donostia - La comunicación entre médicos y farmacéuticos es vital pero no siempre ha resultado sencilla ni fluida. Para mejorar este aspecto, el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Gipuzkoa activó, hace aproximadamente un año, un programa de comunicación entre farmacéutico comunitario y médico de atención primaria que se puso en marcha en Donostia, recientemente se ha ampliado a Zarautz, está tomando cuerpo en Bidasoa y el Alto Deba, y lo han reclamado en el Bajo Deba.

“Está funcionando muy bien. El director de Farmacia del departamento de Salud nos ha pedido que le informemos a este respecto con la idea de ampliarlo a toda Euskadi”, adelanta el presidente del Colegio, Miguel Ángel Gastelurrutia.

Este programa funciona en distintos apartados: administrativos, clínicos generales y urgencias.

Todas estas comunicaciones se hacen mediante correos electrónicos, contactando con una persona que coordina el servicio en los centros de salud. Las excepciones son las comunicaciones por urgencias, que se realizan por teléfono y obteniendo pronta respuesta de los médicos.

“Hay una parte muy novedosa e interesante. Cuando identificamos un problema social, por ejemplo si observamos que una persona comienza a descuidarse o a perder el control de su medicación, se comunica al referente sociosanitario del centro”, añade Gastelurrutia.

De la utilidad de este programa da fe Lierni Mendiaraz, de la farmacia Mendiaraz de Egia, un barrio con una media de edad alta. “Nosotras observamos que una persona, que se había quedado viuda, venía cada vez más dejada, incluso oliendo a orina. Antes no hubiéramos sabido cómo contactar con algún familiar, si lo tiene, para comunicarlo. Ahora nos dirigimos a la profesional que lleva el servicio y toma cartas en el asunto”.

Para tomar parte en el programa, los centros de salud deben de inscribirse. Para ello, de forma previa se debe lograr el visto bueno del responsable de la OSI (Organización Sanitaria Integrada) de cada zona.

En Donostia ya funciona en todos los centros de salud, con muy buenos resultados. “Es un sistema de comunicación en el que no se dan nombres, porque es una información muy sensible. Las farmacias, identificadas por su número, envían un correo con la consulta del paciente, identificado también por el número de su tarjeta sanitaria”, explica Gastelurrutia.

La importancia de este servicio es aún mayor desde que se instauró la receta electrónica y las visitas de los pacientes al médico son más esporádicas. “Así aprovechan la farmacia, que estamos cerca”, destaca el presidente de Colegio.

Lierni Mendiaraz afirma que la comunicación con el médico ha mejorado, sobre todo con los y las profesionales más jóvenes y gracias al programa, algo “impensable hace 30 años”. “Cuanto más comunicados estemos todos los agentes que intervienen en la atención sanitaria, mejor. Ahora nos apoyamos y es un gran avance”, añade. “Ahora que hay desabastecimientos también nos consultan los médicos sobre si una medicina está o no disponible para cambiar el tratamiento”, concreta.

racionalizar el uso Siendo la mejora del servicio al paciente el objetivo principal de este servicio, permite, asimismo, “racionalizar el uso del medicamento”. “No hay que ahorrar por ahorrar, hay que usar lo que hace falta. Pero, normalmente, hay una sobreprescripción y si racionalizamos la medicación se puede disminuir algún medicamento”, defiende Gastelurrutia.

El Colegio de Farmacéuticos es un órgano vivo que siempre está tratando de adoptar nuevas iniciativas. Entre estas se halla un programa para “quitar benzodiacepinas a pacientes que la usan mal”. Bajo esta complicada denominación se esconde el popular Orfidal. “Hay mucha gente que se toma uno todos los días y deja de hacerle efecto, porque tiene efecto durante quince días. Luego te acostumbras”. El programa pretende ayudar a “quitar el Orfidal”. El departamento de Salud todavía no ha dado respuesta a esta oferta.

También se pretende trabajar en “mejorar la adherencia”. ¿Qué es? El grado de seguimiento que el paciente realiza de las prescripciones médicas, que no siempre es el correcto. Con el programa que tiene preparado el Colegio, que podría estar en marcha ya el año entrante, “se mejora en seis meses en un 30% el cumplimiento de la medicación”. Se ha trabajado en tres patologías: hipertensión, asma y Epoc. Al mejorar la adherencia, “mejora el resultado clínico”.