que está claro es que las tensiones geopolíticas han afectado directamente a la energía y que los precios altos que tenemos hoy son una consecuencia de ello. Y la tensión no solo es relativa a los precios, sino a la garantía de suministro. Estamos hablando de garantizar el suministro.

Y ahí Rusia tiene mucho qué decir.

–En función de lo que haga Rusia con el gasoducto Nord Stream1, la capacidad de almacenamiento de gas para otoño e invierno será mayor o menor y hace un año ni se nos pasaba por la cabeza hablar en estos términos. Y ahora mismo en Europa hay una gran preocupación.

La presidenta de la Comisión Europea ha puesto encima de la mes esta semana cuestiones como la solidaridad y racionamiento.

–Lo que vino a decir von der Leyen es: Ahorra gas para un invierno seguro (Save gas for a safe Winter). Ahora tenemos que tomar medidas para aumentar la capacidad de almacenamiento de gas.

¿Lo que viene a ser llenar las alforjas para un largo camino?

–Lo que se ha hecho siempre en nuestros caseríos, que es recoger la hierba en primavera-verano y almacenarla para hacer frente al invierno. Esto es lo mismo, pero a otra escala y con otro combustible. Cuando hablamos del gas, a la gente le viene a la cabeza que es para calentar el hogar o para usar en la industria, pero también se utiliza para generar electricidad. Una parte de nuestra energía eléctrica viene de quemar gas y afecta a todo nuestro sistema energético. 

“Con las infraestructuras que tenemos en Euskadi, tenemos garantizado el suministro de gas siempre que podamos pagarlo”

La ministra Teresa Ribera ha dicho que en ningún caso y de ninguna manera habrá cortes de gas y luz en los hogares. ¿Qué dice?

–Es cierto que la situación de la península, en relación a Europa, es diferente. Por un lado, porque de Argelia llega mucho gas y también porque hay infraestructuras de regasificación como la que tenemos en Euskadi, donde se puede recibir gas líquido de cualquier parte del mundo. Ahora mismo no se ve en peligro para garantizar el suministro. El asunto es a qué precio se recibirá. 

¿Entonces podemos estar tranquilos en Euskadi?

–El riesgo cero no existe, pero tenemos unas infraestructuras que el suministro lo tenemos garantizado. En el puerto de Bilbao tenemos Bahía Bizkaia Gas. En Euskadi en los últimos seis o siete años, todo el gas que se consume y más, es el que nos ha venido desde el puerto de Bilbao. Y viene de EEUU, de Rusia también, de Trinidad y Tobago, de Guinea Ecuatorial, de Nigeria. Eso significa que tenemos garantizado el suministro siempre que seamos capaces de pagarlo. Porque nuestra dependencia del gas de Rusia es muy baja y tenemos alternativa. No es la situación de Alemania. 

¿Pero si nos piden solidaridad? Imagínese que vamos a todos a una y se pautan los mismos cortes y restricciones en Europa.

–Es cierto que si Europa estuviese bien interconectada a nivel de red eléctrica o de gas, sería lógico adoptar medidas unificadas. Estoy de acuerdo en que hay que ser solidario, y en la medida que consumamos menos gas, más podremos enviar hacia Europa. Pero ahora mismo, nuestras interconexiones son muy limitadas. Por desgracia, nosotros no vamos a arreglar el problema de Europa. Pero nuestra política, de todos modos, siempre ha sido que cuanto menos energía utilicemos, mejor.

¿Pero sí podría suceder que si nosotros utilizasemos mucha energía, la tendríamos que pagar mucho más cara?

–En enero de 2021 nos sucedió que un metanero que estaba a punto de entrar en el puerto de Bilbao, se dio la vuelta y se fue a Shanghai. Esto es un mercado libre y oferta-demanda. Y luego también afecta esta incertidumbre, que genera una subida de precios añadida. 

¿Al mejor postor?

–Al mejor postor, como dices. Precio-oportunidad. Quién me paga más, pues allí me voy. El gas licuado que llega en barco es más caro que el que llega por gasoducto, porque es necesario trasladarlo en un gran barco metanero y luego además lo tienes que regasificar, pero te da una flexibilidad enorme y puede ir a cualquier parte del mundo, siempre y cuando haya un puerto marítimo con una infraestructura para cobijar ese gas. 

“En enero de 2021 un metanero que estaba a punto de entrar en el puerto de Bilbao se dio la vuelta y se llevó el gas a Shanghai”

¿Y Alemania no tiene este tipo de plantas regasificadoras?

–Alemania no tiene infraestructuras de este tipo y ahora están intentando buscar soluciones de ese tipo de la manera más rápida. 

El precio del gas no solo afecta a la calefacción, sino a la electricidad y en definitiva a todo. ¿Es así?

–Cuanta menos electricidad consumamos, es posible que en esa subasta el ciclo combinado no sea necesario y así desaparece la dependencia del gas. Pero en estos momentos de gran calor, suele haber una demanda elevada de electricidad y es necesario el ciclo combinado y es el que fija el precio. 

Otra cuestión que inquieta mucho. Se habla del gas y este se usa para generar electricidad. Vale. Pero qué pasa con los combustibles para automoción?

–La gasolina o gasoil que utilizan nuestros vehículos son un refinado del petróleo y la capacidad de refino que tiene Europa no es del 100%. Mucha gente pregunta, cómo puede ser que el precio del barril baje y suban la gasolina y el gasoil. El precio del barril es importante, pero entra en juego cuánto refino hay y cuánto se pide. Y de nuevo, la ley de la oferta y la demanda. Ese es un factor clave. Rusia también exporta gasolina y gasoil a Europa. Y si quitas esa parte, eso significa que tienes menos oferta para hacer frente a la demanda. 

¿Entonces, el mensaje es ahorrar o al menos consumir con cabeza?

–Sin duda. Siempre lo ha sido, y ahora más que nunca. Cuanta menos energía utilicemos, será mejor todos. Con medidas que empiezan por uno mismo. Si empezamos a utilizar el transporte público, por ejemplo, seremos más eficientes. Si cada uno en vez de ir en su coche, si vamos al mismo lado, los cuatro vamos en el mismo vehículo, será mejor. O si el aire acondicionado en vez de en 22 grados lo ponemos en 24 o 25, se puede respirar igual, y habrá un ahorro importante de energía. O en invierno en casa, en vez de estar en mangas cortas, nos ponemos algo de ropa y ponemos la temperatura en 19 grados. Podemos ahorrar mucha energía. Y si esas pequeñas medidas las adopta mucha gente, se convierten en grandes medidas. 

¿Cómo afectará todo esto a nuestros planes de descarbonización de la economía de cara a 2050? ¿Los frenará o los impulsará?

–Por un lado, en Europa ahora mismo la principal preocupación es la garantía de suministro y hay que valerse de todas las otras tecnologías, como pueden ser el carbón o las nucleares. Esto al final es un plan de contingencia para que en otoño e invierno no falte energía. Siempre pensando que Putin cortará el gas o lo limitará mucho. Pero yo estoy convencido de que esto provocará que se hagan cada vez más esfuerzos para que nuestro mix energético europeo esté cada vez más compuesto con renovables y la apuesta, tanto para el eólico como para el fotovoltaico, se fortalecerá, sin ningún tipo de duda. 

¿Nos conducirá esto a la autonomía y la soberanía energética?

–Eso es, y además con unas tecnologías limpias, manteniendo el objetivo ese de descarbonización y seguramente, como bien dices, nos llevará a la soberanía energética. Tengo claro que esto nos dará un impulso importante. 

“Estoy convencido de que todo esto nos dará un impulso importante y seguramente nos llevará a la soberanía energética”

¿Consumimos demasiada energía los vascos?

–Nuestra intensidad de consumo energético es cada vez más baja, teniendo en cuenta todos los sectores y está desacoplando con respecto a PIB. Es decir, nuestro consumo energético no aumenta en la medida que lo hace nuestro PIB. Ese es un dato significativo, pero eso no quiere decir que no nos quede nada por hacer. Tenemos que mejorar nuestros hábitos. Cuanto menos consumamos, mejor. La subida de precios está claro que va a tener un gran impacto en nuestra economía y ya es por por interés personal, lo que está claro es que cuanto menos energía consumamos, vamos a pagar menos. 

¿Un último mensaje?

–Esto es labor de todos. Hay que actuar con sentido común y con pequeñas medidas. Tenemos capacidad de reducir nuestro consumo de energía, sin ningún tipo de duda. Esto nos tiene que valer para hacer un cambio a mejor de hábitos de consumo energético a futuro.