Vejer (Cádiz). Los vecinos de Vejer de la Frontera (Cádiz) vivieron ayer pendientes de otro sorteo, el de Las Hazas de la Suerte, una lotería que cada cuatro años, desde hace más de siete siglos, reparte la renta de los terrenos comunales y que aspira a ser Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. A sus 84 años, a Manuel García se le caían ayer las lágrimas "de alegría". Fue el primer vecino agraciado con una de las 232 Hazas de la Suerte que están en juego en este peculiar sorteo que se celebró mientras el resto del país estaba pendiente del Extraordinario de Navidad. El sorteo repartió entre 1.747 unidades familiares del municipio la renta de 232 terrenos públicos, unas 3.500 hectáreas.

Dependiendo de la calidad del terreno que toque, los agraciados recibirán durante los próximos cuatro años unas rentas anuales que oscilan entre los 700 y los 1.300 euros, fruto de los beneficios de estos terrenos públicos que son explotados y trabajados por agricultores locales. La tradición tiene cientos de años. Se inició en el siglo XIII, cuando el rey Sancho IV ocupó la Villa de Vejer. Al comprobar lo difícil que era que la gente se instalara en este territorio, decidió poner en práctica algún incentivo para atraer población. Durante todos estos años el Sorteo de las Hazas de la Suerte ha superado grandes obstáculos, como el que hizo surgir al héroe del pueblo Juan Relinque, al que este año se ha homenajeado con la inauguración de una escultura que recuerda su lucha.

En el siglo XVI este humilde campesino se rebeló contra el duque de Medina Sidonia, que quiso apropiarse de estos terrenos del pueblo y lideró una lucha que permitió que esta lotería se haya hecho de forma continua, los años bisiestos, desde hace 450 años. En 1835, el sorteo de Las Hazas de la Suerte también logró esquivar la Desamortización de 1835 gracias al que entonces era su alcalde, maese José de Luna. Por generaciones y a lo largo de los siglos, los vecinos han evitado buscar mayor rentabilidad a unas tierras para conservar una tradición que, según el alcalde, José Ortiz, es una "auténtica reliquia" de la historia local. El sorteo se ha modernizado con nuevas normas, para evitar discriminaciones y permitir que puedan acceder las mujeres y las parejas de hecho.

Y ya no se celebra, como en su origen, en la plaza del pueblo, con dos sacos en los que unas bellotas vacías en las que se metían unos papelitos hacían las veces de bolas. Ahora se celebra en el Teatro Municipal. La banda de música recorre antes el pueblo hasta llegar a este edificio en el que los vecinos se agolpan para esperar la suerte para ellos o para sus vecinos. Las muchachas del pueblo extraen de dos bombos las bolas que dan la suerte, cumpliendo así la tradición.