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El burro vence a Herodes

Lazkao celebró ayer el 'Astotxo Eguna' con la representación del pasaje bíblico de la huida a Egipto de María, José y Jesús, acompañados de un burro. Este animal protagonizó la jornada en el campeonato de Gipuzkoa de asnos autóctonos

El burro vence a HerodesAG/IA

Pequeño, fuerte y con un marcado carácter. Así debió de ser el burro que acompañó a José, María y Jesús en su huida hacia Egipto, tras la orden dictada por Herodes de asesinar a todos los niños menores de dos años asentados en Judea hace 2.000 años.

Lazkao revive todos los años aquellos hechos narrados en el Evangelio según San Mateo, del Nuevo Testamento convirtiendo en protagonista al asno que, con perseverancia, acompañó a la Sagrada Familia hasta tierras egipcias.

En el Astotxo Eguna celebrado ayer, las calles de la localidad goierritarra acogieron nuevamente la representación de los hechos bíblicos, gracias a que 200 personas de esta localidad volvieron a encarnar los personajes de este pasaje.

Como en años anteriores, el papel de Herodes lo representó Asier Sukia, quien se metió en el complicado papel que refleja la crueldad del monarca judío.

Y no es para menos, porque, según los testimonios históricos, Herodes estableció un régimen basado en el terror, con una persecución sangrienta de la antigua familia reinante, que incluyó el asesinato de su propia esposa Asmonea, su suegra, su cuñado y tres de sus hijos.

Su obsesión por consolidarse en el trono frente a posibles pretendientes le llevo a la denominada "degollación de los inocentes" narrada en el Evangelio según San Mateo. Una matanza de todos los niños menores de dos años nacidos en Belén, para conjurar la profecía según la cual había nacido en aquella ciudad el que habría de ser rey de los judíos (Jesucristo).

El grisáceo día de ayer dio una iluminación tenebrosa a la representación de Lazkao que remarcó la precipitada huida hacia tierras egipcias. Centenares de personas siguieron con interés la recreación del pasaje bíblico, preparado con detalle por los lazkaotarras desde semanas atrás.

María de Lazcano

Figuras

La tradición se remonta al siglo XVII, aunque la fiesta con las características actuales tiene su origen hace dos décadas. Las raíces primigenias se remontan a 1652, cuando la esposa del almirante Antonio Oquendo, María de Lazcano, promovió esta representación en el convento de las monjas cistercienses, cuya construcción también se llevó a cabo bajo el auspicio de aquella mujer.

El legado directo de la ceremonia apoyada por Lazcano se mantiene viva aún hoy, ya que en la casa de las religiosas se desarrolla la representación con figuras de tamaño natural, tal y como se desarrollaba años atrás.

La imagen más antigua es la de la Virgen y el niño, creada en 1770, mientras que la de San José data de 1883 y la del burro está fechada en 1897.

Tampoco faltaron en la jornada de ayer la tradicional venta de obleas en paquetes de diez o veinte unidades dentro del propio convento, entre cuyos muros se elabora este dulce.

Refugio

Belén

Hacia las 13.00 horas se inició en las inmediaciones del palacio del Duque del Infantado el íntimo espectáculo -se celebra siempre el primer domingo tras el día de Reyes-, en el que se vuelca, directa o indirectamente, la práctica totalidad de los lazkaotarras.

Son precisamente los reyes de Oriente los que abren la recreación contenida en la Sagrada Escritura y, tal y como se recrea en las calles de Lazkao, mientras se ejecuta el decreto, el pueblo de Judea es el lugar que deja atrás la Sagrada Familia.

Antes de esta representación, la iglesia de las monjas cistercienses acogió una misa, acompañada por las armoniosas voces de la coral Lazkao.

A las 12.00 horas tuvo lugar en la plaza de la localidad la 12ª edición del concurso de burros, en el que únicamente pudieron participar ejemplares de la raza de las Encartaciones.

Los animales desfilaron ante el numeroso público asistente y, como aquel borrico que según San Mateo recorrió kilómetros camino de Egipto junto a María, José y Jesús, reflejaron su fortaleza física, carácter inquebrantable y leal a sus compañeros de travesía.