2 Gemma Casadevall
Berlín - Una representación de Lobos nocturnos, el club de moteros ruso afín al Kremlin, se hizo visible ayer en el 70º aniversario de la Capitulación del Tercer Reich en Berlín, tras sortear el veto alemán y polaco a su provocadora Ruta de la Victoria, homenajeando desde la capital germana a los soviéticos caídos en la lucha contra nazismo.
Han sido menos de una docena los auténticos moteros rusos que han alcanzado el objetivo -el cementerio de Treptow y el monumento al Ejército Rojo, en el corazón de Berlín-, pero en la ruta se les han sumado bastantes simpatizantes serbios, alemanes, austríacos y checos. Las autoridades alemanas, como las polacas, trataron de impedir la marcha, tachada de provocación, e incluso interceptaron a dos de sus cabecillas que, en lugar de llegar por carretera, lo hicieron en avión, por el aeropuerto berlinés de Schönefeld. Pero finalmente los Lobos nocturnos, el club fundado en 1989, liderado por Alexandr Zaldostánov, alias El Cirujano, y cercano al presidente Vladímir Putin, se personaron en Berlín en formato light para depositar flores donde reposan los que consideran sus abuelos.
A primera hora de la mañana lo hicieron en Treptow, el parque en el extremo este de la ciudad donde un inmenso monumento recuerda a los soviéticos caídos en Berlín y bajo el cual yacen unos 5.000 de esos soldados. Ahí habían acudido miles de ciudadanos, algunos veteranos con sus uniformes y medalleros, más familias que se acercaron a pasar el sábado al parque. También estaba el embajador ruso, Vladímir Grinin, quien había apremiado a las autoridades alemanas a levantar el veto a la marcha y quien hoy recordó que la victoria del Ejército Rojo fue "importante, para nosotros y para todos".
Tras Treptow, los Lobos se desplazaron al monumento central de la Avenida 17 de Junio, junto a la Puerta de Brandeburgo y en vecindad con el Reichstag, la sede del Parlamento alemán en la que el Ejército Soviético colgó la bandera de la hoz y el martillo el 2 de mayo de 1945, seis días antes de la capitulación nazi. Repitieron ahí los moteros su ofrenda floral, entre los cerca de 10.000 asistentes a un acto convocado por el escritor Götz Aly y que contó con la asistencia de Matthias Platzeck, ex primer ministro del Land de Brandeburgo y director del Foro de Diálogo Germano-Ruso.
Platzeck, del Partido Socialdemócrata, recordó que Berlín debió su liberación al Ejército Rojo, desde la tribuna en que una banda musical llamada Capilla Bolchevique animaba la fiesta.
El reconocimiento a los soviéticos no se da por descontado en Alemania, por mucho que se recuerde a los millones de soldados muertos por los nazis. En la memoria colectiva persiste el recuerdo de los saqueos y violaciones que siguieron a su entrada en Berlín, más la traumática división de la ciudad de Berlín por el Muro. l