Los lemas son más bonitos cuando se acompañan con una sonrisa y el Boulevard donostiarra lució con todo su esplendor ayer al mediodía, con centenares de rostros alegres que cantaron, gritaron y suspiraron por el fin de la desigualdad entre hombres y mujeres. Mucha juventud sobre todo, pero también voces con experiencia, serenas, convencidas. Un chute de energía positiva. Así vivieron el 8-M los protagonistas de esta pequeña historia: Maitane y su pequeña Isabela. Maitane, Leire, Isabel y Laiene, un grupo de jóvenes errenteriarras. Ane, activista donostiarra con ojos de esperanza. También las hermanas Encarni y Conchi, con sus compañeras del colectivo Dandai, que llevaban un chute de energía entre tanta gente joven. Ricardo Ugarte y Julia Otxoa, escultor y poetisa. Juan José y Mari Nieves, otro matrimonio de quitarse el sombrero: suman 158 años entre ambos. Sin olvidar a Mark, un adolescente del Antiguo que acudió a la concentración con su cuadrilla de chicos y chicas. También dos jóvenes de Errenteria e Irun, ambas de nombre Oumaima, que lucían su velo con orgullo y clamaban por la igualdad.
Empecemos. A sus 71 y 65 años, Conchi y Encarni González Arrieta -“hay que reivindicar el apellido de la madre”, asegura la mayor de las hermanas-, están exultantes. “Seguiremos aquí mientras tengamos una gotita de salud”, dice Conchi. “Hace muchísimos años que llevamos reivindicando esto y ahora ves tanta gente y es también gracias a la lucha que ha habido antes, que continúa y continuará”, insiste. “Tenemos que transmitir el mensaje a nuestros hijos e hijas. Y a los hijos especialmente”, apostilla Encarni.
Maitane Beloki, de Altza, no está lejos de ellas, pero solo tiene ojos para su pequeña Isabela. Luce una bandera morada y su hija sujeta un cartel con la leyenda: “De mayor quiero ser libre”. Preguntamos. ¿Por qué estáis aquí? “He sido víctima de violencia de género, he sufrido discriminación laboral; es difícil conciliar familia con trabajo. Apoyo a todas las mujeres para que tengan la misma igualdad, y el mismo derecho que los hombres. Que haya una conciliación familiar importante. Tienen que cambiar las cosas y el tema de la violencia de género, que acabe ya y que no suframos en los divorcios cosas tan lamentables como la violencia. Y luchar por ello y que no sufra ninguna más”, resalta Maitane.
Más atrás, un rostro conocido llama nuestra atención. Es el escultor Ricardo Ugarte, que ha acudido a la concentración con su esposa, la poetisa Julia Otxoa. “Yo siempre he sido feminista y vengo aquí con mi mujer para dar apoyo una vez más a las mujeres, que falta hace. Y esta lucha irá a más y tiene que ser un impulso contra las políticas regresoras”, subraya.
A su lado, la donostiarra Ane Martín nos habla con la mirada. “Las mujeres estamos cansadas de no poder salir seguras a la calle, de no poder tener nuestras propias decisiones, con nuestras convicciones, y forjar nuestro futuro. Y cuando decimos no, es no. Y cuando salimos a la calle no queremos ser valientes, sino libres. Porque realmente hoy en día queda mucho por hacer todavía en cuanto a la ley de violencia de género, y a pesar de que se anima a la mujer que es víctima a denunciar, no tiene la protección real ni los medios para comenzar de nuevo porque necesita hacerse cargo de sus hijos pero depende económicamente de la pareja”, explica.
Buscamos gente joven y damos con cuatro chicas de Errenteria. Maitane Urrengoetxea, 20 años, tiene el pelo de color morado. “Es mi segundo año y vengo porque el papel de la mujer no se visibiliza lo suficiente y para defender nuestros derechos. Por ejemplo, ayer le dije a mi padre que tenía huelga por el Día de la Mujer y me preguntó cuándo sería el día de los hombres. Aún le falta un poco”, lamenta. Leire Silva, de 18 años, es la primera vez que viene. “Al final nunca nos han tratado de la misma manera y vengo para romper esa brecha que hay entre las mujeres y los hombres”, señala. Junto a ella, Isabel Redondo y Laiene Martínez reconocen que en su casa ellas son la avanzadilla en la lucha por la igualdad. “Yo tengo 18 años, pero mis hermanos tienen 33 y 30, y mi familia es bastante mayor y les enseñaban otras cosas. Es difícil que puedan entender lo que nosotras vivimos y la información que hemos tenido desde bastante temprano. Mi madre al principio no lo entendía, pero más o menos está intentando integrarse en todo esto”, asegura Laiene, mientras que Isabel confía en poder convencer a su madre y llevarla a la concentración en 2020.
Detrás, una cabeza sobresale al resto. Es Mark, un joven donostiarra de 15 años que ha acudido con su cuadrilla de chicos y chicas a la concentración. “Yo pienso que las chicas están aquí por un motivo, que se sienten en desventaja y hemos venido para apoyarlas”, zanja.
Varios metros más atrás, dos jóvenes musulmanas con velo sujetan sendas pancartas. “Yo tomo mis decisiones, nadie decide por mí”, reza una. “Estamos aquí principalmente por el Día de la Mujer y por defender nuestros derechos como mujer musulmana, que vivimos aquí y somos parte de la sociedad. Yo no me considero de fuera y no acepto que nadie me diga vete a tu país”, dice Oumaima El Malki, de 20 años. Quiere ser ingeniera: “Llevo aquí desde los ocho años y me gustaría que se comportara la gente conmigo como con cualquier otra mujer y que en los puestos de trabajo me acepten con mi velo, porque yo no me siento diferente por llevar el velo, sino que es un símbolo de que soy musulmana y me gustaría que se acepte”, reivindica. Le preguntamos por el rol de la mujer en la comunidad musulmana. “No hay que generalizar, cada persona es un mundo”, dice. Junto a ella, Oumaima El Zarzour, de 19 años, pide “que no haya diferencias entre nosotras. Esto es una lucha común”, zanja.
Juan José, de 82 años y Mari Nieves, de 76, son matrimonio y destacan entre la juventud. “Esto es una cuestión de jóvenes y mayores y hay que apoyar a la juventud. El año pasado también estuve y no hacía falta nada para animarme”, reconoce él. Su esposa, Mari Nieves, admite que “hemos tenido otra educación diferente, pero la cabeza sirve para pensar y los ojos para ver”.
“El papel de la mujer no se visibiliza lo suficiente y vengo para defender nuestros derechos.
Maitane urrengoetxea
20 años
“Nunca nos han tratado de la misma manera y estoy aquí para romper esa brecha que hay”
leire silva
18 años
“Tenemos que transmitir el mensaje a nuestras hijas e hijos. Sobre todo a los hijos”
encarni gonzález arrieta
Miembro del colectivo Dandai de Egia
“El ambiente que hay aquí contagia y me gustaría poder traer a mi madre el año que viene”
isabel redondo
Joven de Errenteria
“Mi familia es bastante mayor, les han enseñado otras cosas, y les cuesta entender lo que vivimos”
laiene martínez
18 años
“Seguiremos aquí mientras tengamos una gotita de salud; la lucha continúa y continuará”
conchi gonzález arrieta
Miembro del colectivo Dandai de Egia
“Las chicas están aquí por un motivo: se sienten en desventaja y hemos venido para apoyarlas”
mark agirre
Donostiarra comprometido con la igualdad. 15 años. Fue al Boulevard con su cuadrilla de chicos y chicas
“Estamos cansadas de no poder andar seguras y no poder tomar nuestras propias decisiones”
ane martín
Activista donostiarra
“Siempre he sido feminista y vengo aquí con mi mujer a apoyarlas porque falta les hace”
ricardo ugarte
Escultor
“Nosotros hemos tenido una educación diferente pero la cabeza sirve para pensar y los ojos para ver”
mari nieves
76 años
“Llevo desde los 8 años aquí, me siento de aquí, y no acepto que nadie me diga ‘vete a tu país”
oumaima el malki
Estudiante de Bachillerato. Errenteria
“Que no haya diferencia entre nosotras porque yo lleve velo; esto es una lucha común”
oumaima el zarzour
Estudiante de Bachillerato. Vecina de Irun
“Esto es una cuestión de jóvenes y mayores; el año pasado ya vine y no hacía falta nada para animarme”
Juan josé
82 años
“La lucha irá a más y tiene que ser un impulso contra las políticas regresoras”, afirma el escultor Ricardo Ugarte, “feminista de toda la vida”