El perro guía es para las personas ciegas mucho más que un compañero, es el ser que les aporta autonomía y seguridad a la hora de desplazarse.

Hoy se celebra el Día Internacional del Perro Guía bajo el lema 'En el transporte, también somos uno', con el que busca reclamar a la sociedad el derecho de acceso al transporte público de estos animales con sus dueñas y dueños.

Porque aunque el marco normativo les reconozca el acceso al transporte público, a veces este aspecto es desconocido por la sociedad, lo que puede llegar a generar problemas a las personas ciegas.

Ana Serrano tiene a su compañera Winoa desde hace diez años y medio, aunque tuvo antes otra perra guía que murió tras “correr como una loca por la playa”. Le falló el corazón y a Ana se le rompió el suyo. “Lo pasé tan mal que dudé incluso en tener otro”.

“Winoa es mis ojos, una amiga. Pocas cosas en la vida me han hecho sentir así, he tenido pareja, he tenido experiencias positivas y menos positivas. Pero Winoa es el amor incondicional”, asegura.

Ana Serrano destaca la importancia que tiene para su vida su perra guía. Pero esta mujer que sufre retinosis pigmentaria, una enfermedad degenerativa que empezó a manifestarse en su vida a los 16 años, reconoce que el proceso de adaptación no es sencillo y así se lo comenta a quien le pide consejo. “No es fácil, pero tampoco imposible” y los resultados merecen la pena.

“El perro guía no tiene nada que ver con el bastón, te tienes que hacer a ella y ella a ti”, asegura y aunque se llega a casa con una instructora, pocas jornadas, después viene el tiempo de ajuste “que no se acaba en dos o tres meses, requiere más tiempo. Pero luego es un gustazo. Ella va conociendo los sitios, te señala lo que no puedes hacer”, explica Serrano.

Pasó del bastón al perro guía tras sopesar pros y contras. Para hacerse con el animal le valoraron distintos aspectos, desde el psicológico al económico, pasando por un estudio de la casa, la existencia de zonas verdes en el entorno etc.

Todos esos datos se remiten a la escuela de perros guía en Boadilla del Monte, Madrid, hasta donde Serrano se desplazó cuando le adjudicaron su primera compañera.Allí permaneció tres semanas, algo menos con Winoa al ser su segunda experiencia.

Su retinosis ha avanzado, sobre todo desde que tuvo una rotura de cráneo que acaleró la pérdida de campos visuales. En ese momento empezó un proceso que le llevó a dejar el trabajo y a solicitar la incapacidad. En ese momento de su proceso de pérdida de visión fue cuando empezó a usar el bastón, paso previo a la solicitud de un perro guía.

Los malos ratos de hace unos años, cuando algún taxista le negó la posibilidad de subir en su vehículo o cuando tuvo que avisar a la policía en Navarra porque no le dejaban acceder a un restaurante, ya son excepciones.

Alguna vez sin darse cuenta me dejan con el autobús junto a un árbol o lejos de la acera. En los casos que no se pueden acercar o mover, salgo por delante”, abunda.

Y aunque a nivel social las cosas también han cambiado, queda camino por andar. “Hay gente que no sabe qué es un perro guía. Alguna vez incluso de muy malos modos se han quejado de que Winoa estuviera en el autobús y les he tenido que responder y explicar cuáles son mis derechos”.

“Cosas de esas alguna vez me han ocurrido y te tienes que defender, sacarte las castañas del fuego. Hemos ido por delante de las instituciones siempre, nuestra experiencia y demandas han hecho que cambien las normas y se reconozcan los derechos”, abunda.

Hay muchos aspectos a mejorar, sobre todo en materia de accesibilidad. Las obras, vehículos mal aparcados e, incluso, grupos de personas paradas en medio de la calle charlando si posibilitar el paso, son trabas en el día a día de las personas ciegas.

Yo ya he ido al cine o al teatro con la perra, me monto en el taxi, subo sin problema al autobús. Muchas cosas han cambiado desde que tuve la primera perra. Otras cosas entran en el terreno de la conciencia de cada persona”, evoca.

Ana Dávila, jefa de servicios de la ONCE en Euskadi, corrobora que el cambio ha sido evidente pero que hay margen de mejora. En el Día Internacional del Pero Guía la ONCE quiere recordar a la sociedad “que existe una Ley que ampara y protege a los usuarios del perro guía y les da derecho a entrar con ese auxiliar de movilidad al transporte público y a acceder a distintos establecimientos e, incluso, en un hospital, que no hablamos del quirófano, con su animal”.

Pero, destaca, “también tienen obligaciones”. “Si se va a un restaurante tenemos la obligación de que el perro guía permanezca bajo la mesa, se comporte, a llevarlo aseado, cumplir las pautas de vacunación... Derechos sí, pero obligaciones también”.

“La ley tiene décadas y cada vez queda menos camino por andar, aunque todavía existan personas usuarias del transporte público que se pueden sorprender o disgustar. No a todas las personas nos gustan los animales, pero estamos hablando de derechos”, asegura.

Lo cierto, apunta, es que “muy pocas veces se tiene que llegar a la denuncia” para que se respete el derecho de la personas ciegas a desplazarse con un perro guía “que les da más seguridad”.