e considera que existe una pérdida de audición cuando el umbral auditivo, es decir, la intensidad mínima de sonido capaz de impresionar el oído humano, supera los 20 decibelios (dB), siendo incapacitante aquella que supera los 35 dB.

A partir de estos baremos, las causas de la pérdida de audición son variables y dependen del grupo de edad. Una de ellas es la sordera de nacimiento. "En Euskadi, uno de cada 1.000 recién nacidos presenta sordera congénita. Las causas más frecuentes en este caso son las de origen genético y las infecciones intrauterinas. Otros factores de riesgo a destacar son el bajo peso al nacer y las complicaciones en el parto. El bebé que no oye bien tendrá dificultades para hablar y comunicarse, lo que afectará a su desarrollo emocional, social y escolar", señala el doctor Iñigo Ucelay Gallastegui, especialista en Otorrinolaringología de IMQ.

En la infancia también son muy frecuentes las otitis. De hecho, son, con diferencia, la causa más frecuente de pérdida de audición. "Alrededor del 60% de los niños y niñas ha padecido un cuadro de otitis media antes del año y un 80% la han sufrido al cumplir los dos años de edad", recalca.

Por su parte, en los adultos, "la exposición al ruido a lo largo de la vida es determinante como acelerador del envejecimiento del oído. Otras enfermedades del oído como la otosclerosis o la enfermedad de Menière, que se desarrollan en edad adulta, son causas frecuentes de pérdida de audición", destaca.

Al margen de las anteriores, existen otras causas independientes de la edad como son el trauma acústico (ruido breve de alta intensidad, como es un petardo, por ejemplo), la presencia de patología del oído externo (tapones de cerumen u otitis externas), la toma de medicamentos ototóxicos (que tienen un carácter nocivo, temporal o permanente, para el oído) y las enfermedades inflamatorias (intestinales, reumáticas...), entre otras.

Consecuencias

El doctor Ucelay recuerda que la audición es la vía habitual para adquirir el lenguaje. "La sordera implica retraso en el lenguaje, sobre todo, si es congénita, pudiendo comprometer el desarrollo cognitivo y académico de los menores. Además, puede acarrear trastornos emocionales y empeorar las expectativas laborales y profesionales a cualquier edad. La sordera es un factor muy importante de aislamiento social".

Según enumera el especialista, los pilares para reducir la probabilidad de sufrir una pérdida de audición son la prevención, la detección y el tratamiento precoz. "Es aconsejable consultar con un otorrinolaringólogo en caso de sospecha para abordar el problema cuanto antes e iniciar un plan individualizado de recuperación. En ocasiones, la solución puede ser quirúrgica".

Otros consejos que pone de manifiesto son "limitar la exposición a ambientes ruidosos, utilizar protección acústica adecuada y evitar o reducir la administración de medicamentos ototóxicos siempre que sea posible. Además, es recomendable realizar un control anual".