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Javier y Andrés Guibert, dos amantes de la vida, del deporte y de la dedicación a los demás

El menor de los hermanos era pediatra en el hospital Virgen del Camino y el mayor tenía una empresa en Barcelona

Javier y Andrés Guibert, dos amantes de la vida, del deporte y de la dedicación a los demás

Pamplona - Javier y Andrés. Andrés y Javier. Dos hermanos amantes de la naturaleza, apasionados del deporte y, sobre todo, entusiastas de la vida volcados en la dedicación a los demás. Los dos pamploneses encontraron ayer su final en una trágica mañana de mar y olas en las que durante unos fatídicos minutos el uno intentó ayudar al otro. Fue en vano. El agua se tragó las vidas de dos jóvenes muy conocidos y queridos en Iruñea. Y no solo por pertenecer a una amplia familia (2º y 3er hijos de seis hermanos) que durante decadas ha regentado uno de los comercios emblemáticos de la ciudad, Ferretería Guibert, de la Plaza de Merindades (eran sobrinos de las propietarias del establecimiento, que se jubilan ahora en octubre), sino porque durante sus trayectorias personales y profesionales destacaron por su generosidad y su entrega por todos los que le rodeaban.

Andrés, de 46 años y sin hijos, hacía un tiempo que residía en Barcelona, donde dirigía una empresa de servicios de Internet y orientaba a emprendedores en este sector de innovación a nivel internacional. Andrés, tras salir del colegio San Ignacio, había estudiado en la Universidad de Deusto y se había convertido luego en una referencia académica en la Escuela de Negocios de La Salle. El mayor de los dos fallecidos combinaba su vocación profesional con la afición a los deportes.

medicina con una sonrisa Javier Guibert Valencia, de 44 años, era un conocido y apreciado pediatra que trabajaba en el área de neonatos del Hospital Virgen del Camino de Pamplona y como médico intensivista en la UCI pediátrica. Guibert, tras estudiar en los Jesuitas, se tituló en Medicina en la Universidad de Navarra en 1993. Sus compañeros y compañeras de trabajo lo recuerdan como un incansable y vocacional médico, siempre con tiempo para debatir sin dejar un un lado un incisivo sentido de humor fuera de serie. Pero su vida no acababa en la consulta. Su compromiso social ya comenzó a despuntar en sus primeros años con su participación en los Scouts del colegio (V Tropa) -en un camino paralelo al de su hermano- y tuvo su continuidad, una vez que logró su objetivo de convertirse en médico, en el ámbito de la cooperación internacional. No en vano colaboró durante casi dos años (1997 y 1998) con la ONG Medicus Mundi en un proyecto del altiplano de Bolivia, la zona con mayor porcentaje de pobreza y exclusión del país. Sus padres también son socios de esta entidad social.

Javier estaba casado una vecina de Murillo de Lónguida, tenía dos hijas gemelas y un hijo de pequeña edad, que estudian en Mendillorri. Socio de Oberena, era un apasionado de todo tipo de deportes deportes (bicicleta, running, esquí....) modalidades que practicaba con asiduidad. Pero Javier era sobre todo un hombre que disfrutaba en la montaña, donde todos los que le acompañaban en esas caminatas de mochila y bastón recuerdan su gran sentido de la prudencia y su preocupación por comprobar la buena marcha del resto del grupo. Su afición por el surf fue más reciente pero en los últimos años era de los que no perdía la oportunidad de coger olas los fines de semana de fiesta con la misma filosofía que había puesto en práctica durante muchos años en la montaña.

hoy en el tanatorio La fatalidad truncó ayer su vida y la de su hermano ya que los equipos de rescate no consiguieron reanimarles tras sacarlos inconscientes del mar embravecido. Su familia y todos los que les conocían recibieron con gran conmoción y dolor la noticia. La confusión a la hora de identificar a los fallecidos les obligó a desplazarse a Gipuzkoa a media tarde. Sus cuerpos llegarán hoy a Pamplona. Sus almas se fundieron ya desde ayer con la Naturaleza que tanto amaban.