- Gipuzkoa, la CAV y gran parte del Estado amanecieron ayer cubiertas de un polvo color anaranjado que hizo que todos los viandantes se preguntaran qué era eso que cubría coches, aceras y ventanas: polvo en suspensión del norte de África, más habitualmente conocido como calima.

La borrasca Celia impulsó con fuertes vientos este polvo procedente del desierto del Sáhara y que afecta con mayor intensidad a amplias zonas del sureste, del centro y del noroeste peninsular, según datos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) que avanza que hoy se espera más calima, al menos hasta el final de la tarde, cuando llegue la lluvia, por lo que conviene tomar precauciones, como no realizar ejercicio físico intenso o aprovechando que la tenemos a mano llevar la mascarilla puesta.

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El motivo es que los ojos y la garganta son los mayores afectados por el polvo en suspensión que, según los expertos, puede provocar picores de ojos e irritación respiratoria.

La calima, además de degradar la calidad del aire y disminuir la visibilidad, puede afectar a la salud de las personas de manera grave, según indican los expertos. Los principales afectados son la gente que padece asma. Si bien, otros efectos secundarios derivados por respirar el polvo podrían ser broncoespasmos, crisis respiratorias o episodios de asma. Los expertos recomiendan el cierre de ventanas, el uso de mascarillas en exteriores, la ingesta de líquidos o evitar hacer ejercicio al aire libre.

Al tratarse de partículas en suspensión secas las que inundan desde ayer las calles, no como las de otros episodios meteorológicos como la niebla, producen sequedad cuando entran en contacto con nuestras mucosas, explicó ayer a Efe Felipe Villar, jefe asociado del Servicio de Neumología de la Fundación Jiménez Díaz, que señala que puede afectar a la población general sana pero en especial los que sufren patologías respiratorias, que deben tener cuidado.