“No hay prisa para gastar los 7,2 millones, hay que tener calma”
Tras ser agraciado con el Cuponazo, Miguel Marín ha echado la persiana del bar Iparra de Pasaia
donostia - Lo tiene bien calculado, con lo que le quita Hacienda de los nueve millones que le han tocado en el Cuponazo de la Once del pasado viernes le quedan 7, 2 millones. Todo un pico que hace posible que Miguel Ángel Marín eche la persiana del bar Iparra de Pasai Antxo, que regentaba desde hace un cuarto de siglo, para no volverla a levantar. Toca descansar y lo tiene más que claro.
Se muestra muy agradecido con todos los clientes que han sido fieles a este popular establecimiento durante muchos años pero ya le ha llegado un merecido, y ahora bien asegurado, retiro.
No engaña. Afirma que se siente “muy bien, estupendamente” después de hacerse millonario de un golpe. “De no tener nada a tener todo este dinero en un momento es un subidón impresionante. Tan simple como eso”, reconoce Miguel.
Además de con su familia, Miguel quiso celebrar su suerte con los vecinos de Pasaia y el martes invitó a todo al que se acercó a su bar. “Después de 25 años trabajando y viviendo en el pueblo es mucha gente, mucha vida compartida”, recuerda.
Si se le pregunta por el futuro la primera respuesta es una carcajada. Tiene claro que esta lluvia de millones le ha permitido “adelantar la jubilación” para la que, oficialmente, no le quedaba mucho. “Ahora, como se dice, a vivir, pero a vivir de verdad. De pasar con la pensión a esto ¡menuda diferencia!”, constata.
Pero, además, de “descansar” Miguel se dará algún capricho y, cómo no, echará un capote a los hijos aunque, afirma, “están bien”. “Ahora nos toca disfrutar a mi mujer y a mí. Pero es una satisfacción saber que tenemos el futuro resuelto para nosotros y para nuestros hijos”, apunta.
La suerte le llegó por ser fiel a su costumbre: cada semana compraba su cupón y jugaba a la Primitiva y el Euromillón. “Era una rutina que tengo desde que cogí el bar”, añade, rutina que llega a la lotería, jugando el mismo número “25 años”.
“Para quienes dicen que nunca toca, decidles que toca, yo soy el ejemplo”, asegura Miguel para dar alguna esperanza a los apostantes. A él le llegó toda la suerte junta aunque afirma estar “muy tranquilo”. “Tengo la cabeza muy bien amueblada y no me voy a precipitar para nada, porque ahora hay que actuar con mucha calma”, asegura.
“Ahora sí que no hay prisa”, afirma Miguel, que reconoce que algún amigo nuevo ya le ha salido al camino tras conocerse que era el feliz ganador de los nueve millones del Cuponazo. “Está claro. Hay gente con la que no he hablado en dos años y ahora me vienen a saludar. Pero ya me habían avisado: ten cuidado, que te aparecerán amigos y te intentarán engatusar con invertir aquí o allí”.
Muy conocido en Pasaia, municipio del que es originaria su mujer, aunque residente en Errenteria, a Miguel ya le será difícil pasar desapercibido.
De momento, con el Iparra ya cerrado, además de millones recoge las palabras de cariño que los vecinos le han expresado tanto en persona como en las redes sociales. Una frase que refleja la huella del bar y de Miguel: “Hoy ha sido el último día de un bar que ha sido una segunda casa. ¡Os lo merecéis pareja! Os echaremos en falta”.
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