Buruntzaldea, la otra gran afectada por las riadas
el Urumea y el oria se desbordaron a su paso por Hernani, Andoain y AstigarragaEmpresas, bajos y garajes de Karabel, Portu y el polígono industrial de Ibaiondo sufren las mayores pérdidas
hernani/urnieta/andoain. El agua también afectó, y mucho, a la comarca de Buruntzaldea, especialmente a las localidades de Hernani, Astigarraga y Andoain, donde el desbordamiento del Urumea provocó tremendas pérdidas en empresas, bajos, garajes y viviendas ubicadas en las inmediaciones del río.
Al igual que en las inundaciones de 1983, las zonas más afectadas volvieron a ser los barrios de Karabel y Portu, en Hernani, así como la zona industrial Ibaiondo de esta localidad y la parte vieja de Andoain. En todos estos lugares ayer se repetía la misma imagen: vecinos y trabajadores, ataviados con gabardinas y katiuskas, achicando el agua acumulada en sus locales con el fin de empezar a cuantificar los daños.
"Llevamos toda la mañana intentando limpiar el almacén, pero creo que necesitaremos la semana entera para recobrar la normalidad porque hemos tenido agua hasta los tobillos", comentaba el administrador de la empresa de armarios eléctricos Seiher, José Manuel González.
El suyo fue uno de los muchos almacenes afectados en la zona industrial Ibaiondo, donde ayer el color chocolate que impregnaba la zona dejaba imaginar la magnitud de las inundaciones. Casi la totalidad de las empresas habían sufrido daños por el agua y el lodo se había colado en casi todos los almacenes. Además, al igual que en otros muchos puntos de Burun-tzaldea, la zona industrial registró cortes de electricidad que no hicieron más que empeorar la situación.
Los trabajadores más veteranos como Hilario, que trabaja en laminaciones Selak desde 1973, no podían evitar comparar las inundaciones del domingo con las registradas en 1983. "Afortunadamente no han sido tan fuertes, pero el agua nos ha hecho mucho daño, sobre todo en los equipos eléctricos", explicaba sin tomar un descanso en las labores de limpieza.
Había que evitar a toda costa que el lodo se secara y quedara impregnado en las máquinas. Y por eso, en algunos casos, como en las oficinas de Ibaiondo, se recurrió directamente a empresas especializadas. "Hemos venido con mangueras a presión para limpiar con rapidez todo el barro que podamos", informaron Javier Suárez y Mikel Peciña, de la empresa de limpieza Ulia.
Muy cerca, los operarios de montajes de furgonetas Erke respiraban aliviados al comprobar que "todo podía haber sido peor". Así lo explicaba uno de los trabajadores, Iñigo Apezetxea, que estaba convencido de que "el desnivel" había salvado el local. "Ha entrado agua, pero podría haber sido muchísima más", señalaba.
La situación era parecida en los barrios Karabel y Portu, donde el agua se apoderó de bajos y garajes, angustiando a los vecinos de la zona. Los más precavidos pudieron sacar sus vehículos antes de que el agua llegara a dañarlos, pero muchos otros no tuvieron tanta suerte. Tampoco se salvaron de las inundaciones los campos de rugby y de fútbol de Landare. El agua del Urumea arrasó las dos instalaciones, al igual que el puente de Elorrabi, que fue arrastrado por la fuerza del agua.
Una vecina de Hernani, que paseaba por la zona para ver los daños, afirmaba que "después del susto del domingo", ayer, "era el día del disgusto".
andoain Si la situación era grave en Hernani, no lo fue menos en Andoain, donde el río desbordado entró directamente en garajes, establecimientos y locales comerciales de la parte vieja.
El concejal de Servicios de la localidad, Pedro Unanue, informó ayer de que, un día antes, el agua llegó a medir el metro de altura en algunos puntos de la calle Mayor y Zumea. Pero los destrozos no se limitaron al centro de la localidad, ya que una regata desbordada obligó a cortar la carretera de la avenida Ama Kandida y a desalojar un caserío del barrio Olazar. Además, se produjeron desprendimientos en Sorabilla y en Leitzaran, según datos aportados por el corporativo.
Ayer, bomberos, policía local y vecinos ponían todos sus esfuerzos en achicar el agua que quedaba en los garajes de los primeros portales de la calle Zumea. No era una tarea fácil, ya que, según estimaciones del edil, el agua superaba los dos metros de altura. Ayudados por bombas a presión, los operarios sacaban litros y litros de agua, mientras los comerciantes de la zona limpiaban los enseres que habían resultado dañados.
Ese era el caso de la propietaria de la cafetería Irugus, que sacó todas las mesas, sillas y mobiliario de su local a la calle para limpiarlo en profundidad con mangueras a presión. Junto a ella, la pescatera Nerea Sarasola cuantificaba los daños de su comercio. "Todavía es pronto para hacer un balance, pero el agua llegó a medir casi un metro, así que tengo miedo a que las cámaras y los congeladores se hayan estropeado", confesó.
Era la segunda vez que Sarasola sufría unas inundaciones en su pescadería y por eso, el domingo por la noche, en cuanto supo que el agua comenzó a subir, acudió a su local para intentar evitar más destrozos. "Estuvimos más de tres horas limpiando el barro, pero todavía queda muchísimo trabajo porque la arena se incrusta por todos los lados y es muy difícil de limpiar", explicó mientras pasaba la bayeta por todo el mobiliario.
Ni el bar Gaztelutxo ni la sede de Cáritas de la calle Zumea pudieron librarse de las riadas. Afortunadamente, el agua no llegó a alcanzar los portales de esta calle, pero eso no impidió que el domingo los vecinos pasaran unas horas de angustia temiendo lo peor.
Esa es, al menos, la impresión de María Jesús Arrieta, que no podía dejar de pensar en los tres metros de altura que llegó a alcanzar el agua en las inundaciones de hace 28 años. "Mi hijo no quería que viniera a dormir a casa el domingo, pero estaba intranquila y, como los bomberos me dijeron que no había peligro, vine", rememora para añadir que "todo ha quedado en un susto".
Astigarraga y Urnieta Astigarraga fue otra de las localidades más castigadas, donde, el domingo, el Ayuntamiento llegó a pedir a los vecinos que no abandonaran sus hogares hasta que remitiera el temporal. Ayer, el barro y el agua que se podían ver en algunos puntos como Ergobia demostraban la dimensión de las inundaciones, que llegaron a anegar varias calles y a cubrir una decena de coches que estaban estacionados en garajes.
El agua también se coló en algunos locales de Urnieta, pero en menor medida que en otros municipios de Buruntzaldea. "Aquí hemos tenido cortes de luz y algunos bajos inundados en Etxeberri, pero la cosa no ha ido más allá", explicó Emilio Herrera.