Donostia

la guerrillera que quedó sin mano derecha con 17 años, la cerillera, la miliciana, la del estanco en el franquismo, la comunista, la madre? la glosada en el poema de Miguel Hernández que hizo internacional a esta Dinamitera. La madrileña Rosario Sánchez Mora fue eso y mucho más. La española -uno de los iconos de mujeres que plantaron cara de forma activa a Franco y sus acólitos- salió de la cárcel guipuzcoana de Saturraran con la libertad de cara el mismo día en el que Miguel Hernández había fallecido de madrugada preso en Alicante. "¿Qué hice para que pusieran a mi vida tanta cárcel?", le sigue preguntando el vate de Orihuela a la historia desde sus escritos heredados.

"¡Nos toca ahora y siempre sacar a Miguel Hernández de su cárcel mortal, iluminarlo con su valentía y su martirio, enseñarlo como ejemplo de corazón purísimo!", llegó a dedicarle el poeta Pablo Neruda, conmocionado.

Efemérides

71 años de libertad

Se han cumplido 71 años de aquel tan alegre como triste día. Feliz por dejar atrás la cárcel vasca; luto por la muerte de Hernández, condenado de algún modo a prisión en su eternidad. Rosario Sánchez Mora no sufrió únicamente el horror de la prisión de Saturraran. También salió viva, como de la bomba que arrojó y estuvo a punto de segarle la vida, de las cárceles de Durango, de Deusto y de Orio.

Por ejemplo, los once meses que Sánchez Mora vivió presa de Franco en Durango fueron un rosario para ella. Otro tanto para las otras 2.000 reclusas, e incluso niños, que el régimen franquista hacinó y dejo morir en el antiguo edificio de Nevers, hoy inexistente en la villa. El pueblo ha heredado solo el dolor y las verjas, aún en pie, en las que todavía en alguna ocasión de homenaje se han declamado los versos que manuscribió Hernández: "Rosario, dinamitera/ sobre tu mano bonita/ celaba la dinamita/ sus atributos de fiera./ Bien conoció el enemigo/ la mano de esta doncella/ que hoy no es mano porque de ella/ que ni un solo dedo agita/ se prendó la dinamita/ y la convirtió en estrella".

A Rosario, según ella misma relataba en sus entrevistas, no le gustaba su nombre. Le llamaban Chacha, por la revista Muchachas, de las Juventudes Socialistas Unificadas de entonces. En un libro del autor del libro Trece rosas rojas, Carlos Fonseca, relata el paso de la guerrillera por la prisión de Durango. Por la comida de las monjas, relata Fonseca en la novela que vendió 200.000 copias y que se tituló Rosario Dinamitera, una mujer en el frente, las piernas se le llenaron de "líquidos acuosos, síntoma de avitaminosis". La cárcel se inauguró el 3 de enero de 1940.

A juicio de las presas, "las peores" religiosas en la villa vizcaina eran Sor Gertrudis y Sor Paz. Solo la madre Visitación hacía gala de caridad. Chacha pasó en la prisión once meses, hasta que en 1940 devolvieron el convento a sus propietarias de Nevers. Su próximo destino fue Saturraran, donde acabaría puesta en libertad. Según la contraportada del libro, Rosario Sánchez también estuvo presa en algún momento en un supuesto penal de Orio. Quizás este dato se confundió en imprenta con el de la cárcel del chalet del terror de Orue, en Deusto, que también se cita.

2007

Regreso a Saturraran

La guerrillera madrileña regresó a Saturraran, donde solo queda una pared de aquel penal que antes fuera seminario, cuando el Gobierno Vasco rindió homenaje a las 4.000 mujeres presas en aquel enclave de Mutriku. Fue el 2 de abril de 2007. Falleció un año más tarde, el 17 de abril de 2008, cuatro días antes de poder cumplir 89 años.