donostia - Las mayores complicaciones en los albergues del Camino de Santiago a su paso por Gipuzkoa se dan durante el verano, cuando el número elevado de peregrinos apenas puede atenderse por los voluntarios. “Hasta los albergues privados están hartos y prefieren dejar de alojar a peregrinos en julio y agosto”, señala Satur Telletxea, hospitalero del albergue Santa Ana de Pasai Donibane.

La masificación de turistas, camuflados como peregrinos, tuvo su cénit el pasado año en el albergue de Zumaia. “Nos dimos cuenta de que uno de cada cuatro peregrinos que venían eran alemanes, lo que nos pareció muy extraño ya que no suelen venir tantos”, relata Fernando Imaz, presidente de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Gipuzkoa. Así pues, los propios voluntarios comenzaron a investigar sobre este hecho en Internet, descubriendo la causa. “Una televisión alemana había hecho un reportaje del albergue, vendiéndolo como una forma de visitar low cost la zona. Podías pasar unos días con la familia por muy poco dinero”, cuenta Imaz.

“Lo peor de llegar a esta situación es decirle que no hay sitio a un caminante real que llega un poco tarde cargado con la mochila y completamente agotado porque ha querido aprovechar más el día”, observa Telletxea. “Todo porque desde primera hora hay gente sentada esperando a que abran la puerta para reservar litera”, añade.

Ambos desconocen cuál debe ser la solución, “pero está claro que no puede ser la que plantea el Gobierno Vasco”, y son conscientes de que el tiempo juega en su contra. “Cada año somos menos y nos cuesta mucho más. No hay ningún tipo de relevo generacional”, explica el presidente. De no llegar, advierte, “los albergues empezarán a desaparecer”. Y concluyen: “Quizás es lo que tenga que pasar para que todo esto termine”. - A.Z.