Donostia. A finales de este mes, miles de guipuzcoanos conducirán con más comodidad y seguridad en la A-8 entre Errenteria y Donostia gracias a la inauguración de una nueva carretera, cuyos 16,7 kilómetros permitirán absorber tráfico de la autopista. Se trata del denominado Segundo Cinturón de Donostia, que discurre en paralelo a la A-8 entre la zona de Aritzeta y Errenteria, cuyos tres carriles en ambos sentidos atraerán, según los cálculos de la Diputación de Gipuzkoa, cerca de 60.000 de los 120.000 vehículos que actualmente saturan a diario el tramo de la A-8 comprendido entre Pasaia y Añorga.

Según explicaron fuentes del Ejecutivo foral a NOTICIAS DE GIPUZKOA, la apertura de esta nueva carretera se adelantará alrededor de un mes a la fecha prevista gracias a las favorables condiciones del tiempo de los últimos días y a la aceleración de las propias obras.

La nueva carretera, que ha contado con un presupuesto de 170 millones de euros, también permitirá canalizar con fluidez los tráficos de largo recorrido que conectan la Península Ibérica con el resto de Europa a través de las cuatro conexiones de su recorrido. La primera enlazará con la A-8 en Errenteria, la segunda con la autovía del Urumea en Astigarraga; la tercera con la N-I en Lasarte-Oria y la cuarta con la A-8 en Aritzeta.

De esta forma, este vial alejará de Donostialdea todo el transporte internacional de mercancías que no tiene ni origen ni destino esta zona de Gipuzkoa.

La carretera cuenta con seis túneles, catorce viaductos y 26 pasos superiores e inferiores y, junto al eje de esta nueva autopista, se han proyectado otros 22 kilómetros en ramales y casi catorce más en la reposición de carreteras y caminos.

La infraestructura incluye el viaducto del Urumea, con un kilómetro de longitud, lo que le convierte en el más largo de Gipuzkoa, o los túneles de Perurena (421 metros), Menditxo (382 metros) y Viveros (194 metros).

La ejecución de las obras la llevan a cabo las cuatro empresas que integran la UTE (Altuna y Uria, Amenabar, Galdiano y Moyua).

Peajes La entrada en servicio del Segundo Cinturón obligará a encarecer el precio de los peajes que actualmente se pagan en las cabinas de cobro de la A-8 en Irun y Zarautz, dado que los usuarios podrán decantarse por una de las dos carreteras kilómetros más adelante, es decir, continuar por la autopista inaugurada a principios de los 70 o tomar la alternativa a través de la que se abrirá a finales de este mes.

De esta forma, el precio se incrementará en 36 céntimos para vehículos ligeros (motocicletas con o sin sidecar, turismos, furgones, furgonetas y microbuses), en 62 céntimos para los pesados de tipo I (camiones y autobuses) y 73 céntimos para los pesados tipo II (trailers, fundamentalmente).

Los guipuzcoanos que utilicen el sistema de VíaT no tendrán que pagar la subida si completan en el transcurso de la misma jornada uno o varios viajes de ida y vuelta, entrando y saliendo en la misma estación de cobro.

Como complemento al Segundo Cinturón, la sociedad foral que gestiona las autopistas guipuzcoanas, Bidegi, invertirá 1,8 millones de euros en la ampliación de la capacidad de la estación de cobro del peaje de la salida a Irun y Hondarribia.

Este peaje ampliará su capacidad pasando de ocho a diez vías, lo que permitirá agilizar notablemente el tráfico en un peaje en el que más del 50% de los tránsitos se realizan ya con telepeaje.

Además, se construirá un aparcamiento para vehículos pesados que se establecerá en los linderos del Segundo Cinturón, en Astigarraga, concretamente entre el túnel de Viveros y el de Perurena.

El proyecto permitirá construir una explanada con capacidad para 755 vehículos pesados, 250 plazas junto a la calzada en dirección Zarautz y 505 en dirección a Irun.