Este martes, 28 de junio, se conmemora el Día del Orgullo LGTBI. Es una fecha escogida a raíz de las protestas que tuvieron lugar en esa jornada, en el año 1969, en los alrededores del bar Stonewall de Nueva York, y que dieron lugar al nacimiento del movimiento LGTBI.

Medio siglo después de esos disturbios que cambiaron el curso de la historia, tanto Patricia como Elena consideran que queda mucho que reivindicar. Elena pone el foco en defender “las distintas formas de amar”, mientras que Patricia recuerda que para muchas personas “no es seguro ser homosexual”.

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En la ruta hacia la igualdad total, para la que “quedan años y años, y quedará toda la vida”, según Patricia, establecen varios elementos que consideran primordiales. Por un lado, el hecho de que existan referentes, algo de lo que ambas carecieron, porque durante su adolescencia “no éramos de redes sociales”, pero reconocen su valor. “Hoy en día, hay muchas personas que no son heterosexuales normativas, que tienen una imagen pública y que hacen que otras personas se sientan cómodas”, recalca Patricia.

Por otro lado, inciden en la existencia de una ley específica, para que los delitos contra el colectivo LGTBI se condenen a través de esta legislación, como ocurre con la violencia machista. “Al final, a la gente, lo que le duele es lo que le duele”, apunta Patricia, que no ve con buenos ojos que si “le dan una paliza a un chaval por el mero hecho de ser gay”, sea “una agresión como una pelea de bar. No me parece”.

¿Sigue haciendo falta salir del armario en pleno año 2022? Ellas hacen una diferencia entre el mundo ideal y la realidad. “Creo que no tendría que ser necesario, pero es verdad que todavía lo es”, constata Patricia, y nombra la presunción de heterosexualidad que se da en la sociedad a menos que se diga lo contrario. “Hay tanta necesidad de que se normalice” formar parte del colectivo LGTBI que “sí es necesario darle visibilidad. Deseo que llegue el día que no tenga que serlo”, destaca Elena.