Dormir bien es fundamental para la salud, pero muchas veces pasamos por alto un elemento clave para un descanso reparador: la limpieza de nuestras sábanas y mantas.

Aunque a simple vista parezcan limpias, estas superficies pueden albergar millones de ácaros del polvo, pequeños arácnidos invisibles al ojo humano que se alimentan de las células muertas de la piel y prosperan en ambientes cálidos y húmedos como nuestra cama.

¿Por qué es importante lavar las sábanas con frecuencia?

Durante la noche, el cuerpo humano libera sudor, células muertas y aceites corporales, lo que convierte las sábanas en un entorno ideal para el crecimiento de bacterias, hongos y, especialmente, ácaros. Aunque estos diminutos seres no pican, sus excrementos y restos pueden desencadenar reacciones alérgicas, asma, irritaciones en la piel e incluso afectar la calidad del sueño.

Los expertos recomiendan lavar las sábanas al menos una vez por semana con agua caliente (a más de 60 ºC) para eliminar los ácaros y otros microorganismos. Las mantas, fundas de almohada y cubrecamas también deben lavarse regularmente, aunque pueden espaciarse un poco más (cada 2-4 semanas, dependiendo del uso y la época del año).

Almohadas sobre una cama recién hecha con sábanas blancas SIRAPHOL S.

¿Cómo saber si tus sábanas y mantas tienen ácaros?

Aunque no se pueden ver a simple vista, hay señales que pueden indicar la presencia de ácaros en tus textiles de cama:

  1. Estornudos matutinos o congestión nasal: si te despiertas con síntomas similares a los de una alergia, como estornudos, picor en la nariz o congestión, podría deberse a una exposición prolongada a ácaros durante la noche.
  2. Ojos llorosos o irritados: la irritación ocular al despertar también puede ser un síntoma de alergia a los ácaros del polvo.
  3. Picazón o erupciones leves en la piel: aunque los ácaros no pican, su presencia puede causar irritaciones en personas sensibles.
  4. Empeoramiento del asma: quienes padecen asma pueden notar un aumento en los síntomas nocturnos si hay ácaros en la cama.
  5. Presencia de polvo acumulado: si hay polvo visible en la habitación, especialmente cerca del colchón o debajo de la cama, es probable que también haya ácaros.

Consejos para mantener la cama libre de ácaros

  • Lava sábanas, fundas de almohada y mantas con agua caliente semanalmente.
  • Usa fundas antiácaros para colchones y almohadas.
  • Ventila la habitación todos los días y permite que la cama respire antes de hacerla.
  • Aspira el colchón y la base de la cama con frecuencia.
  • Mantén una humedad relativa baja (idealmente por debajo del 50%) usando deshumidificadores si es necesario.

Cuidar la higiene de tu cama no solo te protege de los ácaros, sino que también mejora la calidad de tu descanso. Dormir en un entorno limpio y saludable es una inversión directa en tu bienestar diario.