"éste no es un premio sólo para Behar Bidasoa, es un premio a todas las ONG que trabajan desde el voluntariado para hacer un mundo mejor, más solidario y más fraterno, porque ya nos hace falta".

Agustín Ugarte, a sus 77 años, habla rápido y, de vez en cuando, repite las cosas que cree más importantes. No en vano, ayer fue la persona más requerida por los medios guipuzcoanos, una vez la Diputación dio a conocer el nombre de Behar Bidasoa, asociación de la que es presidente, como Premio Voluntariado 2009.

La historia de Behar Bidasoa está ligada, principalmente, a Rwanda. Hace 32 años, cuando el misionero irunés José Ramón Amunárriz se fue a Kabuga, su cuadrilla, con Ugarte al frente, decidió ayudarle desde Gipuzkoa para mejorar la vida de los rwandeses. "El tenía una parroquia en un alto que estaba a nueve kilómetros de Kabuga y el único acceso eran tres troncos sobre el río. Así que dijo que para que hubiera desarrollo tenía que haber comunicación. El primer proyecto fue un puente de hierro", recuerda Ugarte.

Era el año 1977. Por aquel entonces, estos irundarras, que habían participado en la Juventud Obrera Católica, tenían clara su filosofía: "Restituir lo que el primer mundo ha usurpado al tercer mundo, aprovechándose de sus recursos naturales y fijando unos precios que benefician a unos pocos y dejan a muchos en la indigencia".

El genocidio de Rwanda de 1994, cuando las matanzas entre hutus y tutsis se cobraron la vida de más de un millón de personas, marcó un antes y un después en la labor de esta ONG. "Pensamos que teníamos que hacer algo", rememora Ugarte. Entre otras cosas, realizaron el 8 de octubre una jornada bajo el nombre Irun en Marcha por Rwanda, con 1.700 voluntarios. "Ahora eso es irrepetible. El centro de Irun estuvo cortado. Empezamos al mediodía y acabamos de madrugada, con la plaza apagada y miles de velas. Influyo mucho el que fuera la primera vez que la gente veía matar a machetazos en la televisión", recuerda.

De Rwanda se movieron al Congo, gracias a la colaboración de las hermanas pasionarias. "Es importante mirar la contraparte (quién trabaja en el país en vías de desarrollo) para las ONG. Tiene que darte fiabilidad y ser responsable, para que, si financias el proyecto, luego puedas responder con las cuentas claras ante el Ayuntamiento, la Diputación o quien sea", sostiene.

De esa forma, sobre todo con la colaboración de las religiosas, fueron consiguiendo financiación que invirtieron distintos proyectos de países del tercer mundo. Cuentan con hitos como conseguir mandar cien toneladas de comida a Tanzania, país en el que han trabajo, sobre todo, "apadrinamiento y becas" para facilitar el acceso a la educación de los jóvenes.

Entrega de galardón

El 3 de diciembre en el Palacio Foral

En la República Democrática del Congo (Lumbi), su último proyecto ha sido la construcción de un pabellón para tuberculosos. En Pereira (Colombia), trabajan con la intermediación de un grupo de cooperantes de Santurtzi (Bizkaia). Paraguay y Argentina son otros países donde se ha oído hablar de la labor que realiza Behar Bidasoa.

Pero, sin duda, su lugar fetiche es Rwanda, "donde el 48% de la población está desnutrida", denuncia Ugarte. Allí han construido una residencia para 50 mujeres a las que, además, están enseñando a cultivar y mejorar la calidad de la mandioca, el banano o el champiñón, en colaboración con un agrónomo. Y quieren seguir, "construyendo casitas", como dice Ugarte, para dar un techo a los más empobrecidos. Pero sobre todo, enseñándoles y formándoles para que lleguen a ser autónomos por sí solos.

Esta labor de 32 años es la que los patrocinadores del premio, la Diputación y Caja Laboral, han querido destacar con la entrega de un galardón que han recibido, entre otros, Nagusilan (2002) o Pastoral Penitenciaria de Gipuzkoa (2006). Su entrega se hará efectiva en el Salón del Trono del Palacio Foral el 3 de diciembre.

Será un premio dedicado a los 68 colaboradores fijos de la asociación, pero que llegan a ser mucho más gracias a la captación de voluntarios y cooperantes, porque como dice su presidente: "Más vale encender una vela en las tinieblas que maldecir en la oscuridad. Si cada uno de nosotros encendemos una, podremos conseguir mucho más".