Ganándole años a la enfermedad del olvido
El diagnóstico precoz podría ser la mejor arma para hacer frente al alzheimer Detectado a tiempo, el paciente puede ser tratado con fármacos y ganar años para organizar su vida
donostia. Poder derrotar a la enfermedad del olvido continúa siendo un objetivo prioritario de la Medicina. Aunque cada año se van descubriendo nuevos detalles de esta temible dolencia, hasta el momento seguimos sin una fórmula definitiva que consiga vencerla. Los expertos sostienen que, a pesar de no disponer de métodos de curación definitiva, hay formas de retrasarla, como la terapia cognitiva o algunos fármacos, que proporcionan a la persona una mayor calidad de vida.
El diagnóstico precoz del alzheimer, del que hoy se celebra el Día Mundial, podría convertirse en la mejor arma para hacer frente a esta patología, que en Euskadi sufren más de 16.000 personas. Existen herramientas como el PET o la resonancia magnética, que permiten adelantarse hasta diez años. Los especialistas confían en que, si se logra detectarla antes, el desarrollo de la misma podría ralentizarse.
"La terrible dolencia empieza a desarrollarse diez años antes de que los primeros síntomas -olvidos, desorientación, cambios inusuales de humor y emociones...- aparezcan. Si se lograra detectar entonces los marcadores que anuncian la llegada del alzheimer, se podría ralentizar su desarrollo, además de prolongar una existencia más placentera para las personas que lo padezcan", explica el neurólogo Pablo Martínez-Lage, responsable de la Fundación de Investigación y Terapias Avanzadas (CITA Alzheimer), situada en Donostia, y coordinador del Grupo de Estudio de Neurología de la Conducta y Demencias de la SEN.
El proyecto para el diagnóstico precoz del alzheimer en el que participa Martínez-Lage analiza el cerebro a través de las imágenes. Se pretende identificar los marcadores genéticos por uno de los más avanzados sistemas en neuroimagen: un escáner de casi 12 toneladas y 3 teslas -lo normal es 1,5 en los utilizados en los hospitales-. El trabajo, uno de los más exhaustivos que se realizan en el Estado y Europa, ha logrado reunir en pocos meses a cerca de 500 voluntarios. "La muestra incluye a personas sanas del tramo de edad de entre 50 y 65 años", explica el neurólogo, quien subraya, satisfecho, el éxito de lograr centenares de voluntarios sanos. "La respuesta ha sido extraordinaria. En otros países de nuestro entorno habría sido imposible".
voluntarios A la punción lumbar, a la que han accedido el 60% de los voluntarios que participan en el proyecto, se suman análisis de sangre y dos sesiones de neuroimagen; una estructural y otra funcional. "Los pacientes que participan en el estudio tienen entre los 50 y 65 años y están divididos casi al 50% entre los que tienen riesgo de sufrir la dolencia -antecedentes genéticos, pérdida de memoria- e individuos sanos. Cada una de las personas podrá conocer el resultado de las pruebas", apunta Lage.
El estudio persigue la recogida de datos clínicos, neurológicos, estadísticos, psicológicos y nutricionales; el proyecto contempla el seguimiento de los voluntarios durante los próximos años para comprobar el estado de su rendimiento cognitivo, el volumen cerebral y los cambios que vayan experimentando. "Es un proyecto muy ambicioso y a largo plazo", apostilla el neurólogo.
A partir de lo que se descubra en esta etapa inicial se comenzará a trabajar en la segunda fase, que contará ya con 2.000 ó 3.000 personas y en la que se pondrán a prueba esos posibles marcadores específicos para sacar conclusiones más esclarecedoras y validarlos como herramientas de detección efectivas.
El fin último del proyecto CITA-Alzheimer es conocer cuándo se producen los síntomas, el momento en el que comienzan las primeras neuronas a morirse. "La única manera de realizar una prevención específica de esta dolencia es definir a las poblaciones de riesgo; este es el trabajo que estamos realizando. Mientras tanto, hay que aparcar la idea de que los fármacos no funcionan, porque funcionan retrasando síntomas y dando calidad de vida", añade Martínez-Lage.
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