"Un hueso no puede desaparecer nunca; un esqueleto no se volatiliza"
el instituto vasco de medicina legal reitera que los ataúdes no contenían cadáveresCubero aclara que la pinza de cordón umbilical y la pulsera de la tumba de Donostia no señalan que contuviera un cuerpo
Donostia. En la tumba de la familia donostiarra Losa Ocáriz apareció una pinza de cordón umbilical y una pulsera de identificación. En todo caso, ningún resto de cadáver.
El director del Instituto Vasco de Medicina Legal, Carlos Cubero, confirmó ayer a este diario la existencia de estas piezas en el ataúd de Polloe. En todo caso, aclaró que no se debe deducir sin rigurosas comprobaciones que pudo existir un cadáver.
Cubero aclaró que "un hueso no puede desaparecer nunca". "Sí, había una pinza, pero eso no quiere decir nada. Probablemente la metieron, pero eso no significa que haya habido un niño. Hay una parte del hueso, como el germen dentario, que es la parte más dura, que no desaparece nunca, se mantiene. Un esqueleto no se volatiliza", subrayó el responsable del Instituto Vasco de Medicina Legal.
En este sentido, Cubero recuerda que se han encontrado restos óseos de niños enterrados 1.500 años antes de Cristo.
esqueleto Tanto la pinza como la pulsera se encuentran en el Instituto Nacional de Toxicología, donde se analiza la posible existencia de trazas de ADN. "Si surge el milagro y ese estudio dice algo, entonces se valorará y se explicitará en el caso de Polloe. Pero, de entrada, una pinza no dice nada", manifiesta este experto.
Respecto a la mayor fragilidad de los huesos de un recién nacido, Cubero recalca que, "a partir de los seis meses empieza a desarrollar su sistema óseo, y ya a los ocho meses tiene un esqueleto". "Es más frágil y puede influir el medio en el que se encuentren los restos; no es lo mismo un nicho que un panteón. El tipo de tierra puede hacer que el hueso se conserve mejor o peor, pero desaparecer, no desaparece", insiste Cubero.
Respecto a los restos hallados en la exhumación de Bilbao, Cubero recordó que tampoco aparecieron huesos, aunque sí "una tela verde quirúrgica con una zona manchada".
También se hallaron pelos y pupas -cápsulas de larvas que dan lugar a los gusanos denominados trepadoras de la muerte-, que indican la existencia de restos biológicos. "No sabemos si la tela era de la madre o del niño y lo mismo ocurre con los pelos, es decir, si son de uno o de otro. Pero, en todo caso, ahí no ha habido restos óseos y, por lo tanto, no ha podido haber un recién nacido muerto", reitera Cubero.
Ante estos elementos, el director del Instituto Vasco de Medicina Legal sostiene que "hay que esperar a los resultados de ADN y luego se harán las valoraciones oportunas".
En resumen, Cubero pide prudencia y que no se deduzca de forma precipitada que en los féretros de Donostia y Bilbao se depositaron cadáveres.
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