la penúltima jornada del festival de divulgación científica organizado por el Donostia International Physics Center (DIPC), Passion for Knowledge, se dedicó ayer a la juventud. Unos 330 alumnos y 50 profesores de más de 80 colegios vascos, la gran mayoría guipuzcoanos, pudieron compartir sus inquietudes científicas con tres grandes eminencias del conocimiento: el Premio Nobel de Química en 1986, Dudley Herschbach; su mujer Pamela Diggle, del Departamento de Ecología y Biología Evolutiva de la Universidad de Connecticut, y Elena Cattaneo, bióloga en el Centro de Investigación de Células Madre de la Universidad de Milán.
El encuentro se celebró en Eureka! Zientzia Museoa, un lugar llamado a “despertar vocaciones científicas”, definió el director del mismo, Ignacio Zuzuarregui, en la presentación del evento. Los tres protagonistas de esta octava edición hicieron una breve introducción sobre sus carreras profesionales, en la que todos afirmaron que compartían la curiosidad por el mundo desde la niñez, y que en su juventud ninguno esperaba llegar a ser catedrático. “Ha sido una sucesión de decisiones. En mi familia nadie fue a la universidad. yo fui la primera, así que las cosas pueden suceder”, alentó Cattaneo.
Alumnos afortunados
Hablaron de que es posible compaginar la vida social y familiar con el trabajo , y también de “borrar el miedo fracaso”, tan presente en cada uno de los descubrimientos de estos expertos que estudian las células madre -Elena Cattaneo-, la respuestas de las plantas al cambio climático -Pamela Diggle-, y los procesos químicos básicos -Dudley Herschbach-. Así, resaltaron la “suerte” de estos cientos de estudiantes “por haber nacido aquí y estar rodeado de oportunidades”.
De cada centro acudieron cuatro o cinco alumnos de 4º de la ESO y Bachillerato, generalmente escogidos por el expediente académico y por el grado de interés científico, acompañados de un profesor. Entre todos los jóvenes prepararon una batería de casi 150 preguntas de materia biográfica, científica o general. The English School, de Donostia, preguntó a Herschbach si “haber estudiado en Stanford aumentó sus oportunidades de ser reconocido como Nobel”, a lo que contestó que no, pero que le cambió la vida.
Elena Cattaneo se emocionó con la pregunta del Colegio Urdaneta, de Donostia. Una alumna le lanzó una cuestión técnica sobre una posibilidad de solucionar la enfermedad de Huntington mediante enzimas de restricción. La bióloga, visiblemente impresionada, contestó con una compleja teoría y agradeció la “magnífica pregunta de alto nivel”.
Los participantes no solo tuvieron la oportunidad de formular sus dudas en una sala, sino que a la hora del descanso, los expertos se mezclaron entre los alumnos y compartieron sus experiencias mientras tomaban café. “¿Qué norma de la Física cambiaría si pudiera?”, preguntaron un grupo de alumnas del instituto de Bergara al Nobel. “Si pudiera, cambiaría la ley de la velocidad de la luz, porque me gustaría ser más rápido que la luz”, les respondió Herschbach. “¿Ha realizado alguna vez un test para conocer su coeficiente intelectual?”, consultaron también. El químico les explicó que lo importante no es la inteligencia, sino la paciencia y la curiosidad, que pueden llevarte antes a un resultado que la inteligencia.
Ibon Samaniego, alumno de la ikastola de Urretxu-Zumarraga, consideró que este tipo de eventos “ayudan a orientarse sobre qué estudiar y a tener esas ganas de solucionar cosas imposibles en el presente y posibles en el futuro”. Su compañera, Naia Gontzalez, también valoró muy positivamente el encuentro porque así obtienen “información sobre investigadores, y no sobre deportistas famosos, que es en lo que se centra el foco”. Desde el punto de vista de su profesora de Biología, Dorleta Juaristi, esta es una oportunidad perfecta para “animarse a estudiar ciencias gracias a escuchar sus experiencias y saber dónde han llegado y cómo”.
Después del distendido encuentro, llegó el momento de premiar las tres preguntas más originales, creativas e innovadoras con una tablet cedida por el patrocinador, EPD. Maialen Susperregui, alumna de Txingudi BHI de Irun, les preguntó qué descubrimiento científico les habría gustado vivir. Ane Zulaika, de Oteiza Lizeo Politeknikoa de Zarautz, quiso saber quién dicta los límites de la vida humana: la biología, la ética o la economía. Y Josu Ruiz, de Pío Baroja BHI, consultó si en el futuro todos los alimentos serán creados en laboratorios.