“Nunca había visto una nevada así, que se suspendiera hasta el autobús”
La nieve deja cierto caos en el tráfico en Bidasoa, pero también bonitas estampas e imágenes lúdicas
. Irun y Hondarribia amanecieron ayer con un manto blanco que no se recordaba en décadas, según la memoria de muchos, desde los años 80 del pasado siglo.
La jornada dejó bonitas estampas, como las de la playa o la calle San Pedro de Hondarribia o la primera gran nevada en la plaza San Juan de Irun, completamente reurbanizada desde hace pocos años. Pero no fueron pocos los problemas.
Servicios de Txingudi explicó que el protocolo de nevadas se activó la noche del martes, a las 22.00 horas, cuando se inició el esparcido de sal en diversos puntos críticos de Irun y Hondarribia, como los accesos a hospitales y colegios o zonas de mucho tránsito.
Por la noche, la recogida de basura se hizo con normalidad, pero se suspendió la colecta urbana e industrial por la mañana. Servicios de Txingudi movilizó a sus 50 operarios de limpieza urbana, a quince de la recogida de residuos y a otros once del servicio de aguas, para dedicarse, desde primera hora, a despejar las zonas de tránsito con sal y palas.
Lo peor estuvo en las carreteras, con decenas de coches que se vieron atrapados a primera hora cuando se dirigían a tomar la AP-8 o la GI-636 en dirección a Donostia. Fueron muchos los vehículos que tuvieron patinazos y se quedaron cruzados en algunas carreteras y calles. También se cortaron importantes vías de circulación como las avenidas de Iparralde y Elizatxo.
En Irun, Policía Local y efectivos de Protección Civil se movilizaron para tratar de arreglar el caos de tráfico y se suprimió el aparcamiento OTA para toda la jornada. La propia nieve acumulada y los atascos obligaron también a cortar el servicio de las líneas urbanas de autobús (Irunbus) casi hasta el mediodía.
Carlos Monedero, conductor de la línea L2 de Irunbus, de 59 años de edad, aseveró que “nunca había visto una nevada así, que llegara incluso a afectar al servicio”, que se había visto interrumpido. En el caso de su línea, que enlaza la plaza San Juan con el barrio de Ventas, se suspendió en torno a las 7.30 horas para volver a ponerse en marcha unas tres horas más tarde.
El temporal de nieve y los problemas circulatorios afectaron también al servicio interurbano de autobús entre Irun y Hondarribia y muchos viajeros sufrieron retrasos en sus viajes en Topo o en la línea de Cercanías de Renfe.
La Policía Local de Irun precintó también, por motivos de seguridad, las escaleras de entrada a la biblioteca CBA, hasta que pasado el mediodía, voluntarios de Protección Civil procedieron a retirar la nieve acumulada en ellas. En los colegios, ante las dificultades de alumnos y profesores para poder llegar, se optó por suspender las clases y se suprimió también el transporte escolar.
La otra cara del día fue la de quienes al no poder ir a trabajar o a la escuela, se dedicaron a disfrutar de la nieve como no se recordaba en Irun. En la zona de San Juan, Josune Aizpiolea y Lucilene Salas, de 30 y 33 años, charlaban mientras veían a sus hijas hacer un muñeco de nieve. “Soy de Fortaleza, en Brasil, y llevo un año en Irun. Nunca había visto la nieve, no al menos en estas cantidades. Y justo acaba de llegar mi hermano de visita hace una semana. El pobre ha pasado de estar allí con 30 grados en la playa, a esto de hoy”, se reía Lucilene Salas, mientras miraba divertida a su hermano Luziran, de 28 años, quien con cara de frío, casi parecía suplicar para irse a casa cuanto antes.
También por el centro de Irun, Jokin Uranga, de 67 años, se dirigía a la asamblea de la Plataforma de Pensionistas del Bidasoa, que se ha venido movilizando estas últimas semanas. “Tenía que salir a la reunión pero voy con mucho cuidado para no resbalar. Nos hemos acostumbrado a los inviernos suaves, pero este tiempo es el que tiene que ser, el de invierno”, decía este irunés.
En Hondarribia, según informó el Consistorio, no hubo “incidencias graves, salvo lo propiamente inherente a la conducción con nieve”. La Policía Local trabajó a destajo ayudando a los conductores que habían cruzado sus vehículos por la nieve o a personas que tenían dificultades para salir de sus casas y garajes.
Muy pocos niños llegaron a los colegios, que optaron por suspender las clases y las actividades extraescolares de los miércoles por la tarde. En la playa, no faltaron quienes aprovecharon para pasear con sus perros o, incluso, para correr.
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