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El absentismo escolar toca techo

Un total de 3.337 estudiantes de Primaria y ESO de Euskadi se ausentaron de clase sin justificar el pasado curso, 347 más que el año anterior

El absentismo escolar toca techo

donostia - Ahora son vacaciones y no es extraño ver a escolares en día de labor en el parque o en la piscina. Pero durante el curso, esta estampa no suele ser la habitual ya que el absentismo se mantiene en unos niveles bajos (1,6%). Sin embargo, Euskadi no ha logrado corregir la escalada y el curso pasado registró su máximo histórico. Según los datos facilitados por el Departamento de Educación, los inspectores detectaron el curso 2016-2017 un total de 3.337 casos, 374 más que el año anterior. Hace una década, el número de estudiantes que no asistían por lo menos al 20% de las clases no llegaba a los 130. Fuentes de Educación aseguran que el incremento de casos se debe a que los centros y las instituciones implicadas en la prevención de esta conducta han intensificado los controles.

Si se analiza el comportamiento absentista acumulado a lo largo del curso escolar en Educación Primaria, el mayor porcentaje (86,9%) se encuentra en el intervalo del 25%. Es decir, las jornadas escolares perdidas por el 86,9% de los absentistas no superan el 25% del total del periodo lectivo anual de cada uno de ellos. Además, el 66,05% de este alumnado se encuentra en el intervalo de menos del 10%, es decir, se podría considerar como un absentismo anecdótico. En ESO, el porcentaje mayor de absentismo, el 70,15%, también se concentra en el intervalo de hasta el 25%. Sin embargo, este porcentaje es más bajo en comparación con los datos de Primaria. En esta etapa, el 46% del alumnado se encuentra en el intervalo de menos del 10%. Las ausencias continuadas son más frecuentes en ESO (2%) que en Primaria (1,4%).

Según Joan Vaello Orts, pedagogo y profesor tutor de Psicología General y Psicología Evolutiva en la UNED, el absentismo está “muy ligado a un entorno familiar desfavorecido, a familias negligentes, desentendidas del contexto escolar, incluso familias maltratadoras”. Según comenta, “la negligencia en la crianza de los hijos y el desinterés deriva en ocasiones en que esos padres no lleven a su hijo al colegio y no le den ningún tipo de valor a la educación reglada”. A medida que se entra en la adolescencia, dice, van ganando peso las compañías y la influencia de los iguales, “buscan amigos que no asisten a clase y diversiones complementarias y alternativas a la escuela y ahí se produce un potente juego de refuerzos mutuos”. El menor absentista entra entonces en lo que llama “circuito de riesgo” como el consumo de sustancias, adicciones a juegos, a las redes sociales o actividades alternativas en lonjas.

Por todo ello, Vaello Orts cree que la solución debe ser integral. “No basta con una intervención exclusivamente escolar para atajar el absentismo sino complementarla con una intervención familiar y social”. Desde su experiencia, es importante “detectar las señales cuanto antes y compartirlas con técnicos especialistas dentro del centro pero también fuera, como pueden ser técnicos de bienestar social, de atención familiar o juventud del ayuntamiento”.

Desde su punto de vista, “familia, entorno social y centro tienen que intercambiar información y adoptar medidas para mejorar el rendimiento escolar pero sobre todo para atajar el absentismo o disminuirlo”. Pero no siempre es sencillo porque, en muchas ocasiones, el origen del problema está en casa. Para salvar este obstáculo, el pedagogo apunta que “primero hay que implicar a las familias que no se implican; segundo, aconsejar a las familias que no saben cómo pueden ayudar a sus hijos; y en tercer lugar, apoyar y reforzar a las familias que quieren y saben hacerlo y a las que sus hijos no les hacen caso, a aquellas familias que se muestran impotentes”.

Incluso en este último caso hay esperanza porque “siempre hay adultos referentes, como un profesor que conecta u otras figuras externas al centro, que tienen la suficiente influencia para conseguir cambios en el alumno o en la familias”. De lo contrario, si las familias no reconducen la situación, la única salida es la Fiscalía porque la desatención puede tener consecuencias graves. “Sin amenazar a las familias sí se les tiene que avisar cuando están entrando en un terreno de negligencia”. Según el último informe de seguimiento del absentismo elaborado por Eudel, la diputación de Bizkaia y el Gobierno Vasco, el último curso se derivaron 1.472 expedientes a los Servicios Sociales Municipales (62%), 24 a la Diputación (1,04%) y 44 a la Fiscalía (2,3%).

Total. El número de estudiantes absentistas en Primaria y ESO es 3.377. De ellos, 45,5% son chicas y el 54,5% chicos. Si se eliminan los casos de absentismo acumulado a lo largo del curso menor del 10% (absentismo considerado como anecdótico o casual), el número sería 1.398.

Por ciclos. El 1,4% del alumnado de Primaria y el 2% de ESO ha tenido comportamiento absentista el curso 2016-2017.

Absentismo corregido. En cuanto al “absentismo corregido” (entendiendo que este concepto se define como la ausencia de registros por lo menos durante los meses de abril, mayo y junio), se ha dado en el 51,1 % del alumnado absentista de Primaria y en el 38,1% de ESO. Así, el absentismo más grave afecta a 944 estudiantes de Educación Primaria (0,7%) y a 943 de ESO (1,2%).