La evolución de las sociedades desarrolladas ha situado a la mujer en una disyuntiva vital entre la maternidad y su desarrollo personal y profesional. Los profesionales todavía no hemos sido capaces de transmitir la necesidad de poner en sus manos las herramientas para tomar las decisiones adecuadas.

Cuando las mujeres se encuentran en su mejor momento biológico para tener un hijo, muchas de ellas no están interesadas o preparadas para tenerlo. Una encuesta realizada a 1000 mujeres entre 18 y 40 años en Estados Unidos mostró que el 20 % desconocía el efecto de la edad en su fertilidad.

En nuestro entorno próximo podemos ver como la edad media de la mujer, en el momento de tener un hijo, no ha hecho más que crecer. Según el INE en 2020 la edad media en España de las mujeres en su primer parto fue de 31,3 años, mientras que en el País Vasco fue de 32,1 años.

Una encuesta realizada a 1000 mujeres entre 18 y 40 años en Estados Unidos mostró que el 20 % desconocía el efecto de la edad en su fertilidad.

Estos datos no serían trascendentes si no supiéramos que, a medida que la mujer envejece, disminuye la fertilidad, aumentan los abortos espontáneos, las alteraciones cromosómicas y los defectos congénitos.

A partir de los 30 años la fertilidad empieza a disminuir. A partir de los 35 años, se acelera su pérdida y a los 38 años la mitad de las mujeres no serán capaces de conseguir un embarazo evolutivo con sus propios óvulos.

Las causas de este “agotamiento” ovárico vienen de una suerte de programación genética que hace que su reserva ovárica se vaya gastando, pero también puede verse acelerada por otras causas que provoquen un fallo ovárico precoz. Además, la presencia de otros agentes lesivos como cirugías, tratamientos con quimioterapia o radioterapia, endometriosis o hábitos poco saludables puede incrementar la pérdida de fertilidad.

A partir de los 30 años la fertilidad empieza a disminuir. A partir de los 35 años, se acelera su pérdida y a los 38 años la mitad de las mujeres no serán capaces de conseguir un embarazo evolutivo con sus propios óvulos.

Por todo lo anterior, es imperativo que las mujeres cuenten con todos los argumentos para planificar su futura y, así, buscar activamente la gestación, valorar la necesidad de asistencia reproductiva especializada o diferir la búsqueda de la gestación.

¿Cuándo es conveniente valorar la reserva ovárica?

Si no hay ninguna patología previa que recomiende hacerlo antes, a partir de los 30 años sería el momento ideal para hacer esa valoración. Las pruebas son muy sencillas y consisten en una ecografía en la que contamos los folículos antrales y una analítica en la que medimos la Hormona Antimulleriana (AMH).

Las pruebas son muy sencillas y consisten en una ecografía en la que contamos los folículos antrales y una analítica en la que medimos la Hormona Antimulleriana (AMH). Pexels

Los folículos antrales son pequeños quistes, menores de 10 mm, en cuyo interior puede haber un óvulo. Habitualmente, de los que se cuentan, uno de ellos será el que se convierta en el óvulo fecundable en un ciclo menstrual. La AMH es una hormona que se produce en esos folículos y nos ayudará a precisar cómo está la reserva. El mejor momento del ciclo menstrual para hacer este diagnóstico es durante los primeros días de la menstruación.

Este sencillo estudio nos ayudará a hacer una recomendación, que puede ser: transmitir tranquilidad a la mujer o recomendar preservar la fertilidad si no hay un horizonte próximo reproductivo.

Preservación de la fertilidad

La preservación de la fertilidad consiste en la extracción, congelación y mantenimiento de óvulos hasta el momento en que deseen una gestación.

El mejor momento para realizar este procedimiento es antes de los 37 años. A partir de dicha edad, no sólo disminuye drásticamente el número de óvulos que pueden ser extraídos, sino que disminuye la calidad y se incrementa el porcentaje de embriones con alteraciones cromosómicas.

Para realizar esta congelación o vitrificación ovocitaria, necesitaremos estimular los ovarios con hormonas y, cuando lleguen a su madurez (más o menos en unas 10-12 días), los extraeremos mediante punción. El procedimiento, de carácter ambulatorio, se hace bajo sedación y la paciente es dada de alta en el mismo día. 

La preservación de la fertilidad consiste en la extracción, congelación y mantenimiento de óvulos hasta el momento en que deseen una gestación.

Estos óvulos congelados se mantienen en nitrógeno líquido y pueden ser conservados durante años hasta que llegue el momento de ser utilizados.

La valoración de la reserva ovárica y la preservación de la fertilidad son opciones valiosas para las mujeres que deseen tener hijos en el futuro, pero prefieren retrasar la maternidad. La edad materna es un factor crítico y postergar la concepción puede aumentar las dificultades para conseguirlo.

Es esencial que las mujeres estén informadas para tomar decisiones sobre su planificación familiar. La consulta con especialistas en fertilidad puede brindar información personalizada para optimizar las posibilidades de tener un embarazo exitoso.

Dr. García Giménez

Responsable de la Unidad de Reproducción Asistida de Clínica Zuatzu

CLÍNICA ZUATZU

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