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Marijaia desata la fiesta y los truenos en Bilbao

Los acordes de la tradicional canción compuesta por Kepa Junkera abrieron la Aste Nagusia

Marijaia desata la fiesta y los truenos en Bilbao

bilbao - Marijaia, la gran muñeca mofletuda que simboliza las fiestas de Bilbao, salió ayer por la tarde al balcón del teatro Arriaga para dar paso a una nueva edición de la Aste Nagusia, la Semana Grande, entre lluvia, truenos y nubes negras.

Los meteorólogos acertaron con las previsiones, y poco después de las 18.00 horas, cuando las autoridades ya estaban en el interior del teatro, comenzaron los relámpagos y los goterones.

Fuera, en la plaza del Arriaga, miles de personas esperaban al pregón y al lanzamiento del txupin, mojadas por fuera y por dentro, disfrutando de bebidas variadas. Algunos mayores se guarnecían bajo los paraguas, pero los jóvenes ni notaban la lluvia.

Vestida con el característico traje amarillo y el bicornio de pregonero, la actriz Gurutze Beitia llamó a la fiesta en verso, imitando la rima antigua, “henchida de orgullo por este honor villano”.

Siempre en tono de humor: “Parece ser que fama de buen beber tengo, ya me nombraron txikitera de honor, madrina de sidra y embajadora del Bizkaiko txakoliña; por favor, que nadie me riña, que lo que no bebo es licor”.

Beitia invitó a comer “de todo, toneladas, eso sí, bien regadas con el agua de Bilbao”, enumerando los clásicos gastronómicos de la villa, como “un kalimotxo, vengo con la cuadrilla, ponme ocho”, las rabas (calamares) o las carolinas (pasteles típicos).

ilustres villanos También se acordó de ilustres villanos como Blas de Otero, Pinilla o Unamuno o “queridos teatreros” como Alex Angulo o Aitor Mazo, recientemente fallecidos. A su vez dio, cómo no, un grito de “Athletic” y su reciente triunfo de la Supercopa, y terminó cantando, en tono de cabaret, “Bilbao es único, es mágico, así es Bilbao”.

Después, la txupinera de este año, Ohiana Pascual, integrante de la comparsa Txomin Barullo, prendió el cohete que inicia los nueve días de fiesta.

Inmediatamente, en el balcón del Arriaga hizo su aparición Marijaia, a los acordes de la canción que en su día compuso para ella el músico Kepa Junkera, lo que terminó por desatar el jolgorio.

Por suerte, justo en el momento del txupin había dejado de llover, y también por fortuna, la mayoría hizo caso a los llamamientos para celebrar un inicio de las fiestas “limpio” y se lanzó poca harina y huevos en la plaza, una sucia “tradición”.

En la concentración festiva ante el Arriaga se vieron algunas pancartas a favor del acercamiento de los presos de ETA, aunque en menor medida que otros años.

Previamente al arranque, tuvo lugar en el teatro Arriaga la tradicional recepción a las autoridades. El alcalde, Juan Mari Aburto, se encontraba exultante por un acto “muy emotivo”.

El regidor se mostró “muy expectante, con muchas ganas de que empiece y de que la fiesta vaya bien. Bilbao tiene unas fiestas muy plurales y diversas y todo el mundo puede encontrar su rincón”. Aburto insistió en el mensaje de prevención de las agresiones sexistas -tras un verano en Euskadi en el que se han repetido las denuncias-, abogando por unas fiestas “tolerantes, respetuosas y en las que no haya ningún tipo de agresión”.

Tras el comienzo de la Aste Nagusia, Marijaia recorrió el recinto festivo para “ordenar” la apertura de las txosnas. Hasta el domingo 30 de agosto, cuando la quema de Marijaia ponga fin a las fiestas bilbainas, hay tiempo para que pase la lluvia, salga el sol y los miles de turistas -más que nunca- disfruten de los actos previstos, más de 300 oficiales y otros 500 de las comparsas. - Efe