PAMPLONA - Con un tamaño más cercano al de un bisonte que al de un toro, Rabanero se presentó en Pamplona con 640 kilos de músculo y una cabeza que no cabría en este periódico. Y el colorado de la camada de Miura que ayer corrió el octavo y último encierro de las fiestas (ya falta menos), transitó por el Casco Viejo pamplonés rezagado y desvergonzado desde el tramo de Mercaderes hasta la plaza, para cornear a dos mozos, un australiano y un madrileño, a los que hirió en la Estafeta y en Telefónica en una pierna y en la axila, respectivamente. Si se le hubiera antojado al bicharraco, habría hecho un señor chandrío. Su hermano Loreño, el único negro del lote, fue el autor de la tercera cornada de la mañana, la que sufrió otro australiano al que propinó un soberano puntazo en un brazo en la bajada al callejón.
La carrera de ayer se definió en la entrada a la calle Mercaderes, donde tres toros sevillanos resbalaron y quebraron la compacta manada, lo que dejó a Rabanero en solitario y a sus cinco hermanos por delante, corriendo sin orden ni concierto. Hasta ahí, los miuras había salido de los corrales de Santo Domingo protegidos por los mansos, que volvieron a marcar el ritmo al comienzo del encierro para demostrar la fortaleza que les ha caracterizado todos los sanfermines. El ascenso hacia la plaza Consistorial fue el momento de la mañana más ordenado, pero saltó hecho añicos cuando los morlacos dejaron atrás el ayuntamiento.
Loreño, Trapajoso, Bellotero, Bravío y Alfajorito tomaban ventaja metiendo el miedo en el cuerpo a varios mozos que buscaban absurda ubicación en la curva de acceso a la calle Estafeta, incluido un saltimbanqui que se colgaba de las tablas y al que se le apareció el santo morenico. Otra pareja, bloqueada en su raciocinio, en vez de correr hacia la plaza, prefería lanzarse cuerpo a tierra, rezando al ídem. Ninguno de ellos resultó corneado por los astados, que tampoco se esforzaron mucho por hacer sangre.
CORNADA Y VOLTERETA EN LA ESTAFETA Mientras la manada se estiraba y mutaba por los adoquines de la calle Estafeta, pasando de ser encabezada por los miuras a serlo por los mansos, poniendo en innumerables aprietos a la multitud de corredores que no quisieron perderse el último encierro de este año, Rabanero ya trotaba a su aire. Su primera víctima fue un mozo australiano de 30 años que sin aparente motivo se cruzó en su camino saliendo desde la pared derecha de la calle Estafeta, para recibir una cornada de 15 centímetros en su pierna izquierda y ser volteado violentamente. El aterrizaje estuvo a punto de costarle aún más caro, pero el varón venido de las antípodas evitó el traumatismo craneoencefálico por escasos centímetros de rotación.
El descarado Miura corrió con nobleza, a unos 50 metros de sus hermanos, que avanzaban agrupados y parapetados por los mansos, y se internaban en el tramo vallado de Telefónica abriéndose paso entre la mocina. Otro corredor australiano, este de 27 años, que trotaba por la parte derecha del vallado, se salvaba de la embestida de Bravío por milímetros, pero no consiguió evitar la de Loreño, que le corneó en el brazo derecho, antes de desequilibrarlo y tirarlo al suelo.
El protagonismo final del encierro estaba reservado para Rabanero, que sin excesiva velocidad llegó hasta Telefónica y se llevó por delante a un mozo, al que arrolló y descamisó con uno de los cuernos. El mozo, de milagro, salió del trance sin cornada, pero el colorado Miura ya había fijado a otro mozo, vecino de Alcobendas, de 25 años, que tardó en escapar por las tablas y resultó dañado en la axila por el animal, que lo levantó del suelo, antes de proseguir su camino hacia la plaza. Para entonces, la manada ya había ingresado en los chiqueros de la Monumental pamplonesa, algo que le costó más al sexto, que al pisar la arena se hizo el remolón y obligó a los dobladores a esforzarse al máximo. Toda una bestia y un sinvergüenza ese tal Rabanero.
‘Rabanero’. El morlaco se erigió en el principal actor de la mañana. Corneó a dos mozos y pudo herir a alguno más.
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Con los tres jóvenes heridos ayer por asta, los encierros de los sanfermines de 2019 han concluido con ocho corneados.