"POCAS veces he visto así la montaña. Placas de hielo tan duro que era muy difícil clavar las puntas de los crampones". Un alpinista guipuzcoano que ascendió el fin de semana pasado al emblemático Midi de Bigorre (Francia) describe de esta forma el panorama que allí encontraron. "Pudimos ver cómo un francés resbalaba y caía unos 200 metros dando vueltas hasta que afortunadamente se detuvo a escasos metros de un cortado", completa, en el comentario realizado en un foro de montaña.

Los montañeros que desde comienzos de año se han adentrado en las heladas nieves de los Pirineos ofrecen relatos como este y avisan de la peligrosidad que entraña la alta montaña en estas últimos semanas. Algo que confirman los numerosos y graves accidentes registrados en la cordillera pirenaica. Vaya por delante que cada circunstancia de riesgo, cada percance, es diferente. No es el ánimo de este artículo juzgar a nadie, sino ofrecer el diagnóstico que realizan los expertos y conocer de primera mano sus consejos: extremar todas las precauciones y no salir a zonas expuestas en caso de no contar con la experiencia suficiente.

El teniente de los Grupos de Rescate de Intervención en Montaña (Greim) de la Guardia Civil en Jaca, Fernando Rivero, recuerda que apenas ha nevado desde Año Nuevo. "Por la noche la temperatura baja mucho y la nieve existente está cada vez más dura", afirma. En una reciente ascensión al Bisaurín (2.668) pudo comprobar que la cara sur se encontraba en un estado muy complicado. "Durante el día la nieve se derrite un poco, porque pega el sol, y por la noche vuelve a congelarse, de modo que se está endureciendo más y más. En las caras norte esa evolución se observa menos", opina.

Las alteraciones térmicas entre el día y la noche también pueden entrañar otro riesgo. Se trata de la generación de placas de hielo débiles que puedan romperse o desprenderse al paso de los montañeros, tal y como avisa Rivero. "Si alguien decide salir a la montaña, debe tener experiencia en este tipo de situaciones. Y, desde luego, pertrecharse de unos buenos piolets y crampones", añade.

Este último equipo -los crampones son una suela dentada que se añade a las botas para caminar sobre nieve helada- debe estar "bien afilado", tal y como aconseja el guía de montaña Martín Elorza. El veterano experto guipuzcoano, que en los últimos días ha organizado dos actividades en los Pirineos -escalada sobre hielo en Bielsa y ascensión al Midi de Bigorre-, confirma que en algunos puntos de alta montaña "los crampones no llegan a clavarse". "¡Fíjate si está dura la superficie!", exclama.

"Cuando está más blanda, vas haciendo huella y creando escalones sobre la nieve. Eso te da estabilidad", afirma. Pero en este contexto es imposible y, según alerta Elorza, cualquier resbalón puede llegar a ser "muy peligroso".

Los montañeros suelen valerse de los piolet en caso de caída sobre una superficie helada. "Pero está todo tan duro que puede no clavarse apenas o que se te pueda quedar hincado en el camino", afirma. De ahí que sufrir una caída entrañe más riesgo en un contexto de este tipo. Sin olvidar que, sobre la nieve helada, la velocidad es mayor y los golpes recibidos, más violentos.

si nieva

Riesgo de avalanchas

Por todo ello, Elorza asegura que, si no cambia el tiempo, la actividad más segura es "hacer esquí en las pistas de una estación", donde continuamente están echando nieve nueva con cañones. A los aficionados no experimentados en situaciones tan extremas, en cambio, recomienda no aventurarse a caminar "en sitios con pendientes ni zonas expuestas".

Los montañeros suelen caminar con un ojo mirando al suelo y otro hacia el cielo, ya que la evolución del tiempo también puede influir en el desarrollo de una travesía o de una ascensión.

En este sentido, los pronósticos auguran un fin de semana nuboso con algunas precipitaciones, algo que tampoco vendría a aligerar la peligrosidad del medio. Muy al contrario, la caída de nevadas copiosas podría generar un nuevo tipo de riesgo.

"Si cae nieve de forma copiosa, el peligro de avalancha aumentará sobremanera. Porque toda la nieve que caiga sobre esta capa helada no se podría asentar y se situaría sobre un lecho inestable", analiza el teniente Rivero.

El guía Martín Elorza coincide con ese análisis. Mientras que, según informa, el riesgo de aludes de nieve es "muy bajo" en estos momentos, "si nieva mucho" la situación se volvería muy peligrosa.

Sin embargo, ambos expertos coinciden en que los meteorólogos llevan tiempo anunciando precipitaciones, sin que la nieve termine de caer. Muy al contrario, se ha constatado la caída de lluvia a alturas muy considerables, algo muy raro en esta época del año. Si en vez de nieve cayera lluvia y si, como hasta ahora, el frío extremo continuara en la alta montaña, el hielo no haría sino endurecerse un poco más.