El huevo es un alimento de elevado valor nutritivo, y con un aporte de energía no muy elevado --unas 84 Kcal/unidad un huevo de tamaño medio--. Además, es uno de los pocos son alimentos que contienen vitamina D de forma natural, lo que le convierte en uno productos más que recomendable en invierno, sobre todo, que es cuando las posibilidades de obtenerla de la luz solar se reducen.

Ante la limitada exposición a los rayos UV que existe en el Reino Unido, investigadores de Universidad de Newcastle han realizado un estudio en el que han analizado hasta que punto el almacenamiento puede afectar a la concentración de la vitamina D y cuál es la mejor manera de comérselos para sacar el máximo provecho a su aporte nutricional.

Se sabe que la vitamina D ayuda a mantener sanos nuestros huesos, dientes y músculos, además de ser importante para una inmunidad fuerte. Pero algunas investigaciones también sugieren que las personas con niveles bajos de vitamina D tienen un mayor riesgo de desarrollar trastorno afectivo estacional (TAE), que es especialmente común durante los meses de invierno.

¿Dónde guardar los huevos?

Lo primero que se plantearon es dónde es mejor guardarlos, ya que es común que se guarden en la nevera sin embargo cuando se compran en el supermercado o en las pollerías no están refrigerados. Los científicos han demostrado que guardar los huevos en la encimera en lugar de en el frigorífico es importante cuando se trata de conservar la 'vitamina del sol'. Por otro lado, investigaron cinco formas diferentes de cocinarlos.

"Descubrimos que si quieres retener más vitamina D en tus huevos, entonces es mejor mantenerlos fuera del refrigerador a temperatura ambiente, como por ejemplo, como en la encimera de la cocina", señala Tom Hill, profesor de Nutrición en la Universidad de Newcastle, quien dirigió el estudio.

"Nuestros estudios anteriores han demostrado cómo podemos enriquecer con éxito los huevos con vitamina D a través de la dieta de las gallinas, lo que podría ser una valiosa fuente de alimento para ayudar a abordar el problema generalizado de la deficiencia en el Reino Unido. Así que ahora sabemos que no se trata sólo de la dieta que reciben las gallinas lo que puede aumentar significativamente la cantidad de vitamina D en el huevo, sino también de la forma en que los cocinas lo que influye en la cantidad que vas a consumir", ha añadido.

¿Cómo cocinar?

En cuanto a los mejores métodos de cocinarlos para conservar la vitamina D el investigador apuesta por comerlos en revuelto o escalfarlos. Así, observaron que lo mejor es los huevos revueltos, le siguen al microondas (escalfados), los huevos pochados, los huevos duros y, por último, los huevos fritos.

En esta última investigación, después de almacenar los huevos y cocinarlos con el método bajo prueba, se liofilizaron lotes de huevos y se analizó su contenido en vitamina D3 y 25-hidroxivitamina D3. Los científicos utilizaron la retención real para medir la proporción de vitamina D que queda en los alimentos cocinados en relación con la vitamina D originalmente presente en un peso determinado del alimento antes de cocinarlo.

Descubrieron que oscilaba entre el 78% y el 109%. Este enfoque permite diferentes porcentajes de pérdidas de peso que se producen después de la cocción provocadas por la pérdida de agua, por ejemplo. Al comparar los huevos enriquecidos con los huevos normales (no enriquecidos), se encontró que la vitamina D era entre un 22 y un 132 por ciento más alta, dependiendo del método de cocción aplicado.

El investigador, que ha publicado su trabajo en la revista Foods, afirma que el estudio está demostrando los beneficios de trabajar con la industria a largo plazo para desarrollar soluciones alimentarias reales que aborden las deficiencias de nutrientes en la población del Reino Unido. "Esto es particularmente relevante mientras esperamos los resultados de una convocatoria gubernamental de evidencia en 2022, destinada a informar las políticas para mejorar el estado de vitamina D de la población del Reino Unido", afirma.