Las caries son una de las afecciones más comunes. Se producen cuando las bacterias de la boca transforman los azúcares de los alimentos en ácidos que atacan el esmalte dental, debilitándolo y creando cavidades.

Aunque existen tratamientos eficaces para reparar los daños, la prevención sigue siendo la mejor estrategia. Existen varios consejos clave para evitar las caries y un aspecto menos conocido pero importante: los efectos de dormir con la boca abierta, un factor al que no siempre se presta atención.

Tal y como señala la dentista Lucia Palma, durante el sueño, la saliva se reduce de forma natural, pero si además la boca permanece abierta, esta se seca por completo. Sin saliva, el entorno bucal se vuelve más ácido, lo que favorece la aparición de caries.

Asimismo, el esmalte dental se debilita y se vuelve más vulnerable a los ataques bacterianos. Además, las encías se resecan, aumentando la posibilidad de inflamación, sangrado o incluso problemas periodontales. Este hábito, común en personas con problemas de respiración nasal, ronquidos o apnea del sueño, puede tener un impacto importante en la salud oral a largo plazo.

Qué hacer si duermes con la boca abierta

Si sospechas que duermes con la boca abierta, es recomendable consultar con un especialista.

A veces puede solucionarse tratando problemas nasales, usando humidificadores en la habitación o cambiando ciertas posturas al dormir. También es útil mantener una buena hidratación antes de acostarse y evitar el alcohol o tabaco, que resecan aún más la boca.

El papel protector de la saliva

La saliva es el mejor mecanismo de defensa natural contra la caries. Neutraliza los ácidos, aporta minerales como calcio y fosfato que reparan el esmalte, y ayuda a mantener la boca lubricada. Cualquier situación que reduzca la producción de saliva, como ciertos medicamentos, estrés o respiración oral, aumenta el riesgo de desarrollar caries.

Consejos adicionales

Además de la importancia de dormir con la boca cerrada, el cepillado dental también es importante. El flúor ayuda a reforzar el esmalte y a hacerlo más resistente a los ácidos. Igualmente, el uso del hilo dental una vez al día es fundamental para eliminar los restos de comida y la placa bacteriana en zonas donde el cepillo no llega, como entre los dientes.

Los azúcares son el combustible de las bacterias que producen ácidos. Reducir refrescos, dulces, bollería industrial y aperitivos azucarados disminuye de manera significativa el riesgo de caries. En caso de consumirlos, se recomienda hacerlo durante las comidas principales, ya que la producción de saliva es mayor y ayuda a contrarrestar los ácidos.

Los refrescos contienen cantidades de azúcar muy elevdas Freepik

La mejor bebida es el agua, ya que no solo ayuda a mantener una correcta hidratación general, sino que también contribuye a la limpieza natural de la boca, arrastrando restos de alimentos y estimulando la producción de saliva.

Las revisiones periódicas en el dentista permiten detectar caries en fases tempranas, cuando todavía pueden tratarse con procedimientos sencillos. Además, el dentista puede realizar limpiezas profesionales que eliminan la placa y el sarro acumulados.

En conclusión, cuidar la salud bucal implica ser conscientes de estos factores y tomar medidas preventivas para mantener dientes y encías sanos a lo largo de la vida.