donostia. La desesperación se ha adueñado de cuatro familias guipuzcoanas, que no acaban de ver culminado un proceso de tutela en Marruecos, dilatado en el tiempo cuando todo parecía más bien encarrilado. La situación es "crítica" para estos vecinos de Astigarraga, Donostia y Hondarribia, que aseguran haber cumplido con todos los trámites que se les han ido exigiendo. Incluso tienen asignada a la criatura, a la que ven todos los meses en los viajes que realizan al Reino alauí. El problema es que siempre regresan de vacío.
El tenso compás de espera afecta en el Estado a un total de 58 familias, la mayor parte de ellas catalanas. De las cuatro parejas guipuzcoanas, una tiene asignada la niña en Casablanca, y las otras tres en Rabat.
Todas ellas llevan meses, cuando no años, esperando a que concluya el procedimiento, pero las cosas se han complicado desde que el ministro de Justicia marroquí, Mustafa Ramid, remitió el año pasado una circular instruyendo a los procuradores generales del país alauí para que se opusieran a la entrega de bebés a extranjeros "si estos no residen habitualmente en el territorio nacional".
Reconocen las familias afectadas que aquella circular les hizo polvo. "Fue un mazazo. Nos pedían que obtuviéramos la residencia en Marruecos, algo que veíamos muy complicado inicialmente aunque, al menos, después de varios meses de debate, nos comentaron que era una residencia no lucrativa. Es decir, no nos exigían trabajar en el país, algo que hubiera complicado aún más las cosas", explica una de las familias.
La circular ha sido interpretada como el fin de las tutelas para padres extranjeros, una normativa que deja en el limbo a todos los padres que tienen niños "asignados", con quienes mantienen una relación habitual, a quienes visitan todos los meses en los orfanatos. Desde entonces, han visto paralizado el proceso sin recibir más explicaciones.
tutelas y acogimientos En realidad, en Marruecos no existen las adopciones en el sentido que se conocen aquí, sino que toman el nombre de kafala, una medida de protección del menor característica de los países de inspiración coránica. Son más bien tutelas o acogimientos. La kafala no equivale a una adopción plena, ya que el niño tutelado no pierde su filiación ni derechos sucesorios, como tampoco su religión. La realidad, sin embargo, es que muchos de estos procedimientos acababan convirtiéndose con el tiempo en una adopción plena en el Estado.
Al parecer, eso es lo que se quiere evitar ahora. Con esta reforma se garantiza el mantenimiento y educación del menor, pero sin creación de vínculos de parentesco. El ministro Ramid tomó aquella medida para que los jueces pudieran controlar que las familias extranjeras respetaban los requisitos de la kafala. Por ello insistió en la necesidad de fijar un mecanismo para que el niño tutelado conservara su nacionalidad marroquí, su nombre y su religión musulmana.
"Quieren hacer un seguimiento, de manera que se garantice que les educamos en el Islam, que respetamos su verdadero nombre y que no son bautizados", explica una de las solicitantes. Las familias dicen haberse comprometido a todo ello, e incluso la semana pasada, el ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, envió a Marruecos un emisario con el borrador que recoge los nuevos requisitos que solicita Marruecos, con el que se quiere hacer ver al Reino alauí que España se compromete con la reforma. Pese a ello, continúa el compás de espera.
Según las estadísticas del ministerio de Justicia marroquí, las kafalas para extranjeros han seguido una curva ascendente en los últimos años: de las 147 concedidas en 2009, se pasó a 227 en 2010 y 254 en 2011, hasta que en 2012 se paralizó el proceso, coincidiendo con la llegada de un Gobierno encabezado por el islamista Partido Justicia y Desarrollo (PJD), al que pertenece el ministro Ramid.
futuro incierto Esta serie de cambios les ha cogido con el pie cambiado a las familias guipuzcoanas. "Cumplíamos con todos los requisitos que pedían España y Marruecos, el proceso tenía que haber concluido, pero es entonces cuando ha llegado todo este cambio normativo. Estamos desesperadas, y el problema no es tanto el tiempo de espera como la falta de concreción respecto a los pasos a dar", dice una de las madres, que sigue aguardando novedades.
Por lo pronto, entre las pruebas que han tenido que superar figura el sometimiento a un tribunal islámico; una entrevista con la Policía, otra en el Ayuntamiento de Casablanca y una cuarta cita ante la asistenta social. Ahora les han dicho que también es preciso que abran una cuenta corriente en Marruecos "con una importante suma de dinero" que demuestre la solvencia familiar. También tienen que tener firmado el contrato de un piso en propiedad en el país africano. En este sentido, el ministro Ramid ha hecho llegar una circular a los fiscales (que son quienes dan el primer informe favorable) para que rechacen a todos los padres que no puedan acreditar una "residencia habitual" en Marruecos.
Hay familias que han hecho de todo para conseguirla, pero les piden ahora someterse a entrevistas. En otros casos es a la inversa. Todos encuentran que el proceso no avanza.